En el momento en el que el océano Atlántico parece más ancho que nunca, cuando se extrema la distancia entre Estados Unidos y Europa, Bruce Springsteen, el amigo americano, recorre el viejo continente para cantar al mundo que otra América existe y es posible. Y resurgirá.

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El músico de New Jersey, de 75 años, ha reventado este sábado el estadio de Anoeta de San Sebastián, en el primero de los dos conciertos programados en la capital donostiarra, únicas paradas españolas de la gira 'Land of Hope and Dreams' (Tierra de esperanza y sueños), que arrancó en Manchester el 14 de mayo con una incendiaria soflama contra Donald Trump, quien respondió con insultos y desprecios. Incluso llegó a decir que el 'Boss' no tiene talento, según informa Rafael Herrero [Agencia Efe].

Para desmentir la butade presidencial a Springsteen le basta con desplegar, como esta noche en Donostia, una pequeña muestra de su monumental obra, edificada durante medio siglo dedicado a cantar las luces y sombras del sueño americano. La América -como ellos la denominan- de los apartados, los desamparados, los inmigrantes y los trabajadores, muy presentes en esta gira en la que la elección del repertorio constituye una clara declaración política.

Elegante y sonriente

El 'Jefe', elegante y sonriente, asido a su vieja Fender Telecaster, ha arrancado con dos minutos de adelanto y una descarga de energía con uno de sus clásicos, 'No Surrender'.

Ha saludado con un "Gabon Donostia" a un público donostiarra que le adora, igual que Springsteen quiere a la ciudad, en la que ha pasado días de asueto en varias de sus visitas, incluso cuando el concierto de turno no se celebraba en San Sebastián.

Tras enlazar el tema de apertura con una frenética 'My Love Will Not Let You Down', el 'Boss' ha lanzado su mensaje, con subtítulos en las pantallas para que nadie quedara sin captarlo, contra una Administración Trump "corrupta, incompetente y traidora", repitiendo letra a letra las palabras que pronunció en Manchester.

"A todos los que creéis en la democracia, os pido que alcéis las voces y os unáis a nosotros contra el autoritarismo", ha proclamado para dar paso a 'Land of Hope and Dreams', con subtítulos, tal y como ha ocurrido en todas las canciones elegidas para reforzar su discurso.

Arropado contundentemente con la muy profesional E Street Band, el músico estadounidense ha intercalado en la primera parte del recital antiguos temas como 'Darkness in the Edge of Town', 'The Promised Land' 'The River' o 'Hungry Hearts' -con baño de masas incluido- con canciones de este siglo, como 'Death to My Hometown' o 'Lonesome Day'. Ya no recorre a saltos el escenario, como antaño, pero conserva una voz poderosa con la que hacerse oír.

Ha vuelto a acordarse de Trump –"cuando en un país se dan las condiciones para que aparezca un demagogo, puedes estar seguro de que aparecerá"-,  para dedicarle 'Rainmaker', otra vez con subtítulos. Una canción sobre un 'hacedor de lluvia', un charlatán que alquila sus servicios a quien necesita esperanza.

Antes de entonar 'House of a Thousand Guitars' ha llamado a los estadounidenses a organizarse "en el trabajo, en casa, pacíficamente en las calles". Después, al abordar 'My City is on Ruins', ha repasado críticas al Gobierno de Trump, por expulsar a inmigrantes, perseguir la libertad de expresión, abandonar a sus aliados, eliminar la financiación a universidades o amigarse con dictadores. "No entienden el significado de ser profundamente americano. Sobreviviremos a este momento", ha asegurado.

Entre arengas y discursos, el exuberante río musical ha desembocado en un imponente broche final a la primera parte, que ha ido creciendo en intensidad para alcanzar el clímax con 'Badlands' y, sobre todo, con la enorme e imprescindible 'Thunder Road'.

No está para fiestas

Amago de retirarse y, sin descanso, una larga tanda de bises que ha acabado por rendir a Anoeta con una consecución de himnos eternos como 'Born in the USA', 'Born to Run', 'Bobby Jean', 'Dancing in the Dark' y 'Tenth Avenue Freeze-Out', con recuerdo especial a Clarence Clemons. Springsteen no escatima, nunca deja de dar lo que promete.

Para elevar más allá el nivel de intensidad, el músico estadounidense ha regalado su recurrente versión de 'Twist and Shout', el clásico de The Top Notes que popularizaron los Beatles, pero esta vez con marcado regusto latino.

Pero corren días oscuros en su país y el 'Boss' no está para fiestas. Por esa razón, se ha guardado para el final una auténtica oración por su país. Su último cartucho, como en toda la gira europea, lo ha disparado con la emocionante 'Chimes of Freedom' de Bob Dylan. Un canto de empatía hacia quienes habitan en los márgenes, hacia los olvidados y desheredados. 'Campanadas de libertad' que se han elevado, como una plegaria, hacia el oscuro y amenazador cielo de San Sebastián.

Por si fuera poco, con el 'Jefe' ya retirado a sus aposentos, la megafonía ha recuperado otro himno de patriotismo inclusivo estadounidense, nada menos que el 'This Land is Your Land' de Woody Guthrie. "Esta tierra es tu tierra, esta tierra es mi tierra". Es nuestra tierra. La tierra de la esperanza y los sueños. La de Bruce Springsteen. La de todos.

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