Ya hay plan sucesorio. El Líder Supremo, Alí Jamenei, desde el búnker en el que está atrincherado desde el inicio de la operación israelí Rising Lion, ha nombrado a tres clérigos para que la Asamblea de Expertos elija a su sucesor. A sus 86 años, Alí Jamenei ha sido testigo en los últimos diez días de los más fieros ataques sobre Teherán, peores que los sufridos en los ocho años de guerra con el régimen iraquí de Sadam Hussein. Ha tenido que reemplazar al comandante a cargo de la Guardia Revolucionaria y al jefe de las Fuerzas Armadas, asesinados en el arranque de la operación israelí. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, asegura que su objetivo es eliminar el programa nuclear iraní, pero no descarta acabar con el Líder Supremo. Busca un cambio de régimen, un objetivo ambicioso con el que quiere que caigan en el olvido sus turbios manejos y sus errores antes del 7-O. Y Donald Trump le ha seguido al ordenar el bombardeo de las instalaciones nucleares iraníes.

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La operación Rising Lion, desarrollada contra la infraestructura nuclear y militar estratégica de Irán, ha sido un éxito. "La clave ha sido una combinación de guerra multidominio, inteligencia superior y escalada calibrada. Los servicios de inteligencia de Israel, en particular el Mossad, lograron una penetración sin precedentes en las redes iraníes, lo que permitió ataques preventivos contra lanzamisiles, sistemas de defensa aérea e infraestructura relacionada con el ámbito nuclear. La Fuerza Aérea Israelí, operando desde el espacio aéreo sirio y con apoyo para el reabastecimiento de combustible, ejecutó incursiones de alta precisión en territorio iraní, algo que antes se consideraba operativamente prohibitivo sin la participación de Estados Unidos", explica Andreas Krieg, profesor titular de la Escuela de Estudios de Seguridad del King’s College de Londres. Añade además que "la naturaleza gradual de la operación permitió a Israel degradar las capacidades disuasorias de Irán sin desencadenar una represalia inmediata a gran escala, al menos inicialmente".

Las Fuerzas de Defensa de Israel lograron en apenas una semana asegurar la superioridad aérea de la parte oeste del país. Aunque cuentan con misiles de largo alcance y precisión, necesitaban ubicar las antenas de los sistemas de defensa antiaérea iraní. Y lo hicieron gracias a agentes israelíes infiltrados que lanzaron misiles anticarro Spike y drones. Israel también recurrió a operaciones de sabotaje desde dentro de Irán para descabezar a la cúpula militar iraní. Varias personas han sido ejecutadas por las autoridades iraníes acusadas de traición. 

El controvertido programa nuclear iraní

A partir de ahí, Israel procedió a cumplir su objetivo principal: eliminar el programa nuclear iraní. Sus objetivos son las plantas nucleares de Natanz, Isfahan, y de momento ha de renunciar a Fordow, debido a que es inaccesible para los medios con los que cuenta Israel. Para perforar la montaña donde se encuentran las 3.000 centrifugadoras de Fordow se precisa una bomba antibúnker GBU-57. Tendrían que hacerlo Estados Unidos que trasladaría la bomba en los B-2 Spirit desde la isla de Diego García. El presidente de EEUU, Donald Trump, decidirá qué hacer en las próximas dos semanas. 

El Gobierno de Benjamin Netanyahu asegura que Irán estaba a punto de contar con la bomba atómica, lo que Irán niega categóricamente. "No hay ninguna prueba de que Irán tuviera un programa nuclear avanzado con fines militares. Hasta los servicios de Inteligencia estadounidense lo han dicho. No se trata solo de tener un dispositivo nuclear, requiere hacer pruebas y disponer de medios para lanzarlo. El OIEA también se ha manifestado. Parece la repetición de 2003 cuando se alentó la invasión de Irak por la fuerza alegando que había armas de destrucción masiva. Sin olvidar que Irán es firmante del Tratado de No Proliferación Nuclear mientras que Israel no", indica Haizam Amirah Fernández, director ejecutivo del Centro de Estudios Árabes Contemporáneos (CEARC). 

Unas 500 personas han muerto y miles han resultado heridas en los ataques de Israel, según diversas organizaciones de derechos humanos. Teherán parece irreconocible, con las avenidas vacías, según testimonios de periodistas sobre el terreno. Sin embargo, miles salieron a las calles con banderas en ristre para denunciar el ataque de Israel. Tras el bombardeo de EEUU, Irán se ve forzada a claudicar, si no tiene cómo enfrentarse a dos enemigos así, o reaccionar con fiereza.

El cambio de régimen

 Según la profesora Carmen López Alonso, autora de Hamas. De la marcha hacia el poder al vuelo de Icaro, "el objetivo declarado de Israel, dentro de su programa de transformar el mapa político de Oriente Medio (y expandirse territorialmente), es lograr el cambio de régimen iraní. Dejando aparte la dudosa legalidad de tales acciones, sus resultados geopolíticos y sociales han sido claramente negativos. Basta recordar las intervenciones en Irak en 2003, en Afganistán o Libia y la situación actual de estos países". 

Haizam Amirah Fernández va más allá. "Israel busca tener el monopolio de imponer la ley y el orden en todo Oriente Medio. En 2003 se dijo que al derrotar a Sadam Husein florecería la democracia y habría efecto dominó. Ahora repiten algunos el mismo guión en Irán. Postulan al heredero del sha como posible hombre fuerte de un régimen afín a Occidente". 

'Sorpresa' simbólica de Irán

Después del shock inicial, Irán también está asestando golpes a Israel, aunque es muy difícil de penetrar su espacio aéreo por su sistema de defensa multicapas. Aún así los iraníes lograron el viernes que un bombardeo dañar el Centro Médico Soroka, en Beerseva. El sábado ha vuelto a golpear Tel Aviv. El número de víctimas es bajo gracias también al sistema de búnkeres y habitaciones seguras, pero mantener una guerra tras otra está costando millones de euros a Israel. 

¿Qué capacidad de respuesta tiene Irán? "A pesar de los daños que ha sufrido Irán, aún no está desplegando todo su espectro de capacidades. Si bien se han lanzado cientos de misiles balísticos y drones, los informes sugieren que los activos de largo alcance de Irán se han agotado significativamente o han sido destruidos de forma preventiva. Dicho esto, es posible que Teherán esté conservando algunas capacidades para un contraataque inesperado, ya sea en forma de operaciones cibernéticas, activación de proxies o incluso la presentación de sistemas de armas no probados. Sigue existiendo la posibilidad de una sorpresa simbólica, como la prueba de un dispositivo con capacidad nuclear o un nuevo tipo de misil con alcance estratégico", señala Andreas Krieg.

La intervención de EEUU

Donald Trump ha dejado hacer a Israel y ha jugado al despiste al señalar que aún iba a dar dos semanas a Irán. Al final ha dado su luz verde para atacar Natanz, Isfahán y Fordów. Es la planta más inexpugnable, ya que se encuentra a 80 metros de profundidad en una montaña cerca de Qom. Esta intervención de EEUU puede llevar al régimen de los ayatolás a responder con ataques a intereses estadounidenses en la región. Irán y EEUU iban a mantener una nueva ronda de conversaciones sobre su programa nuclear el domingo pasado, pero se suspendieron por los ataques. Irán insistía en que está dispuesto a negociar pero no a capitular, como exigen Trump y Netanyahu.

"La respuesta de Irán a un ataque estadounidense probablemente incluirá ataques con misiles o drones contra bases estadounidenses en Irak o el Golfo, especialmente Diego García, que probablemente servirá como plataforma de lanzamiento. Existe un riesgo creíble de que se ataquen las infraestructuras energéticas de la región, incluidas las de Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, con el objetivo de desestabilizar los mercados mundiales y presionar a las potencias occidentales para que reduzcan la escalada", señala Krieg, quien descarta la implicación militar de China y Rusia. 

Para Krieg, "sí existe un riesgo significativo de que la intervención estadounidense en Irán, si se orienta a la decapitación del régimen, pueda conducir a un atolladero similar al de la guerra de Irak, aunque en condiciones diferentes. Irán no es Irak. Tiene una población mucho mayor, un aparato estatal más complejo y descentralizado, y un régimen mucho más arraigado ideológicamente, con una arquitectura de seguridad y paramilitar leal y bien desarrollada. Cualquier esfuerzo por derrocar al régimen sin una estructura sucesora clara corre el riesgo de desencadenar la fragmentación y el conflicto interno. Aunque Estados Unidos no tiene intención de enviar tropas sobre el terreno, la ausencia de una estrategia política viable tras el ataque podría crear vacíos de poder. El colapso o la grave degradación de la República Islámica podría no conducir a una transición democrática, sino al caos".  

Cuentan que cuando un periodista le preguntó, en vísperas de la primera Guerra del Golfo, al general estadounidense Norman Schwarzkopf si acabaría con el líder iraquí, Sadam Husein, el militar contestó: "Es fácil decirlo, pero es difícil hacerlo". En el caso de Irán, el éxito de Rising Lion no asegura que se pueda eliminar al régimen de los ayatolás de la noche a la mañana.

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