"Morante de La Puebla pertenece a la llamada línea de toreros artistas. Considerado como torero de arte indiscutible del siglo XXI hasta el momento y sucesor de Curro Romero. (...) Es un torero controvertido dada su inconstancia en los ruedos, algo intrínseco en los llamados toreros de arte, actitud que provoca a la vez broncas y despierta pasiones. (...) Es el jefe del capote (...), domina el tercio de banderillas y es un fiel ejecutor de la lidia con la muleta al estilo de Sevilla. Sin embargo, tiene su punto débil en la suerte suprema, la cual le ha privado de números trofeos".
La Wikipedia sobre Morante.
Pues bien, el "jefe del capote" es El Jefe. Y el más listo de la clase, como se esforzó en demostrar el jueves. Tiene tantísimas diferencias con Curro Romero que la razón induce a obviar esas comparaciones. Ni en lo personal; Curro Romero jamás estaría tomándose una cerveza en el Donald a la mañana siguiente. Nadie apenas sabía ni dónde se vestía.
De Curro Romero a Morante, con las felices estaciones de Ortega y Aguado, la Sevilla taurina hierve desde 2019. A ver quién es capaz de relatar todo lo que está pasando y desconocemos. Fuego cruzado. Y en el ruedo, a disfrutar los que vamos.
El "jefe del capote" -exultante a veces la Wikipedia, qué maravilla- agregó a su catálogo esas delicias a una mano que delatan un sublime manejo de los trastos, para eso lleva ya toreando de seguido más de 30 años, con sus baches. Ma in Ispagna son già mille e tre. Mas en Sevilla son ya no sé cuántas las orejas cortadas en las últimas cinco temporadas, como aquel desternillante catálogo de excesos mujeriegos de Don Giovanni para asombro de la Madamina.
Tiene tantísimas diferencias con Curro Romero que la razón induce a obviar esas comparaciones. Ni en lo personal
Morante te sigue dejando asombrado, orejas al margen por supuesto. Porque a esos toreros de la wikipediana "línea de toreros artistas", excepcionales, bastaba para muchos con verles hacer el paseíllo, cómo ha sido la media o el arrebatador desplante al finalizar la serie.
Ese concepto, esa línea, ha sido dinamitado por más de mille e tre. Lo que estamos disfrutando en estas últimas cinco temporadas con Morante llega a abrasar. Claro que hay que ponerlo entre los más grandes de los grandes, pero cuidado con meterse en esas arenas movedizas dado que ya nadie ha visto a todos esos grandes de entre los grandes.
Estaba claro que esta semana del vergonzante apagón iba a acabar en la Maestranza con su luz propia, una exquisitez siempre esta plaza. Nos tentamos la ropa para designarlo el más grande de la Historia, aunque estamos leyendo estos días -llama la atención la ausencia de comparaciones con genios del flamenco- que es como el Cachorro, que es una descarga de electricidad y de pasión y, cómo no, que es el Papa del Toreo. Pasan muchísimas cosas fuera de la plaza de toros, pero dentro nos lo pasamos de lo lindo.
Y fuera. Porque cómo fue la celebración. De aquella manera. El langostino de Sanlúcar se insufló orgulloso de morantismo y se plantó en la mesa con unas proporciones estratosféricas. Se batía a duelo con las copas de manzanilla, perfecto acompañante de la merluza frita, las navajas tan frescas, la ensaladilla de gambas, el lomito ibérico, el solomillo de ternera y el despampanante tocino de cielo. Poco me parece ciertamente al recordarlo. Justo, falta la tapa estrella. El revilla.
-Cliente: ¿Por qué se llaman revilla?
-Camarero: Por el presidente, por quién va a ser.
(Esto es Sevilla).
Los revillas, con la anchoa revolcándose gozosa por el foie, desaparecían del plato como los habanos. Mis amigos tienen la sutileza de confiscarlos en noches así con un deleite sin igual. Si no te espabilas, te quedas sin puros, sin revillas y casi sin habla con tanta gente a la que atender.
Los revillas, con la anchoa revolcándose gozosa por el foie, desaparecían del plato como los habanos
A las espaldas de esta maravillosa Bodeguita Casablanca (dos mesas altas ocupadas con vista a la Giralda) por la que pasaron abogadas y abogados, marquesas y bancarios, directores de cine, editores y profesoras de yoga de alto standing, también proliferaron los periodistas de distinto género, que no se pierden una, se cabrean entre ellos y quieren más y más. No se sacian. La Griso (Barcelona, 1969; toda una vida sin presenciar algo semejante, por Morante), claro, no daba crédito.
A las espaldas, decía, de este templo pagano -"Al cliente se le pide compás, no se le da la carta", es el lema de Casablanca-, vigilados en el camino por la mirada de El Pali, siguen dispensando en la noche sevillana. Subiendo unas escaleritas, el establecimiento pone a disposición de la concurrencia un sofá de albero que, aquí sí que entramos a saco en el tópico de la semana, es un auténtico Trono de San Pedro. Allí recibes a los amigos con sus historias, sus sentimientos, que si le hemos visto faenas mucho mejores al Genio y demás farfulla. La satisfacción se mantiene inalterable.
Hay que insistir: a los toros no se puede ir sólo a ver lo que pasa en la plaza. Es lo que hace distintivas a estas citas. Allá cada cual adónde va, pero hay que ir, estar, pasear, consumir. El toreo es muy serio, pero el disfrute tras el buen toreo no tiene paragón.
Obligado a dejar el trono papal, ese sofá albero de tintes bicentenarios, corría ya el rosé y la cubitera de hielo pilé se convirtió sin quererlo en un cáliz de gloria -venga topicazos vaticanistas-. La implosión del mariachi por José Alfredo Jiménez rubricó el jueves de preferia en la semana del apagón, del cónclave y de sabe Dios.
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2 Comentarios
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hace 1 segundo
Es deliciosamente humano, el contraste y altibajos de un ser humano. Y en un genio estos son más acusados, por lo que doblemente deliciosos.
hace 4 horas
Grande Maestro MORANTE.
Grande Partido VOX.