El científico británico Stephen Hawking padecía esclerosis lateral amiotrófica (ELA). La enfermedad lo postró en una silla de ruedas y fue reduciendo sus capacidades motoras hasta que una traqueotomía le robó su voz, que recuperó, metálica, en forma de ordenador que él mismo diseñó para poder expresarse y seguir dando clases, conferencias y espacios televisivos.

Aquel ordenador fue utilizando diferentes mecanismos, con tarjetones de ortografía primero y después un botón que manejaba desde su pulgar derecho. Sin embargo, la enfermedad degenerativa que padecía fue mermándole poco a poco la capacidad muscular y aquello obligó a ir mejorando la tecnología.

La última que utilizaría y más avanzada fue de la mano de la compañía Intel y la tecnología SwiftKey. En 2015, anunciaron un nuevo sistema a la medida de Hawkins: el científico se comunicaba a través de un sensor infrarrojo instalado en sus gafas que detectaba tics en su mejilla.

El sistema se llama ACAT (assistive context aware toolkit) y servía al científico para seleccionar, con sus movimientos musculares faciales, caracteres o navegar por menús. Además, gracias a un algoritmo de texto predictivo basado en las temáticas habitualmente utilizadas por el científico, el científico podía agilizar su comunicación.

Intel liberó el sistema ACAT en 2015 para que cualquiera pudiera utilizarlo sin coste.