Mantener una buena salud bucodental comienza con algo tan sencillo como cepillarse los dientes: esta práctica que muchas personas llevan a cabo casi de forma automática, repercute de manera notable en la prevención de enfermedades, en la estética dental y en el bienestar físico. Pero no es suficiente con hacerlo “algunas veces”, la frecuencia y el momento marcará la diferencia entre la sonrisa sana y una sonrisa expuesta a problemas.

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Lavado diario de los dientes

Un cuidado dental adecuado permite que no se acumule la flora bacteriana, que es la responsable de la existencia de las caries, del mal aliento y de las enfermedades de las encías. En una boca existen millones de microorganismos que cohabitan en equilibrio, pero ese equilibrio se rompe por la acumulación de restos de comida entre los dientes; la descomposición de esos restos generará ácidos que erosionen el esmalte y favorecerán la aparición de placa bacteriana.

El cepillado elimina esos residuos, además de frenar la proliferación de bacterias, y, por tanto, protege la salud general, dado que las infecciones en la boca pueden afectar a otros órganos del cuerpo. Por lo tanto se puede decir que la limpieza dental no solo tiene que ver con la sonrisa, sino también con el cuidando la boca y la salud de manera integral.

La frecuencia del cepillado

Lo más aconsejables es cepillarse los dientes tres veces al día, siempre preferiblemente tras las comidas principales. Si hacerlo después del almuerzo es imposible, un enjuague con agua o con colutorio contribuye a reducir la carga de bacterias. El cepillado es indispensable antes de ir a dormir, ya que es por la noche cuando la secreción salival se reduce y se incrementa el acceso a los microorganismos. Cada cepillado debe durar un mínimo de dos minutos y hacerse con una pasta fluorada, que es la gran aliada del refuerzo del esmalte y de la prevención de la caries.

Así deben lavarse los dientes

La técnica de cepillarse los dientes resulta tan relevante como la cantidad de veces que se realice la acción. Ha de realizarse con movimientos suaves, cortos y en circulo en cada diente y línea de las encías. La excesiva fuerza puede ocasionar un daño del esmalte y las encías.

La cantidad de pasta de dientes también tiene su influencia; un centímetro es suficiente para una higiene correcta. Asimismo conviene sustituir el cepillo al cabo de tres meses o bien cuando sus cerdas estén en mal estado. Complementar la rutina con hilo dental y la limpieza de la lengua asegura una mayor eficacia.

Errores más comunes

Cepillarse justo después de tomar alimentos ácidos o con alto contenido elevados de azúcar puede afectar al esmalte, y lo recomendable es esperar a que pasen unos 30 minutos para que el pH de la boca se estabilice; por otro lado conviene no cepillarse más de tres veces al día, ya que el exceso puede irritar la mucosa y alterar la microflora natural de la boca. Mantenerse alejado de estos errores permite mantener la boca limpia sin perjudicar la salud de los tejidos blandos ni el equilibrio bacteriano natural.

Otros hábitos para cuidar los dientes

La higiene de la boca no se acaba con el lavado de dientes. Mantener una dieta equilibrada, acudir al dentista cada seis meses y usar colutorios, al final del cepillado, nos mantendrá los dientes fuertes y las encías sanas. Rehidratarse bebiendo agua nos ayudará a eliminar cualquier residuo de comida que haya quedado.

Necesario para la salud

Manteniendo una rutina adecuada de mejora la calidad de vida y se evitan tratamientos costosos a futuro: cepillarse adecuadamente con la frecuencia correcta y con las herramientas necesarias proporciona una sonrisa más limpia, más fresca y más sana, cada día.

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