El frío pone a prueba muchas casas españolas, que intentan buscar las alternativas que les ayuden a hacer frente al mismo, pero sin que el precio de la energía y el gas se dispare. Las drásticas bajadas de temperaturas han hecho reabrir el interés por los sistemas domésticos de los que se puede echar mano para calentar la casa de una manera eficiente y económica. La manera de mezclar hábitos, mantenimiento y decisiones puede hacer que el precio baje considerablemente, incluso en aquellos momentos en que el termómetro parece amenazar con descender por debajo de cero grados.

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Optimizar el uso de la calefacción

Una de las estrategias más efectivas consiste en centrar el calor en la locación de la vida cotidiana. Los radiadores eléctricos portátiles permiten desplazar la fuente de calor a las habitaciones habitadas, evitando la activación de sistemas centrales que, como es previsible, consumen mucha energía. De este modo, se favorece un consumo ajustado a las necesidades del hogar, evitando el gasto en zonas deshabitadas durante horas.

Mantener una temperatura constante

El estar encendiendo y apagando continuamente la calefacción genera picos de consumo que aumentan el gasto sin que, con ello, logremos obtener un mayor confort; mantener los dispositivos en función durante un tiempo razonable permite estabilizar la temperatura del ambiente y también disminuir el esfuerzo energético que realiza el sistema, mientras que la constancia del calor ambiental evita variaciones brutales de potencia y mejora la eficiencia en el uso cotidiano.

Ahorro en la calefacción

Las bombas de calor se han instalado como una de las herramientas climatizadoras del hogar, en época de invierno, más eficientes. Su capacidad para generar más energía térmica de la que consumen estas máquinas, hace que supongan una alternativa interesante y rentable respecto a las opciones de calefacción más convencionales. Este rendimiento extraordinario permite satisfacer la demanda de calefacción con un desembolso económico menor, sobre todo en aquellas viviendas con un buen aislamiento.

Radiadores tradicionales

Pese a que los radiadores eléctricos portátiles ofrecen soluciones en situaciones concretas, su consumo puede incrementarse si se utilizan como sistema principal en toda la casa. En cambio, la bomba de calor o el aire acondicionado en modo de calefacción, son más equilibrados y ofrecen un funcionamiento más eficaz y económico. Con este enfoque se mantiene el presupuesto equilibrado sin ceder una pizca de bienestar térmico.

Hábitos para el ahorro energético

Una vivienda con buen aislamiento es capaz de mantener mejor la temperatura interior, porque necesitará una potencia menor para calentar. Revisar juntas, colocar burletes o poner cortinas térmicas, son algunas soluciones que evitan fugas que obligan a utilizar la calefacción durante más tiempo. Todos y cada uno de los pequeños cambios que pueden hacerse ayudan a que cualquier sistema sea más eficiente y, a su vez, a reducir el consumo total.

Luz y ventilación

La luz solar continúa siendo un aliado económico y natural. Levantar las persianas en las horas centrales del día hace aumentar la temperatura interior sin coste adicional. Cuando ventilemos, es interesante que la duración sea breve, unos pocos minutos y que las horas más ventajosas sean las primeras de la mañana, evitando que la vivienda pierda más calor del que necesitamos. Una ventilación breve y controlada, en conclusión, no menoscaba la calidad del aire para no penalizar el confort.

Conforme llega un invierno que ha sido francamente frío, ponerse al día con unos hábitos inteligentes se convierte en la manera de equilibrar bienestar y ahorro. La combinación correcta de técnicas y decisiones de día a día nos serán de gran ayuda para calentar bien nuestra vivienda y, de paso, reducir mucho la factura de la luz.

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