El universo de los SUV o todocamino está en franca expansión. No solo por esa magnífica acogida del mercado que se traduce en fuertes incrementos en las ventas cada año, sino además por la cantidad de segmentos en los que tiene presencia esta categoría de vehículos. Al igual que ocurre con los turismos,  los todocamino están presentes en los tradicionales segmentos del mercado, desde el popular segmento utilitario (B), pasando por el demandado C o compacto, hasta llegar a los grandes SUV de lujo.

La gran oferta existente contempla SUV de todos los tamaños para satisfacer las necesidades de cualquier  usuario. Pero la creatividad de las marcas está para algo más que ofrecer un producto para cada necesidad, también tienen que complacer a ese otro cliente que da importancia a otras cuestiones, aparte de las de índole práctico. Ese tipo de cliente que busca un vehículo distinto, diferenciador y acorde con sus gustos. Ya no es una cuestión de tamaños, más bien de formas.

En el año 2005 la firma coreana SsangYong dio a conocer un curioso todocamino con ciertas cualidades de todoterreno, el Actyon, que sorprendió por su original trasera de corte coupé. Un formato  no utilizado hasta la fecha por ningún fabricante de SUV fruto de mezclar dos conceptos: todocamino y coupé.  Su inédita carrocería causó  impacto, pero su peculiar frontal, algo difícil de digerir, no contribuyó a una plena aceptación. Quizá, paradójicamente, sea la parte trasera la más atractiva del vehículo. Paradojas aparte, la silueta coupé de esta zona es la que realmente le personaliza, la que le distingue del resto de los todo camino y la idea directriz del proyecto.

Si a una marca coreana generalista se debe el honor de inventar un nuevo concepto de todocamino, el SUV coupé, no deja de resultar anecdótico que fuera una marca especialista, BMW, quien realmente diera relevancia a esta categoría de vehículos. Fue en 2008, con el lanzamiento del BMW X6. Con su comercialización la marca alemana contribuyó a que se diera a conocer, que no popularizar, el concepto de todocamino coupé.

Con la profunda remodelación de su gama SUV, Mercedes propuso un poderoso oponente para hacer frente al BMW X6, la Clase GLE Coupé

BMW lanzó el señuelo y no tardó en encontrar adecuada respuesta. El guante lo recogió como no podía ser de otra forma un gran rival, como  es Mercedes-Benz. Con la profunda remodelación de su gama SUV, Mercedes propuso un poderoso oponente para hacer frente al BMW X6, la Clase GLE Coupé. Estos dos modelos confirman que los SUV coupé de lujo debutaron copando la parte más alta del mercado. Pero una idea que poco a poco ha ido ganando adeptos necesita de la ayuda de nuevos modelos para seguir su proceso de expansión, necesita de una muy lógica segmentación. A este respecto, lo último de Mercedes-Benz dentro de la categoría de los todocamino coupé  de tamaño medio es, la nueva Clase GLC Coupé, derivada de la Clase GLC. Dentro de esta gama, el modelo diésel de acceso es el Mercedes-Benz GLC Coupé 220d con motor de 4 cilindros y 170 CV.

El Mercedes-Benz GLC Coupé es una propuesta distinta con respecto a la ofrecida por el GLC. A simple vista su silueta coupé le dota de una fuerte personalidad a la que se suman una serie de cualidades que le confieren esa deportividad que busca el cliente al que va dirigido. Un cliente que en cierta forma busca salirse de lo convencional tanto en la forma como en el fondo. A este respecto, el GLC Coupé lleva más equipamiento de serie que el GLC convencional, incorporando elementos como, la tapicería en símil piel, el portón trasero eléctrico, la cámara de visión trasera o la suspensión deportiva.

El corte coupé no se queda meramente en lo emocional, en lo visual, constituye toda una declaración de intenciones para proponer un modelo de talante y comportamiento más deportivo. Deportividad a la que asimismo se adecua con una  carrocería de menor altura, 1,60 m frente a los 1,64 m del GLC y desde el punto de vista dinámico con un tren de rodaje deportivo y una dirección más directa.

Este tren de rodaje deportivo de serie puede sustituirse por cualquiera de las otras dos propuestas opcionales de suspensión que se proponen, el Dynamic Body Control o el Air Body Control. El primero es un sistema convencional que cuenta con amortiguadores de dureza variable, mientras el Air Body Control constituye una auténtica primicia al  ser el GLC Coupé el único vehículo de su categoría que puede montar una suspensión neumática. La suspensión neumática constituye una especie de panacea al conjugar un inigualable confort de marcha con un óptimo comportamiento dinámico gracias a que puede variar tanto la flexibilidad de los muelles (resortes neumáticos) como la dureza de los amortiguadores.

El Individual permite ajustar motor, cambio, tren de rodaje y dirección de forma separada

Pero hay que resaltar que con la suspensión deportiva que monta de serie, el comportamiento del vehículo es muy satisfactorio. Incluye el Dynamic Select, sistema  que permite configurar el vehículo en función de las preferencias del conductor a través de cinco programas de conducción: Eco, Confort, Sport, Sport+ e Individual. Cada uno de ellos prima determinados aspectos, el Eco persigue conseguir la máxima eficiencia para recortar el consumo, mientras los programas Sport están enfocados a obtener las mejores prestaciones deportivas. Por otro lado, el Individual permite ajustar motor, cambio, tren de rodaje y dirección de forma separada, de tal forma que se puede seleccionar el reglaje Sport para el motor y el reglaje Confort para la suspensión.

El coche se sujeta muy bien, con unos contenidos balanceos a la hora de abordar las curvas a la vez que tolera sin perder la compostura los continuos cambios de apoyo que se dan en los trazados más sinuosos. Eso sí, las irregularidades del asfalto se dejan notar, repercuten en el confort de marcha. Pero es el lógico tributo que hay que pagar para propiciar que un vehículo de sus características, con algo más de 1,7 toneladas de peso, haga gala de una inusitada agilidad a la hora de negociar las curvas. La sorpresa llega a la hora de circular por asfalto en buen estado, un escenario en el que regala un sobresaliente confort de rodadura. Dado su enfoque deportivo y su menor altura libre al suelo (17 cm) con respecto al GLC, no resulta un modelo muy adecuado para excursiones campestres. Razón por la que no se ofrece el paquete off-road.

Aunque una carrocería coupé impone una serie de servidumbres de índole práctico, apenas resta funcionalidad en el caso del Mercedes-Benz GLC Coupé. El maletero sólo pierde 50 l en comparación con el GLC, proporcionando un generoso volumen de 500 l que se puede ampliar hasta los 1.400 l abatiendo los asientos traseros. Con respecto a la habitabilidad cabe reseñar que las plazas traseras cuentan con unos 10 cm menos de altura debido al perfil del techo en esta zona del vehículo. Aun así, pasajeros que midan  1,85 m de altura se acomodarán sin problemas, sin rozar con la cabeza en el techo.

Proporciona una buena respuesta a lo largo de toda la escala del cuentavueltas y suficiente potencia para mover con cierta alegría el coche

Para el mercado español, el modelo diésel de acceso a la gama es el Mercedes-Benz GLC Coupé 220d 4Matic, cuyo precio es 53.075 euros. Está propulsado por un motor diésel de 4 cilindros en línea con 2,2 litros de cilindrada que desarrolla 170 CV. Proporciona una buena respuesta a lo largo de toda la escala del cuentavueltas y suficiente potencia para mover con cierta alegría el coche. No ofrece aceleraciones fulgurantes, pero los 8,3 s que invierte en pasar de 0 a 100 km/h es una elocuente cifra capaz de convencer a los conductores que gustan rodar ligeros.

El apartado consumos sale asimismo muy favorecido, pues el consumo medio oficial de 5 l/100 km se complementa con consumos reales entre 6 y 7 l/100 km, en función del uso que se haga del vehículo. Este propulsor lleva acoplado de serie un sofisticado cambio automático de 9 velocidades de exquisito funcionamiento, tanto por la rapidez en los cambios como por la suavidad con la que los ejecuta. Es un magnifico aliado del motor a la hora de aprovechar todo su potencial, puesto que sus 9 marchas facilitan que haya siempre una buena respuesta ante las demandas del acelerador. También es un importante socio para el consumo. Circular a velocidades legales con las relaciones más largas supone para el propulsor regímenes de giro muy bajos.

Este modelo asimismo monta de serie, el sistema de tracción integral permanente 4Matic. A diferencia de otros sistemas 4x4 que trabajan a tiempo parcial, el 4Matic emplea un diferencial planetario para distribuir el par entre los ejes delantero y trasero en una proporción de 45:55. La tracción total 4Matic juega un papel preponderante en la dinámica del vehículo, aporta un plus de seguridad y supone una gran ayuda a la hora de transitar por pavimentos resbaladizos.