Parece que Sánchez y Ábalos se mensajeaban mucho y como a la luz negra de los cubatas, propicia para la risita, la confidencia y las grandes equivocaciones de la vida. Nos creemos que gobernar es algo duro e incluso noble, pero a veces es sólo cotilleo, veneno y pacharán mal digerido con regüeldo de cordero o pato chino. Sánchez es un presidente con conversación de binguero o de La que se avecina, pero que, sobre todo, sigue teniendo todo el poder del Estado y del partido para hacer letal su “mal café”, que así lo llamaba algún comprensivo vocero. Yo no sé si hay defensa ante esto, o sea ante la evidencia de que nuestro Gobierno es una cosa de compadres con el carajillo y la baba, o de comadres de casapuerta y mirilla con orzuelo, poniendo motes, tricotando venganzas y rascando palominos. El PSOE intenta la defensa, pero si ya suele ser difícil defenderse de la verdad, más difícil resulta defenderse de una revelación. Sí, porque esto (y lo que nos queda) no son simples conversaciones, son como versículos sagrados. El Evangelio sanchista en wasaps.

El PSOE se intenta defender, pero yo creo que es imposible defenderse ante la fuerza de una revelación que contiene no ya unos hechos chocantes o embarazosos sino el mismo sentido de la vida, por lo menos de la vida sanchista. Por eso el PSOE no hace sino caer en contradicciones, como la de insistir en lo intrascendente de estas conversaciones pero en la extrema gravedad de la filtración. También parecen olvidarse de cuando pensaban que “contar la verdad no puede ser delito”, que dijo Bolaños a la manera de Trump (“quien salva a su patria no comete ningún delito”, tuiteó una vez, que creo que es una cita apócrifa de Napoleón, o al menos le pega a cualquier Napoleoncillo con gorra de tela o gafas de vaho). El PSOE se intenta defender pero quizá eso es imposible, no ya legal sino psicológicamente, como cuando en las películas americanas se le pide al jurado que no tenga en cuenta una prueba o un testimonio que no deja de ser abrumador y salpicante.

Quién se quita de la cabeza ese viril compadreo con ese Ábalos que ya pringaba mesones, empresas públicas y perniles de viejo verde

Sí, a ver quién se quita de la cabeza esa imagen de Sánchez y Ábalos con chato en la mano y los pies en una palangana, fantaseando con disciplinar a barones autonómicos (como el “maltratador” y aun así vicepresidente Pablo Iglesias fantaseaba con azotar a Mariló Montero), o fantaseando con el pijama de abuela o de sargento confederado que se pone Margarita Robles. Quién se quita de la cabeza ese viril compadreo con Ábalos (el compadreo en el avasallamiento, en el linchamiento y en la humillación de los acosadores y las manadas), ese Ábalos que ya pringaba mesones, empresas públicas y perniles de viejo verde. Y quién se quita de la cabeza la imagen de un presidente iracundo, inseguro, vengativo, permanentemente ofendido (para un narcisista, la discrepancia es siempre un insulto, una afrenta imperdonable), y que niega todos los principios de su supuesta ideología y hasta de su ronroneante suavidad frente al “ruido” y al “fango”.

La mejor defensa que tiene el PSOE es que todo esto es intrascendente, bien porque no ha sido ninguna sorpresa o bien porque son sólo tonterías, tonterías incontinentes de hombres o adolescentes (la adolescencia eterna de los hombres). Pero esto es algo que sólo añade más verdad a la verdad y más debilidad a las debilidades de Sánchez, convirtiendo la milagrosa revelación en mundana y triste confirmación, algo quizá más grave todavía, por lo que tiene de hipocresía y resignación. A mí lo que me sigue sorprendiendo es la reacción de nuevo unánime, sumisa, solícita, de los sanchistas, incluso los que salían también en las conversaciones vestidos de limpio o vestidos de cabra de la Legión, como Margarita Robles. Robles incluso sacaba la metralleta para decir diez veces en un minuto lo de la “conversación privada”, que además sólo añade más morbo y sinceridad al contenido. Cómo van a ser intrascendentes unos wasaps que están desnudando no sólo el alma de mazmorra de Sánchez y Ábalos sino a todo el PSOE encadenado tan gustosamente. 

De todo lo que dijeron el otro día Lambán y Page en lo de Alsina, lo más relevante no se refería a los cabreos o desprecios de Sánchez, sino a que el PSOE se ha convertido en un páramo sin disensión posible y sin más ideología que la voluntad principesca del líder. No someterte a la voluntad de Sánchez es traición, herejía, y te lleva enseguida a la hoguera ridícula de los cuadros abstractos de la Moncloa. Hasta a Susana Díaz, virgen de romería del aciago socialismo andaluz, la ha convertido Sánchez en una Juana de Arco ardiendo entre estigmas y locuras, digna de piedad y hasta de consuelo. Por eso mismo, lo peor no es Sánchez señalándote o dejándote en bolas en un chat, sino, como dijo Lambán, los propios militantes, asoldadados, acusándote o matándote a pedradas. Yo sumaría al resto de enchufados y mantenidos, incluidos los periodistas de loroparque.

Yo creo que lo del interés público de estos wasaps ya se ha quedado corto, son como el sermón de la montaña de Sánchez, o sea toda una guía de vida, salvación y mansedumbre para los sanchistas, así como de desengaño para los españoles. El alcance casi universal y la doctrina que impregnan estos wasaps sobrepasan los temas y personas que tratan y desde luego sobrepasan la intimidad de veladorcito, cabañita o suite de parador entre Sánchez y Ábalos. Son como aquellas parábolas con talentos, pájaros o semillas del Evangelio, pero con barones, socios y ministros. Claro que éstas no te llevan a un cielo o infierno alegóricos, sino a la muerte civil o política o a la ruina nacional. Lo de Sánchez y Ábalos no es sólo una conversación de barbería o güisquería, es una conversación de barbería o güisquería con todo el poder real y efectivo de un partido y del Estado a su servicio. Nuestro futuro está escrito en esos wasaps. Y para una vez que confirmamos las profecías, nos dicen que eso no tiene ninguna relevancia.