El presidente de la república francesa, Emmanuel Macron, ha nombrado este martes a Sébastien Lecornu nuevo primer ministro de Francia. Con 39 años, después de tres años al frente del Ministerio de Defensa y una carrera política precoz, Lecornu llega a Matignon con un perfil atípico: discreto, hábil en la negociación y, sobre todo, marcado por una reflexión propia sobre el futuro de la defensa francesa y europea.

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Esa visión queda plasmada en Vers la guerre? La France face au réarmement du monde¿Hacia la guerra? Francia frente al rearme mundial– (Plon, 2024), un libro en el que alerta del "fin de la paz" y llamaba a preparar a la nación frente a un contexto internacional en el que "la era de los dividendos de la paz ha terminado", sustituida por un tiempo de "amenazas múltiples".

Raros son los ministros de Defensa de la Quinta República que se han aventurado a escribir sobre los desafíos estratégicos mientras ejercían el cargo. Lecornu lo hizo con voluntad pedagógica: ordenar la historia militar francesa desde 1945, diagnosticar sus vulnerabilidades actuales y proyectar los riesgos de futuro. También de proyectarse como futuro hombre de Estado –con sus irrenunciables traje azul y corbata negra, como todos los políticos franceses que aspiran a todo–. La referencia constante a Pierre Messmer, héroe de guerra, ministro de Defensa bajo De Gaulle y primer ministro en los 70 con Pompidou, revela la inspiración gaullista de un político que reivindica la disuasión nuclear como piedra angular de la soberanía nacional.

Disuasión y rearme

En el libro, Lecornu denuncia la fragilidad heredada de décadas de recortes presupuestarios, reclama coherencia entre política, doctrina militar y recursos, y advierte de los peligros de confundir ambiciones diplomáticas con capacidades reales. "Nuestro rearme requiere una movilización general, que no puede reducirse a dinero", escribe, insistiendo en la necesidad de preparar también a la sociedad para amenazas híbridas que afectan directamente a la vida civil.

Su paso por el Ministerio de Defensa ha confirmado sus preocupaciones. Bajo su mandato se ha consolidado la Ley de Programación Militar 2024-2030, con un aumento del 6 por ciento en el presupuesto de las Fuerzas Armadas, y se ha acelerado la modernización de infraestructuras clave. En un discurso el pasado 4 de junio en Los Inválidos, Lecornu subrayó, dirigiéndose a los responsables de la infraestructura militar francesa, que "los desafíos de un mundo que se rearma son también los vuestros, y os llaman a comprometeros colectivamente en esta transformación que ya está en marcha", asumiendo una lógica de "economía de guerra".

El ministro detalló entonces inversiones de 20.000 millones de euros destinadas a la construcción de un nuevo hospital militar, instalaciones para los cazas Rafale y el futuro portaaviones de nueva generación, además de la renovación de 28.000 plazas de alojamiento militar. Reclamó también flexibilidad normativa y mayor eficiencia presupuestaria: "El esfuerzo presupuestario que se pide a la nación debe llevarnos a rechazar cualquier necesidad superflua", afirmó, en consonancia con la austeridad propuesta por su primer ministro, el hoy saliente François Bayrou.

Ese énfasis en la infraestructura como elemento estratégico conecta con su tesis en Vers la guerre?: la defensa no es solo cuestión de tropas o armamento, sino de respaldo político, social e industrial capaz de resistir en un mundo de conflictos prolongados.

Un primer ministro en clave geopolítica

El nombramiento de Lecornu llega en plena crisis política interna, pero su perfil apunta más allá de la gestión parlamentaria inmediata: Macron coloca en Matignon a un dirigente que piensa a largo plazo, habituado a tratar con la OTAN, la UE y la industria armamentística, y convencido de que Francia debe asumir un papel central en la seguridad europea.

Si Vers la guerre? era, en palabras de algunos de sus reseñistas, "un grito de alarma" para evitar una nueva "étrange défaite" –la extraña derrota sufrida por Francia a manos de la guerra relámpago nazi en 1940, tal y como la bautizó el historiador y héroe de la Resistencia Marc Bloch–, su llegada a la jefatura del Gobierno proyecta esa advertencia sobre el conjunto de la política nacional. La pregunta que plantea en las últimas páginas del libro –"si vemos los peligros, ¿por qué no nos preparamos mejor?"– queda ahora formulada no solo a los militares o a los estrategas, sino a toda la ciudadanía francesa.

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