Representa “un continuismo creativo”, explica a El Independiente Giovanni Maria Vian, una de las enciclopedias vivas del Vaticano y la historia de la Iglesia católica. Quien fuera director de L'Osservatore Romano, el rotativo de la Santa Sede, traza a vuelapluma el perfil de Robert Francis Prevost, el cardenal que a última hora de ayer escogió el nombre papal de León XIV para suceder a Francisco. Y dibuja velozmente, al ritmo vertiginoso en el que se precipitaron los acontecimientos, lo que podría esperarse del primer estadounidense como Vicario de Cristo y su función de reconciliar a las diferentes 'familias' del clero, en mitad de las advertencias de cisma de algunos altavoces.
“Otra vez un americano muy especial porque es de origen europeo: tiene sangre italiana, francesa y española. Ha sido misionero en Perú, superior general de los agustinos y obispo. Es realmente un perfil muy complejo”, desgrana el historiador italiano. A sus 69 años, el nuevo Santo Padre vaticina un Papado diferente al que imprimió el argentino “llegado del fin del mundo” y su carácter, a menudo impulsivo y -esbozan en círculos eclesiásticos- con tics autoritarios. “Los cardenales del cónclave estaban buscando un bergogliano que no fuera acrítico y lo han encontrado”, remata Vian.
"Es la solución óptima"
El agustino Prevost, nacido en Chicago, ha vivido en Perú durante más de 20 años como misionero, párroco, maestro y finalmente obispo en Chiclayo, convirtiéndose en ciudadano peruano por exigencia legal. En el cónclave más diverso y numeroso de la historia, ha sido la solución de consenso que han hallado los purpurados para servir de continuidad con las reformas emprendidas por el argentino pero con garantías de que tolerará un ejercicio más colegiado del poder, con mayor implicación de los cardenales y el resto de la curia.
“Es la solución óptima. Es lo que yo pensaba cuando decía que había que buscar a un tercer hombre”, señala a este diario Luis Badilla, el vaticanista de origen chileno que durante años mantuvo “Il Sismógrafo”, una bitácora imprescindible para conocer lo que acontece en el corazón de la institución católica. “Se trata de un cardenal bergogliano pero al mismo tiempo no bergogliano, capaz de reconciliar a la Iglesia sin renunciar a las reformas pero limpiándolas o evitando que se contaminen con posibles interpretaciones políticas o ideológicas”, avanza Badilla a modo de pronóstico sobre su pontificado que apenas arranca.
“Después de una negociación han encontrado la mejor solución para el momento. Las declaraciones del propio Prevost son precisas y clarísimas: la idea es que la iglesia sea cristocéntrica pero que lo sea al servicio del hombre sin pretender poner los pies en la política llamando la atención inmediatamente sobre la paz que la Iglesia tiene que ella misma demostrar para luego testimoniarla al mundo”, analiza el veterano vaticanista latinoamericano, uno de los referentes en Roma de las pulsiones y las necesidades de reforma que laten en una institución con dos milenios de historia. "La mayoría pensábamos que un cardenal estadounidense nunca llegaría a ser Papa, pero Prevost recibió un fuerte apoyo de cardenales de Latinoamérica, donde trabajó durante 20 años. Es políglota y tiene fama de escuchar. El Espíritu Santo sigue sorprendiéndonos", esboza el jesuita estadounidense Thomas Reese.
Un hombre equilibrado y reservado
Prevost es considerado un hombre equilibrado, humilde y reservado, con una fuerte vocación por el trabajo pastoral directo con la gente, especialmente con los pobres y migrantes. Promueve una Iglesia próxima al pueblo y rechaza el clericalismo. Ha sido crítico de visiones radicales del cristianismo político, como las asociadas al gobierno de Trump e importante en la jerarquía católica de su país de origen.
De hecho, su elección lanza -según los vaticanistas consultados- un mensaje al inquilino de la Casa Blanca. “Que sea estadounidense da que pensar en una contrafigura de Trump y esto puede ser muy positivo porque pareciera que la geopolítica es el único esquema posible hoy y puede proporcionar mucho más relevancia a la Iglesia de la que tiene hoy”, arguye Badilla. Respecto a los temas sociales, Prevost ha mostrado posiciones más conservadoras que su predecesor Francisco, especialmente respecto a la comunidad LGBTQ+ y a la educación de género. Se opuso, por ejemplo, a incluir temas de identidad de género en el currículo escolar peruano y en 2012 criticó la "normalización" de familias con padres del mismo sexo.
Quiere seguir los pasos del padre de la doctrina social, la encíclica más progresista que ha tenido toda la Iglesia
Badilla discute que encarne un simple continuismo. “Habría que esperar 6 o 7 meses, partiendo desde este viernes. Tiene que confirmar a los ministros, a los cardenales decanos. Ahi veremos las primeras señales”, desliza. “Quizás interrumpe parte de lo que ha hecho Francisco. El hecho de llamarse León XIV y el uso de ornamentos papales suponen una ruptura. No declara una guerra civil con lo anterior pero sus palabras deben entenderse como un medio de poner fin a la guerra civil”. A su juicio, su pontificado aspira a trazar puentes con el pasado inmediato y con los diferentes sectores que se han enfrentado en el cónclave más heterogéneo: “Es la tercera solución. No podemos mirar hacia atrás para cancelar el pasado porque el pasado tiene cosas buenas y malas. Tenemos que mirar al futuro pero a partir de la base que existe y que la Iglesia tiene sin renunciar a la contribución de Francisco”.
En este razonamiento subyace también la lectura del nombre escogido. “Si fuera continuidad, se hubiera llamado Francisco II, pero ha optado por seguir a León XIII, el pontífice que rigió los designios de la iglesia católica entre 1878 y 1903, convirtiéndose en el cuarto Papa más longevo de la Historia. “León XIII es el padre de la doctrina social de la Iglesia que firmó la madre de todas las encíclicas sociales”, subraya Badilla. Así, en su encíclica Rerum novarum, de 1891, abordó los derechos de los trabajadores a un salario justo, condiciones de trabajo seguras y la formación de sindicatos, al mismo tiempo que rechazaba el socialismo y el capitalismo salvaje. El texto le valió el sobrenombre del “Papa social” o el “Papa de los trabajadores”. “Que un hombre que tiene en el corazón de su magisterio, lo que León XIII llamaba la cuestión obrera, la cuestión social, la lucha por la igualdad contra la desigualdades. Lo está diciendo todo. Quiere seguir los pasos del padre de la doctrina social, la encíclica más progresista que ha tenido toda la Iglesia”, apunta Badilla.
Las reformas pendientes
Prevost fue uno de los colaboradores de confianza del Papa Francisco, quien lo nombró en un cargo clave en el Vaticano: la oficina que elige y supervisa a los obispos a nivel mundial. Fue designado cardenal en 2023, uno de los últimos en incorporarse al colegio cardenalicio. Comparte con el argentino su preocupación por las periferias y los marginados, pero -al menos hasta ahora- ha mostrado un estilo más discreto y menos carismático, un alivio para una parte de los purpurados. Francisco amplió la diversidad geográfica en el Colegio Cardenalicio, lo que acabó permitiendo que figuras como Prevost fueran consideradas para el papado. León XIV probablemente continúe con el enfoque consultivo iniciado por Francisco, incluyendo a laicos en reuniones episcopales.
Por delante tiene reformas que resultan imprescindibles y urgentes, desde las problemáticas finanzas del Vaticano hasta avanzar en el papel de la mujer en la Iglesia, abordar el tema del celibato, la reforma de la curia o dar una respuesta convincente a los casos de pederastia en el seno de la institución.
Precisamente este último asunto se proyecta como una sombra en su biografía. No se le acusa directamente de encubrimiento intencional, pero sí de falta de acción proactiva, falta de comunicación pública y de priorizar la seguridad de los niños. Unos reproches que Prevost comparte con muchos otros compañeros cardenales. Cuando era superior regional de los Agustinos, autorizó o al menos aprobó un sacerdote agustino acusado de abusar sexualmente de menores. El cura fue alojado en un monasterio cercano a una escuela católica, sin que se informara adecuadamente a la comunidad escolar o a los padres. “El nuevo Papa, aunque norteamericano, ha ejercido como religioso durante décadas en Perú. Por tanto, como Francisco, conoce bien la gravedad de la crisis de la pederastia clerical en Iberoamérica”, apunta a este diario Miguel Hurtado, víctima de abusos sexuales en España y uno de los rostros en la batalla por la reparación de los supervivientes.
“La tolerancia cero contra el abuso y el encubrimiento en la Iglesia o la reparación de los supervivientes no puede depender del código postal de las víctimas. No puede seguir habiendo una vara de medir en Norteamérica y en Europa y un estándar inferior en América Latina, Asia y África. El nuevo Papa tiene que establecer el mismo estándar de respuesta en todos los países católicos, denunciar todos los casos de pederastia y la justicia civil, abrir los archivos canónicos, cesar a los obispos encubridores y reparar a las víctimas”, agrega Hurtado. Para Badilla, su biografía anticipa un papado distinto al de Francisco. “Prevost es progresista, pero no es un hombre de palabras ni de anuncios”, concluye.
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2 Comentarios
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hace 9 segundos
La Orden de los Benedictinos se encarga de la vida monástica en Cuelgamuros y a tiro de piedra se encuentran 42 agustinos en el Monasterio del Escorial donde es famosa su escolanía que cantan como los ángeles. ¿Le cantará el PROVOST las cuarenta a Sánchez desde la parrilla de San Lorenzo por el desaguisado que se cuece con la cruz más alta del mundo sazonado y condimentando por el previo Francisco, jesuita? ¿Tiene ya un guiso (L)eón XIV? I wonder!
hace 19 minutos
Prevost y Provost la misma raíz: Del Middle English, del tardío Old English «prōfost,» «prāfost»; del Latin tardío «prōpositus», variante del Latin «praepositus» (“al que se le coloca al mando”)…..Ejemplos: el provost de la universidad de Oxford o Cambridge o Harvard, provost (moderno francés «prévôt»)… el espíritu santo lo tenía escrito y grabado en la mollera de los cardenales…que saben latín. Ah, y la abuela de este Papa de apellido Martínez era española.