El cambio climático mata de múltiples maneras en el mundo y en España: directamente, por fenómenos meteorológicos alimentados por el calor extremo como una DANA o incendios; o indirectamente, mediante enfermedades asociadas a la contaminación del aire. Según el noveno informe anual de indicadores de The Lancet Countdown, el aumento de las temperaturas ha disparado las muertes relacionadas con el calor en un 23% desde los años noventa, alcanzando las 546.000 por año. La contaminación del aire agravada por el humo de los incendios forestales causó 154.000 muertes solo en 2024, mientras que el potencial de transmisión del dengue creció hasta un 49% desde la década de 1950. Los autores calculan que 2,5 millones de muertes cada año se atribuyen directamente a la contaminación derivada de la quema de combustibles fósiles.
El informe, elaborado por 128 expertos de 71 instituciones académicas y agencias de la ONU en colaboración con la Organización Mundial de la Salud, revela que la persistente dependencia global de los combustibles fósiles y la falta de adaptación al cambio climático están teniendo consecuencias devastadoras en la salud y el bienestar de las personas. Los indicadores del informe incluyen la afectación individual de cada país. Estos son los aspectos más relevantes de España.
Olas de calor: letalidad creciente
Entre 2012 y 2021, España registró una media anual de 5.800 muertes relacionadas con el calor extremo, más del doble que en la década de los noventa. En 2024, los españoles estuvieron expuestos a una media de 16,7 días de ola de calor por persona, de los cuales el 90% no se habrían producido sin el cambio climático.
El riesgo no es solo la temperatura: en 2024, cada ciudadano sufrió 144 horas adicionales de estrés térmico moderado, especialmente al realizar actividad física. El sector de la construcción fue el más afectado, con una pérdida de 174 millones de horas laborales y un impacto económico de 2.870 millones de dólares.

Incendios y contaminación: muertes invisibles
El peligro de los incendios forestales también se ha intensificado. Entre 2020 y 2024, hubo una media de 55 días al año con riesgo extremo de incendios, un 6% más que en la década anterior. Las partículas contaminantes (PM2.5) generadas por estos fuegos causaron 1.008 muertes anuales durante ese periodo. Este capítulo, el año que viene, reflejará un claro aumento por la oleada histórica de incendios de este verano.
Por su parte la contaminación atmosférica provocada por actividades humanas es aún más mortal: en 2022, se atribuyeron más de 22.000 fallecimientos a la exposición a partículas PM2.5, especialmente derivados del uso de combustibles fósiles.
Alimentación y salud
El cambio climático afecta también los hábitos alimentarios y su repercusión en la salud: en 2022, se contabilizaron 38.989 muertes por consumo insuficiente de alimentos vegetales y 31.581 por un exceso de carne, lácteos y productos procesados. El informe destaca que las emisiones agrícolas ligadas a la ganadería intensiva profundizan la crisis sanitaria y medioambiental.
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