Recordaba esta mañana una escena fantástica de Uno de los nuestros. Comienza cuando al personaje interpretado por Joe Pesci le llaman por teléfono para comunicarle una gran noticia: su adhesión a la familia. Después de tanto esfuerzo por la organización, había llegado la hora de recibir ese honor. Su interlocutor le informa de una ceremonia y, poco antes de su inicio, le pasan a recoger y le llevan a una casa. Una vez dentro, le disparan en la barbilla. Leí una vez que los capos de los cárteles mexicanos no suelen llegar a los 40 años. Los mafiosos mueren antes. La esperanza de vida en los bajos fondos no es muy elevada. Tarde o temprano, caen como consecuencia de un ajuste de cuentas o de una desconfianza.

A lo mejor a Leire Díez también le han ofrecido unirse a una 'familia' y por eso trabaja estos días para convencer a sus dirigentes de sus capacidades. Félix Bolaños niega que trabaje para el PSOE, pero durante los últimos meses -según ha publicado El Confidencial en algunas exclusivas extraordinarias- se ha ocupado en recabar información sobre los enemigos del Gobierno para intentar destruir su reputación. Ahí figuran opositores, periodistas, jueces e incluso un alto mando de la UCO. Es decir, de la unidad de la Guardia Civil dedicada a investigar las presuntas corruptelas de Koldo, Ábalos, David Sánchez o Begoña Gómez.

Es curiosa la coincidencia entre sus enemigos y los de una organización a la que no pertenece, según Bolaños. Por eso, la única explicación posible con respecto a su actividad es que se deba a su empeño en demostrar al PSOE que puede ser 'uno de los suyos'. Uno de los nuestros. Es también la más razonable, dado que, de lo contrario, si actuara por mandato de Santos Cerdán, de Pedro Sánchez o de alguien del partido que ocupa la Moncloa, se podría llegar a pensar que esa organización ha comenzado a actuar como un grupo organizado criminal. O sea, como una mafia.

Una Gestapillo

Porque una de las claves que cuenta El Confidencial es que algunos empresarios se habrían prestado a colaborar con Leire Díaz a cambio de obtener ciertas ayudas en sus causas judiciales. Es el caso de Javier Pérez Dolset y del protagonista del documento sonoro revelado este lunes, Alejandro Hamlyn. De hecho, este último -en un lío con Hacienda por cuestión de hidrocarburos, se expresaba así en la conversación publicaba: "Yo puedo sacar mucha información (…) Pero necesito saber qué pasa con mi tema, que estoy pagando un tema que yo no he montado, yo no he robado, yo no me he llevado ni un euro de nada".

¿Y cuál es eso de lo que podría rajar Hamlyn a cambio de una ayuda? De Antonio Balas, teniente coronel de la Guardia Civil y jefe del Departamento de Delincuencia Económica de la UCO, al que Leire Díaz, ajena al PSOE, lejana, lejanísima, define como "la camorra". Reitero: menos mal que esta exdirectiva de Correos y exconcejala socialista no tiene nada que ver con los socialistas ni con el Gobierno. De lo contrario, a lo mejor podríamos llegar a pensar que está ofreciendo un buen trato por parte de la Fiscalía (¿"y quién controla la Fiscalía?") a personas con problemas con la justicia a cambio de que enturbien la imagen de personas que investigan los casos de corrupción del Gobierno.

Si Leire Díaz actuara para Ferraz, como acreditan los testimonios que ha recabado El Confidencial, hablaríamos de la existencia de una Gestapillo en Ferraz que se ha puesto en manos de gente de la que han renegado incluso sus conocidos, al estar acorralada y superada. ¿Y cuál sería el objetivo de esta unidad? Hundir la reputación de los enemigos de Pedro Sánchez y quién sabe si exagerar, malear o inventar informaciones sobre jueces (Angélica, ¿te acuerdas de los dos DNIs de Peinado), sobre periodistas, sobre opositores... y sobre agentes de la Guardia Civil.

Por suerte, Bolaños, monaguillo de Sánchez, el ministro para los asuntos de fontanería, alicatado y ornamentación, ha negado que Díaz sea espía para su partido, al igual que en su día rechazó la posibilidad de que Víctor de Aldama tuviera relación alguna con Ferraz ni con Moncloa. Luego se descubrió que colaboraba con el Ministerio de Transportes de José Luis Ábalos, mientras controlaba el rescate de Air Europa, presuntamente movía barras de oro desde Venezuela hasta Rusia y se colaba en alguna reunión en Ferraz. Un tiempo después, le detenían por su presunta relación con una trama de hidrocarburos. Un negocio, por cierto, en el también estaba Hamlyn, hoy residente en Dubai. Ya es casualidad.

Yo diría que aquí hay gato encerrado, que Leire Díaz no actúa por libre y que el PSOE a lo mejor está utilizando toda la potencia de fuego del Estado y colándose en espacios que no le corresponden, para intentar destruir la parte del Estado que se encarga de auditarle, investigarle y juzgarle. A lo mejor podría decirse que ha comenzado a funcionar como las organizaciones que tan bien describió cierto género cinematográfico. Y quizás son un peligro. No lo dicen Intxaurrondo ni Javier Ruiz, pero quizás ningún español esté libre de su sed de poder y venganza; y de las consecuencias que podría tener para el país, aunque nadie dentro sepa nada. Quién sabe.