El efecto del consumo de alcohol en el organismo no es igual a los 20 que a los 70 años; diferentes investigaciones recientes demuestran que el paso del tiempo hace que las bebidas alcohólicas generen cambios fisiológicos y cognitivos diferentes que afectan la energía, el sueño, el metabolismo y la salud mental. La comprensión de cómo se ve alterado su efecto con la edad se torna importante para la prevención de enfermedades y para un equilibrio saludable.
Los efectos del alcohol
A los 20, resistencia física y fragilidad emocional
Durante la veintena, el organismo muestra la impresión de que tolera el consumo de alcohol, pero afecta al desarrollo del cerebro. Los lóbulos frontales, responsables de la toma de decisiones, permanecen en proceso de maduración hasta los 25 años. Un consumo excesivo en esta fase puede comprometer la salud mental, a la vez que genera más ansiedad y trastornos de la elaboración de aprendizajes y de memoria. Muchos jóvenes afirman que “aguantan más”, pero su sistema nervioso es el más sensible a las alteraciones químicas que ejerce el alcohol .
En los 30, metabolismo más lento y efectos visibles
Cuando la persona llega a los 30 años, el metabolismo para de activarse y no asimila el alcohol de la misma manera que en la juventud. Su consumo habitual resulta en la alteración de los niveles hormonales y en la reducción de la fertilidad en ambos géneros. También la piel va perdiendo su firmeza y luminosidad como consecuencia de la degradación del colágeno y la pérdida celular provocada por la deshidratación. También la energía diaria disminuye e incrementa la sensación diaria de fatiga, incluso ingiriendo cantidades moderadas.
El alcohol en la madurez
A los 40, alteraciones hormonales y sueño de baja calidad
A partir de los 40 años, el alcohol puede interferir con el sueño nocturno y la regulación del cortisol (hormona del estrés). Este puede inducir el sueño rápidamente, pero no permite alcanzar fases profundas de reposo. Esto es el responsable del cansancio matutino y de un descenso en el rendimiento. Además, el desequilibrio hormonal está relacionado con el aumento de grasa abdominal y la pérdida de masa muscular, principalmente en los hombres, por la reducción de testosterona.
En los 50, síntomas hormonales y efectos en el cuerpo
A los 50 años, muchas personas tienden a vincular todo tipo de cambios que pueden ser físicos o emocionales con la menopausia o el envejecimiento, cuando lo que realmente está interviniendo es el alcohol. Los efectos producen cambios en neurotransmisores que acaban intensificando la ansiedad, el estrés o los problemas de memoria. Por tanto, incluso pequeñas cantidades pueden producir una disminución de la materia gris del cerebro, que, en última instancia, puede aumentar el riesgo de deterioro cognitivo.
Alcohol y envejecimiento
En los 60, aumento de la vulnerabilidad celular
Al llegar a esta etapa de la vida, se asociará más el consumo de alcohol con la presencia de un riesgo para el cáncer, especialmente de mama, hígado y colon. También interfiere en la absorción de los minerales necesarios para tener unos huesos sanos, ya que acelera la reducción de la densidad que le confiere mayor resistencia a los huesos, haciéndolos más frágiles.
A partir de los 70, corazón y presión arterial en riesgo
Conforme aumenta la edad, el alcohol incrementa la tensión arterial y el riesgo de padecer accidentes cerebrovasculares. Envejecer sin el alcohol hace que se logre una mejor circulación, se reduzca la inflamación y se tenga una menor carga sobre el corazón. Los expertos coinciden en que cualquier reducción, incluso parcial, da beneficios instantáneos para la salud.
Poder adecuar la relación con el alcohol según el paso de los años, es la mejor manera de mejorar el estado de salud físico y de la salud mental de las personas en las diferentes etapas de la vida. Disminuir el consumo y llevar a cabo una dieta equilibrada, son la clave del bienestar y la recuperación de la salud del organismo.
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