Joe Rogan ha tardado varios días en pronunciarse, pero lo ha hecho a su manera: desde un estudio de grabación, con un humorista a su lado y después de un viaje de caza a Utah. El podcaster más influyente de Estados Unidos, que apoyó a Donald Trump en 2024, ha cargado contra la suspensión temporal del programa de Jimmy Kimmel y contra quienes desde la derecha celebraron la decisión de ABC.

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"Definitivamente no creo que el gobierno deba estar involucrado, nunca, en dictar lo que un cómico puede o no decir en un monólogo", afirmó en su programa, difundido el martes, el mismo día del retorno de Kimmel a la parrilla de la ABC. Y añadió: "Si la presión del Gobierno es real y la derecha está diciendo ‘sí, id a por él’, estáis locos. Porque esto se usará contra vosotros".

En conversación con el cómico Andrew Santino, Rogan definió a Kimmel como "un buen tipo, un tipo listo, gracioso". Matizó que su comentario sobre el acusado del asesinato de Charlie Kirk "no fue exacto", pero lo consideró parte de la preparación para "un chiste bueno" sobre la reacción de Trump a la muerte del activista.

"Fue solo un chiste"

ABC retiró Jimmy Kimmel Live! la semana pasada tras la polémica por esas palabras. El presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones, Brendan Carr, llegó a insinuar sanciones regulatorias contra la cadena. El lunes, Disney rectificó y confirmó el regreso del programa, aunque dos grandes grupos de afiliadas, Nexstar y Sinclair, que controlan alrededor del 20 por ciento de la audiencia local de ABC, han renunciado a emitirlo.

Rogan, que ha hecho de la libertad de expresión su marca personal, fue más allá de la polémica inmediata. Ironizó sobre los "lagartos globalistas" que esperan pacientes a que los políticos normalicen la censura. Y de paso replicó a quienes le reprocharon su silencio: "No podéis decirle a la gente de qué debe hablar mientras guardáis silencio sobre Gaza".

Rogan ha preferido el papel de defensor de un colega al de polemista de la galaxia MAGA. "Lo que dijo no fue malo. Fue solo un chiste", resumió sobre Kimmel. No es la primera vez que el presentador se distancia de Trump durante su segundo mandato. En lo que va de año le ha criticado por sus políticas migratorias y por gaslighting en torno al caso Epstein. Una prueba más –junto a las manifestaciones a favor de la libertad de Kimmel de figuras como Ted Cruz o Rand Paul– de que la derecha estadounidense y sus terminales mediáticas no es tan homogénea como muchas veces cabe pensar, ni el trumpismo una roca que avanza por la ladera sin obstáculos.

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