Hace sólo una semana que el Rey visitó Bilbao. Como en ocasiones anteriores, el dispositivo que le acompañaba no pasó desapercibido. El miércoles 16 tocaba presidir el acto del centenario de La Comercial de Deusto. Le acompañó el lehendakari en funciones, las autoridades educativas de su Gobierno y las académicas del centro. Cortes de calles a su paso, la vigilancia de rigor y la única amenaza de decenas de estudiantes ansiosos de retratar el momento en sus móviles. Ni rastro de republicanos, tampoco de la otrora antimonárquica y agresiva izquierda abertzale. Como llegó, se marchó.

Y así ha ocurrido en los últimos años cuando Felipe VI ha acudido a no pocos actos en el País Vasco, bien como príncipe -en ocasiones acompañado de la Reina Letizia- bien como Rey de España. Pero en Vizcaya su parlamento foral, las Juntas Generales, no ven con buenos ojos la presencia del monarca, y menos aún si es para presidir un evento deportivo que lleva su nombre: la Copa del Rey de fútbol.

Ésta ha sido una de las primeras fracturas del matrimonio entre el PNV y el PSE

El Partido Popular había instado a la Diputación de Vizcaya, que preside el PNV, que solicitara a la Federación Española de Fútbol que San Mamés acogiera la final de la competición el próximo año. Antes de posicionarse, la Institución que preside Unai Rementeria había solicitado que la cámara territorial, las Juntas Generales, se posicionaran al respecto y lo han hecho para rechazar la propuesta. Ni PNV, ni EH Bildu ni Elkarrekin Podemos secundaron la iniciativa. Y eso que, según los cálculos dados a conocer por el PP, la celebración de la final de Copa podría reportar a la ciudad y su entorno un retorno de 10 millones de euros. Las razones políticas primaron sobre las económicas para votar en contra por parte de la izquierda abertzale y la formación de Pablo Iglesias y para abstenerse en el caso del PNV.

Sólo el proponente, el PP y el PSE consideraron que era una oportunidad que Bilbao acogiera en San Mamés la celebración de un evento de estas características. A igual que desde ahora lo hacen en el Gobierno vasco, también en la Diputación de Vizcaya el PNV y el PSE gobiernan en coalición, pero ésta ha sido una de las primeras fracturas de su matrimonio de gobierno. La negativa impedirá que el estadio del Athletic se convierta en la sede de la final de uno de los acontecimientos con mayor tradición en la ciudad, no en vano la formación rojiblanca cuenta con 23 copas del Rey en sus vitrinas.

El posicionamiento favorable de la Institución foral era necesario, ya que es uno de los socios de la sociedad propietaria del campo, San Mamés Barria, junto al ayuntamiento de Bilbao y el Gobierno Vasco y en cuyo seno cualquier decisión se debe adoptar por unanimidad.

Las razones esgrimidas por EH Bildu apuntaban hacia la necesidad de no “normalizar” la visita de un monarca “impuesto”, Podemos consideró que supondría “politizar” el evento y el PNV no se mojó al considerar que en su celebración había “pros y contras”.  Desde el PSE, que sí se defendió solicitar la celebración de la final se tildaron los argumentos en su contra de “política rancia que huele al pasado” y desde las filas populares se denunció un nuevo “veto” sin sentido y con tintes eminentemente “nacionalistas”.

San Mamés será una de las sedes de la Eurocopa y en él jugará la selección de Lopetegui si se clasifica

No es la primera ocasión en la que la utilización de San Mamés en eventos con implicaciones nacionales provoca el rechazo de estas formaciones. El anterior diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao, rechazó que el estadio bilbaíno se convirtiera en una de las 13 sedes de la Eurocopa de 2020. En su negativa llegó a asegurar que de serlo tendría que jugar la selección española y eso provocaría incidentes y la necesidad de “sacar los tanques” a la calle y evitar incidentes con frentes radicales llegados a la ciudad en un “montón de autobuses con banderas rojigualdas, con aguiluchos y toros negros encima a tomar posesión de las provincias traidoras”, afirmó.

Su posición, al igual que ahora, provocó división en el seno del PNV, donde muchas voces, entre ellas la del fallecido alcalde Iñaki Azkuna, -al igual que hoy el alcalde de Bilbao Juan María Aburto- abogó por anteponer los intereses de la ciudad sobre las opiniones políticas. Finalmente, San Mamés será una de las sedes de la Eurocopa y en él jugará la selección de Lopetegui si logra clasificarse.

En los últimos años Bilbao ha fomentado la acogida de eventos deportivos de otra índole, como la Vuelta Ciclista a España, que también en un primer momento provocó el rechazo de ciertos sectores. El siguiente reto es convertir la capital vizcaína en punto de salida de una etapa del Tour de Francia.