La memoria está implicada en prácticamente todas las facetas diarias, desde recordar nombres hasta conservar información en la tarea profesional o en el mundo académico. Aunque el olvido forma parte del cerebro, la neurociencia ha mostrado que una serie de hábitos específicos son determinantes para incrementar la capacidad de recordar. La aplicación de los mismos marcará una diferencia notable en la capacidad de recordar y de una mente capaz de retener el conocimiento.
Los hábitos que mejoran la memoria
El cerebro recuerda mejor la información al crear conexiones o al relacionar una información nueva con un dato previo o con experiencias vividas el recuerdo mejora. Este principio puede aplicarse también al recurso mnemotécnico, ya que los acrónimos, las rimas o las imágenes sorprendentes, constituyen maneras de establecer atajos para la retención. Cuando los datos tienen poco sentido aparente, las narrativas originales y la imaginación desempeñan un papel crítico. En este sentido, conseguir convertir una lista de palabras en una historia o hacer recuerdos de situaciones utilizando frases originales para recordar secuencias específicas, puede convertir lo abstracto en un recuerdo más concreto y más fácil de recuperar.
Repetición espaciada y recuperación activa.
Espaciar el repaso de los datos en el tiempo optimiza la consolidación de la memoria; este procedimiento no solo favorece el almacenamiento de los recuerdos en la memoria a largo plazo, sino que también optimiza la recuperación de datos.
Otro buen hábito consiste en la práctica de la recuperación activa; intentar recordar antes de luchar para consultar la respuesta fortalece las conexiones neuronales. Adivinar un dato que no se recuerda es beneficioso porque permite la fijación de un recuerdo adecuado a partir de esos intentos erróneos.
Técnicas de memoria basadas en los sentidos
El "efecto de producción" se pone en marcha cuando se permite vocalizar la información, ya que leer, recitar o cantar en voz alta activa las áreas motoras y auditivas, lo que se traduce en relaciones que refuerzan la retención. Este procedimiento resulta especialmente recomendado si nuestra materia consiste en listas, fechas o datos a corto plazo.
Si bien no incrementa la comprensión de un tema, el hábito se muestra ideal como ayuda en memorizar datos específicos. Escuchar la propia voz suma un sentido especial que convierte los datos en recuerdos más resistentes a lo largo del tiempo.
Estimulación multisensorial del aprendizaje
Introducir los sentidos en la memorización enriquece la experiencia, ya que los recuerdos acaban siendo más singulares; prestar atención a un olor, a un sonido o a una imagen determinada a la hora de estudiar o al hacer una actividad permite intensificar las asociaciones mentales presentadas.
Cuantos más sentidos se activan durante la experiencia, más neuronas y sinapsis se activan a la vez. Esta es una de las formas que permite relacionar cifras, recordar información práctica y crear memorias permanentes.
Estrategias para crear recuerdos intencionados
La mnemotecnia utiliza un espacio familiar como escenario mental para ubicar los datos; cada elemento por recordar se relaciona con un aspecto concreto que se encuentra dentro de dicho recuerdo, lo que permite que sea más fácil recordar si se alude a ese contexto.
Es un recurso eficaz para discursos, extensas listas o grandes volúmenes de información; la visualización espacial del entorno familiar amanece como poderosas anclas que dan orden a los recuerdos.
Crear recuerdos por un motivo específico
Recordar bien también puede conseguirse con una actitud consciente; tomarse el tiempo y decidir de antemano qué se quiere recordar genera una mayor atención por los detalles importantes y las emociones que este momento pueda despertar; este ejercicio permite que el recuerdo cotidiano pase a convertirse en un proceso más activo y deliberado.
Si se aplican de manera conjunta estas seis estrategias- asociación, repetición desequilibrada, recuperación activa, lectura en voz alta, estimulación sensorial y organización intencionada- la mente intensificará su capacidad para recordar. Incorporar estos hábitos convierte la memoria en una herramienta más veloz, segura y resistente al olvido.
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