Ivan, ucraniano, se instaló en España hace seis años. Tiene 21 y hoy, tras los acontecimientos que se han desencadenado desde la madrugada, ha pedido el día libre en el trabajo. "Estoy nervioso y preocupado. Tengo que ayudar a mi país como pueda. Hay que luchar contra estos cerdos (sic)", desliza apostado frente a la embajada rusa en España. "Mi tío está en el ejército ucraniano, en primera línea", dice con la voz entrecortada.

Una docena de residentes ucranianos en España se ha congregado desde primera hora de este jueves en las inmediaciones de la legación diplomática rusa, rodeada por un cordón policial cada vez más numeroso. "Vamos a resistir aquí por la agresión rusa a mi país. Vladimir Putin es un cínico y un déspota que debe ser juzgado", comenta Yuri Chopyk, un ingeniero afincando en Madrid que confía en la fortaleza del ejército ucraniano para repeler la ofensiva lanzada este jueves por Moscú.

"Ha empezado una invasión masiva de Ucrania. Ha comenzado una guerra y aquí nadie da explicaciones. Nos hemos preparado para un escenario como éste", explica Yuri, quien presume del pasado heroico de su familia. "Mi padre fue soldado en la II Guerra Mundial en Eslovaquia. Cuando regresó a Ucrania, los servicios secretos soviéticos lo mandaron a un campo en Siberia hasta 1959 por ser patriota ucraniano", recuerda. Él nació un lustro después de su liberación.

Al grito de "fascista", "asesino" o "terrorista", los representantes de la comunidad ucraniana en España -alrededor de 111.000 personas- han pedido el fin de un ataque que los mantiene en vilo. Entre lágrimas, Svitlana empuña un rótulo que suplica "detener a Putin". "No a la guerra", añade. "Llegué a España hace más de 20 años. Venía para unos años, como una emigrante, pero me terminé quedando. Mi hijo regresó a Kiev y estoy preocupada por él", relata.

"Lo que se ha producido esta noche no es simplemente el bombardeo de las zonas fronterizas con Rusia. También se han lanzado ataques contra otras ciudades e instalaciones del país", advierte con indignación Andriy Modrytskyy, asido a una bandera ucraniana repleta de mensajes escritos por una unidad del ejército ucraniano en Donetsk, una de las autoproclamadas repúblicas separatistas del Donbás.

Andriy, ucraniano afincado en España, frente a la embajada rusa en Madrid. FRANCISCO CARRIÓN

"Toda mi familia está ahí. Están tranquilos hasta el punto que se puede", dice el ucraniano, con más de dos décadas de residencia en España. "Desde 2014 decíamos que esto podía suceder. Hemos resistido hasta que hemos podido pero en estos momentos Ucrania necesita un apoyo de Europa y ya hablar solo de sanciones es poco. Cuando ha empezado la guerra, las sanciones se quedan cortas", asevera quien reclama "apoyo militar".

A juicio de Yuri, "el plan de Putin es que un país libre y soberano como es Ucrania sea borrado del mapa". Pero, a pesar de que la fuerza militar rusa supera con creces a la de su país, Yuri confía en la capacidad de los suyos para enfrentarse al cataclismo. "El régimen comunista siempre temió a los ucranianos por su carácter libre. Putin es un maniático que le espera el mismo destino que el de todos los dictadores del mundo", añade.

Ucranianos a las puertas de la embajada rusa en Madrid. F.C.

"Ucrania no está en sus manos, como Putin piensa. Ellos han salido de nuestra cuna. Rusia no tiene ninguna raíz y va atacando a otros países vecinos. Putin perderá esta guerra", vaticina Yuri mientras sostiene una pancarta. "Cuando caiga el último soldado ucraniano, Rusia vendrá a por el resto de Europa, a por cada uno de vosotros. El mundo está en peligro", reza el rótulo.

Entre la comunidad ucraniana en España, miembros de un país que lleva años litigando con el vecino, hay quien considera que la agresión iniciada este lunes, una continuación de la anexión de la península de Crimea en 2014, será "la tumba" de Putin. "Esto es una amenaza para el mundo entero, empezando por Europa. No será una guerra corta, pero los ucranianos lucharán hasta el final. De eso no hay duda", concluye.