La Terminal 4 del aeropuerto más importante de la cuarta economía de la Unión Europea, en un país que vive, fundamentalmente, del turismo, ofrece una imagen más propia de un Estado disfuncional que de una democracia occidental. Desde hace meses, alrededor de 400 personas sin hogar —según cifras del sindicato Asae (Alternativa Sindical Aena/Enaire)— utilizan las instalaciones del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas como refugio nocturno. Algunas de ellas, además, también pasan buena parte del día allí.

La pasividad de los responsables políticos y el enfrentamiento entre el Gobierno, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento han cronificado una situación que retrata con crudeza los efectos de la crispación política y la falta de cooperación entre administraciones de distinto signo, y que ponen de manifiesto la indiferencia de las instituciones ante un problema que, cada día, afecta directa e indirectamente a miles de ciudadanos. La mayoría de estas personas se concentran en uno de los pasillos de la planta 1 de la T4, entre la zona de llegadas (nivel 0) y la de salidas (nivel 2). El espacio presenta un aspecto insalubre: suelos sucios, restos de comida y olores desagradables.

En las últimas semanas, varios trabajadores han denunciado picaduras de insectos. Aena, empresa pública dependiente del Ministerio de Transportes encargada de gestionar los aeropuertos, ha procedido a fumigar algunas zonas y ha intentado restringir el acceso, pero la situación persiste. “Estoy buscando trabajo en Madrid, pero soy de Barcelona”, cuenta a El Independiente uno de los hombres que duerme en la terminal. Pide no ser fotografiado: no quiere que su familia le vea en esta situación.

Israel Cánovas

El ambiente no es tranquilo. Ubicadas en una de las zonas menos transitadas del aeropuerto, miran con desconfianza a cualquier persona que pasa por allí. Los pocos viajeros que acaban en este pasillo miran con desconcierto la escena. Algunos de los sintecho reaccionan con hostilidad ante la presencia de periodistas. “¡Iros a la mierda, aquí no se puede grabar!”, espeta uno de ellos. Otro, visiblemente ebrio, vomita en una papelera. Un tercero, más calmado, reivindica su derecho a la intimidad: “Somos personas y merecemos privacidad”.

Si bien el funcionamiento esencial del aeropuerto no se ha visto afectado, y los ciudadanos que acuden a la T4 para coger un vuelo o que aterrizan en Barajas no ven interrumpido su tránsito por las zonas operativas, la presencia constante de personas sin hogar en espacios comunes proyecta una imagen deteriorada de una de las principales infraestructuras del país... sin que nadie aporte una solución al respecto.

Batalla política

Las distintas administraciones se culpan mutuamente. La Comunidad de Madrid ha asegurado a este periódico que no tiene competencias directas y apunta al Ministerio de Transportes, recordando que Aena —dependiente de dicho ministerio— sí puede intervenir y comenzar a identificar a estas personas para que luego el Ayuntamiento pueda ofrecerles recursos sociales. Además, insiste en que la Delegación del Gobierno es quien debe garantizar la seguridad en las instalaciones. Por su parte, el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, ha instado a la Comunidad y al Ayuntamiento a asumir su responsabilidad. Según dijo ayer en la Pradera de San Isidro, “ Barajas no puede seguir siendo el albergue municipal de la ciudad”.

El Ejecutivo central ha argumentando que no hay solicitantes de asilo entre las personas que están pernoctando en el aeropuerto, por lo que la responsabilidad no es suya, y apuntan al Ayuntamiento, pero el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, ha exigido responsabilidades al Gobierno central. Señala que Aena es una empresa de titularidad pública gestionada por varios ministerios que tiene capacidad para resolver el problema en una "infraestructura crítica".

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Este jueves, Almeida aseguró que todo aquel que crea que la situación se arreglará por la vía judicial "se equivoca", porque se está ignorando "lo más importante: las personas que están ahí y que requieren ayuda". Según el Área de Políticas Sociales, en unos datos que recoge la Agencia EFE, desde enero se ha duplicado el personal que trabaja con personas sin hogar en el aeropuerto, y en abril se atendió a 94 personas.

El Ayuntamiento sostiene que es “la única administración que está siendo parte de la solución”, a través de los Equipos de Calle que mantienen un seguimiento activo de quienes pernoctan en Barajas. En una reunión celebrada este lunes con representantes de Aena, la Delegación y la Comunidad, el Consistorio volvió a expresar su compromiso para “dar una respuesta digna entre todas las administraciones con competencias”. En ese encuentro, reiteró la necesidad de implicar a los ministerios responsables del aeropuerto —Transportes, Interior, Migraciones, Derechos Sociales y Sanidad—, que, según denunciaron, “no quisieron participar en la reunión”.

Aena anunció ayer que intensificará los controles de acceso a las terminales en franjas horarias de baja actividad, permitiendo el paso sólo a pasajeros con tarjeta de embarque, sus acompañantes y los trabajadores del aeropuerto. La medida busca evitar que la situación se agrave, aunque aún no tiene fecha de aplicación, pese a que se preveía su entrada en vigor el pasado 6 de marzo.

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El sindicato Asae ha respaldado parcialmente la decisión, aunque la considera insuficiente si no va acompañada de un plan de acogida para las personas sin hogar que permanecen en el recinto. “Son las primeras víctimas de una situación que Aena nunca debió permitir”, han denunciado, y han reclamado el "desalojo inmediato y total" de quienes pernoctan en las instalaciones, así como la aplicación estricta de las normas de uso del aeropuerto, que, afirman, hoy no se están cumpliendo.

Este periódico ha intentando ponerse en contacto con miembros de Asae, que han explicado que, por el momento, tienen prohibido realizar declaraciones públicas. También con Aena, que no ha dado respuesta.