Jimmy Fallon aún está procesándolo. En pleno directo, mientras el plató de The Tonight Show aplaudía con fuerza, Benson Boone –22 años, cantante, acróbata espontáneo, influencer en proceso de detox digital– se impulsó desde el escritorio del presentador y ejecutó un salto mortal como quien no quiere la cosa. Fallon se llevó las manos a la cabeza: "¡Lo ha vuelto a hacer!". Y la audiencia, claro, se vino abajo. ¿Qué se supone que haces cuando un ídolo del pop levita?
Benson Boone no camina: rebota, se eleva, cae de pie. Así ha sido su 2024, una concatenación de momentos virales y escenarios de alto voltaje, desde Coachella a los VMAs, pasando por su elegante aparición en los Grammys, donde no ganó, pero dejó claro que lo suyo no va de pasar inadvertido. Jimmy Fallon no escatimó elogios: dijo que Boone "clava" cada actuación y lo calificó de "increíble" e "impresionante". Y eso fue antes del salto mortal.
El fenómeno "Moon Beam Ice Cream"
Que no te engañen sus ojazos de cachorro ni su falsete celestial: Boone tiene olfato para el show. Y para el marketing. Uno de sus golpes más surrealistas –y eficaces– llegó en forma de tres palabras sin sentido: Moon Beam Ice Cream. Una frase que nació en una sesión de escritura con su coautor Jack, cuando se quedaron en blanco ante una melodía pegajosa. Era un simple comodín, un chiste entre colegas. Pero Boone vio potencial.
¿Qué hizo? Sopló las brasas de la curiosidad digital: "Pensé en contratar a gente para que preguntara en internet qué significaba Moon Beam Ice Cream, solo para provocar intriga". El plan le explotó en la cara: "La gente empezó a decir Odio a Benson", recuerda. Pero también funcionó. Se habló. Y se sigue hablando. Incluso Häagen-Dazs se ha interesado. Boone no confirma nada, pero insinúa que podría haber un producto real coincidiendo con la salida de su álbum. Ben & Jerry's, mientras tanto, guarda silencio. Error.
"American Heart", el corazón del asunto
A diferencia de su helado ficticio, el título de su disco no es una boutade. American Heart, que verá la luz el 20 de junio, en vísperas del 4 de julio, es un concepto íntimo y confesional. Nada de patrioterismo hueco: el corazón americano de Boone late por su mejor amigo de la infancia, Eric. Dos chavales sin hermanos varones, criados entre hermanas y un vínculo que se selló definitivamente a los 15 o 16 años, cuando volcaron un coche en el patio trasero de Eric. "Pensé que íbamos a morir. Fue la primera vez que sentí un miedo real. Me di cuenta de lo mucho que significaba para mí", confiesa Boone. El disco, dice, es su forma de volver a ese niño que quería hacer música con la gente que ama.
Gira, vestuario y volteretas no garantizadas
Ahora, con un disco a punto de salir y una base de fans entregada –las entradas para su próxima gira de estadios volaron en 9 segundos–, Boone se prepara para su siguiente salto. Literal y figurado. Promete un "espectáculo completo", cambios de vestuario incluidos, y una experiencia que muestre quién es realmente Benson Boone. En España se le espera el 11 de julio en el Festival Mad Cool de Madrid.
¿Y las volteretas? "No las planeo. Simplemente suceden. Las he hecho toda la vida", responde. Como si fuera lo más normal del mundo saltar en el momento justo, girar en el aire y aterrizar sin despeinarse. Así es Benson Boone: un millennial tardío con alma de showman, que juega al despiste entre la parodia y la autenticidad, y que todavía no ha tocado techo porque, sinceramente, ¿quién necesita techo cuando puedes volar?
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