La imparable cuenta atrás hacia el 22 de mayo tensiona a los partidos independentistas. Junts per Catalunya y ERC, ya con los votos delegados de Puigdemont y Comin y sin necesidad de la CUP, tienen poco más de tres semanas para investir a un presidente o verse abocados a elecciones. Un escenario que algunos diputados cercanos a Puigdemont mantienen vivo, pero que amplios sectores del independentismo rechazan como a la peste.
Oriol Junqueras lleva meses presionando desde Estremera por un Govern efectivo que permita el levantamiento del 155 y la recuperación de la Generalitat. Es el responsable de la apertura del mensaje republicano hacia los comunes, a los que el presidente del Parlament, Roger Torrent, también de ERC, ha interpelado en incontables ocasiones.
El pulso entre las bases del independentismo apunta a un castigo electoral para ERC si los catalanes vuelven a las urnas. Eso, unido a la más mínima desmovilización del bloque independentista haría tambalearse su actual mayoría absoluta, ya menguada respecto a la de los comicios de 2015. Por eso Junqueras avisa: "Ningún buen republicano entregaría sus herramientas de gobierno a los enemigos de la República".
Oriol Junqueras:
"Cap bon republicà entregaria les seves eines de govern als enemics de la República."
— Oriol Junqueras 🎗️ (@junqueras) April 28, 2018
Así se ha expresado el líder de ERC este sábado desde prisión, en un mensaje difundido a través de su cuenta de Twitter, en mitad de la polémica desatada por la renuncia de Junts per Catalunya a investir al expresidente Carles Puigdemont si esto implica forzar a la Mesa del Parlament a desobedecer, expresada el viernes por el portavoz Eduard Pujol.
Tras estas palabras, fruto de la admisión a trámite del Constitucional del recurso del Gobierno contra al investidura de Puigdemont, y del dictámen del Consejo de Garantías Estatutarias contra la reforma de la Ley de Presidencia para permitir la investidura a distancia, se ha abierto una brecha dentro del grupo parlamentario de JxCat.
La portavoz del PDeCat, Maria Senserrich, reaccionó en una entrevista asegurando que el plan D deberá surgir del acuerdo y la opinión de todos los miembros del grupo parlamentario. Rápidamente, el círculo más cercano a Puigdemont ha reaccionado en las redes sociales para desautorizarla y transmitir un mensaje unánime: si el presidente no es Puigdemont, deberá ser quien Puigdemont decida.
Así lo han dicho tanto la presidenta del PDeCat, Neus Munté, como la alcaldesa de Girona y diputada de Junts per Catalunya, Marta Madrenas, quien advirtió hoy también en Twitter de que el candidato a la investidura para presidir la Generalitat debe ser el expresidente "o quien diga Puigdemont".
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