La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado un nuevo informe desvelando una realidad que afecta a todos los consumidores, como es la subida del precio de los productos básicos de la compra y que afecta de manera perjudicar en los ciudadanos. Este encarecimiento mantiene una progresión que se inició de manera sostenida en 2022 y sigue golpeando el bolsillo del consumidor y marca una tendencia que preocupa, convirtiendo a la inflación alimentaria en uno de los principales retos económicos.

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Los alimentos con mayor subida de precio en el 2025

Frutas y productos frescos

Las frutas son los productos que más han subido de precio en lo que llevamos de 2025, y un claro ejemplo de ello son los los plátanos de Canarias, que cuestan un 35,9% más que a principios de 2025, así como los limones, que han subido un 33%. Las condiciones meteorológicas del último año y las sequías recurrentes han provocado producciones más limitadas y una subida de los costes en el transporte y almacenamiento, provocando un encarecimiento que afecta especialmente a las familias que tienden a apostar por una dieta equilibrada con productos naturales y de proximidad. 

El café y el cacao duplican su valor 

En el informe que ha realizado la OCU llama la atención cómo se ha elevado el precio de las materias primas importadas, por ejemplo, el café molido mezcla y otros derivados del cacao, los cuáles han sufrido subidas históricas que han llegado a duplicar su valor si se compara con el precio que tenían hace unos años, 2019 para ser más exactos. Las causas principales han sido las tensiones en el mercado internacional, los problemas logísticos globales y la especulación en origen. Este escenario ha impactado en productos de consumo diario, como el chocolate, los cafés preparados y los postres industriales que también han incrementado su precio en los lineales de los supermercados.

Precio en los productos básicos del hogar

El precio de los huevos, sobre todo los que tienen un tamaña M, son mucho más caros, un 30% más en este año, y esto se debe, sobre todo, por el encarecimiento de los piensos, del coste eléctrico, y del transporte; no solo ha subido la cesta de la compra, y las granjas donde se producen los huevos deben enfrentarse al pago de facturas energéticas más elevadas, lo que repercute al consumidor final. Este incremento convierte a los huevos, que eran un alimento económico y versátil, en el último ejemplo del encarecimiento generalizado del mercado alimentario, que está teniendo un especial impacto en los hogares de renta media y baja.

El supermercado, diferencial

La OCU subraya una vez más que el establecimiento donde se realiza la compra influye notablemente en el gasto anual. La diferencia de precios entre los diferentes supermercados puede llegar a ser de varios cientos de euros al año; comparar precios y revisar las promociones reales es la herramienta más efectiva para tener controlado el presupuesto familiar. La inteligente elección del supermercado es hoy en día un factor clave para resistir el impacto de la inflación y reducir el gasto mensual en la cesta básica.

Cómo ahorrar ante el aumento de los precios

Ante esta situación la OCU recomienda llevar a cabo una serie de medidas que pueden ayudar a reducir de forma considerable el gasto sin que haya que renunciar a una alimentación equilibrada, como elegir productos de temporada, aprovechar las diferentes ofertas y hacer una planificación semanal para comprar lo que realmente hace falta. Las marcas blancas son una alternativa sólida, sobre todo en categorías como limpieza, droguería o alimentación seca, donde el ahorro se mantiene estable, sin que la calidad de los productos consumidos se vea afectada.

Reducir el desperdicio alimentario

El informe no deja de recordar la importancia de evitar el desperdicio de alimentos. Cada hogar desecha de media más de 25 kilos de comida al año, lo que supone también un coste adicional y un impacto ambiental considerable. Reutilizar sobras, congelar porciones y controlar las fechas de caducidad ayuda a ahorrar y a consumirse forma más responsable; en un momento en que cada euro cuenta, gestionar bien la despensa se convierte en una de las mejores estrategias para proteger el bolsillo y el planeta, fomentando un consumo más consciente y sostenible.

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