Hay miradas que llaman la atención y atraen a todo el mundo, y cuando se habla de ojos azules, más aún. En el cine de claro ejemplo está Robert Redford, que en los años 70 cautivaba al público con su pelo rubio, su seguridad en sí mismo y, como no, con sus ojos azules que atravesaban la pantalla. De igual manera se puede pensar en Paul Newman, cuya mirada se volvió leyenda de Hollywood. Y a esta lista se le pueden seguir sumando nombres como el de Terence Stamp, Brad Pitt, Margot Robbie, Leonardo DiCaprio, Amy Adams, Elijah Wood o Jared Leto. Pero, ¿qué tienen los ojos azules para atrapar al público indefinidamente? La explicación resulta ser una mezcla entre biología, evolución, psicología y cultura.

PUBLICIDAD

Su origen en la ciencia y la genética

Los ojos azules son un fenómeno genético considerado extraño. Surgieron hace miles de años a causa de una mutación en Europa, y todas las personas que los tienen de este color descienden de un mismo ancestro. Es un rasgo que se extendió y se sigue extendiendo rápidamente, a pesar de que conllevan más riesgos de salud ocular y protegen menos contra la radicación solar.

Una de las teorías con las que se puede explicar el por qué se sigue extendiendo sugiere que funcionó como un gen "barba verde", un rasgo visible que favorece el apareamiento entre quienes lo comparten. Esa explicación apunta a la elección de la pareja. Un estudio demostró que los hombres de ojos azules sienten más atracción por las mujeres que tienen los ojos de ese mismo color, y una pareja de ojos azules transmite ese rasgo a sus hijos. En ese mismo estudio, los hombres de ojos marrones y las mujeres de ojos azules y marrones, en cambio, no mostraron ninguna preferencia.

La psicología entra también en todo este asunto. Algunos estudios indican que solemos sentir más atracción por personas con un color de ojos similar al de nuestros padres. Es lo que se llama "impronta sexual", una especie de reflejo emocional que marca nuestras preferencias a la hora de buscar una pareja.

La atracción de una mirada azul

Lo raro siempre atrae. Y, en ese contexto, los ojos de color gris o verde se consideran los más raros -por tanto, atractivos-, pero cuando se pregunta por el color de ojos que se desearía tener, la mayoría de respuestas se centran en el color azul.

Parte de esa atracción viene condicionada por la cultura. En el mundo del arte, el cine o la literatura, el arquetipo de persona rubia con ojos azules se ha usado para representarse como el ideal de belleza. Por lo que, aunque estos ojos no tienen por qué ser objetivamente más atractivos que otros, su peso simbólico los hace destacar aún más.

Psicológicamente también puede guardar una explicación. Los ojos azules tienen poca melanina en el iris, lo que hace que la pupila y la esclera destaquen más, por lo que los movimientos son más perceptibles. Por ello, la mirada de una persona con ojos de color azul puede sentirse más expresiva y sincera, con una mejor comunicación no verbal y aportando una sensación de mayor conexión.

El marketing también conoce el aspecto atractivo de los ojos azules, por lo que se usan para muchas campañas de publicidad. Varias marcas optan por modelos con los ojos de este color, ya que ese rasgo se asocia últimamente, y de manera inconsciente, con la confianza, la honestidad o la calma, confirmando de esta manera que se usan como herramienta para influir en la percepción de las personas.

No ha sido positivo todo lo que se ha dicho con el paso de los años sobre los ojos azules, puesto que también han tenido connotaciones negativas. A lo largo de la historia también se han asociado con la frialdad, el poder e incluso con la desgracia. La escritora estadounidense Toni Morrison refleja en su libro Ojos Azules cómo los ideales de belleza pueden ser también herramientas de racismo y exclusión a través de la historia de una niña negra que sueña con tener los ojos azules.

Ojos azules que hacen historia en el cine

El cine ayuda a culminar con este mito. Con una elección específica de luces, primeros planos, y sumándole también el efecto de la pantalla grande, los ojos azules se convierten en un imán para los espectadores.

Robert Redford, leyenda del cine recientemente fallecido, ha sido uno de los mejores ejemplos. Su mirada, junto a otras, determinó a un tipo de hombre elegante y apuesto. Meryl Streep expuso que en Memorias de África, película que protagoniza junto a Redford, la emblemática escena en la que él le lava el pelo fue tan íntima que, tras varias tomas, ya estaba enamorada de él. Su compañero era, tal y como ella le definió, tierno y sensual.

No todos los ojos azules son iguales. En el caso de otras estrellas del cine, como Elizabeth Taylor, fueron un caso único. Descritos como de un tono raro de azul-violeta, se convirtieron en parte de su leyenda. En Cleopatra o Cat on a Hot Tin Roof, su mirada era un personaje más: magnética, hipnótica, inalcanzable. Su caso demuestra cómo, en las mujeres, el azul también se convirtió en sinónimo de poder, belleza y sensualidad. Terence Stamp, por su lado, llevó el azul hacia la seducción peligrosa. Sus ojos funcionaban como algo atractivo, pero también letal. Su mirada era tanto parte del encanto como del peligro de sus personajes, con la que transmitía autoridad y misterio. Y, actualmente, actores como Chris Hemsworth o Cillian Murphy demuestran que ese magnetismo hacia los ojos azules sigue intacto. Chris Hemsworth, con su físico de superhéroe y ojos claros, encarna el ideal de fuerza y aventura. Alexandra Daddario, con su mirada azul eléctrico, se ha convertido en un fenómeno en redes sociales, descrita como “hipnótica” por fans y críticos. Timothée Chalamet, en cambio, aporta un aire distinto: juvenil, melancólico, delicado, demostrando que el azul puede adaptarse a nuevos arquetipos de belleza masculina más sensibles y contemporáneos.

Los ojos azules enganchan porque van más allá de un color o rasgo físico. Representan una mezcla de simbologías de pureza y ternura, pero también de frialdad y peligro, y son resultado de la evolución, una preferencia psicológica y un ideal de belleza que -aunque en menor medida- se sigue fomentando. Es posible que, por ello, cuando una mirada de ojos azules nos atraviesa, se siente distinto. Son extraños, pero omnipresentes en nuestra cultura.

PUBLICIDAD