Los atragantamientos representan una de las urgencias más comunes tanto en adultos como en niños, y su incidencia aumenta de forma significativa durante las celebraciones navideñas. Reuniones familiares, comidas copiosas, conversaciones en la mesa, alimentos propios de estas fechas y la presencia de niños pequeños manipulando objetos y juguetes elevan el riesgo de que se produzca una obstrucción accidental de la vía aérea. Saber intervenir correctamente marca la diferencia entre un susto y una emergencia vital.

“En una obstrucción completa de la vía aérea, cada segundo cuenta: es fundamental reconocer los signos clínicos y actuar sin improvisaciones”, recuerda la Dra. Rosa Hernández Palomo, neonatóloga del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid. La especialista insiste en que muchas actuaciones instintivas —dar sacudidas, introducir los dedos en la boca sin ver el objeto o colocar al paciente en posiciones inadecuadas— no solo no ayudan, sino que pueden agravar la obstrucción.

Identificar la situación

Los expertos coinciden en que el abordaje debe comenzar por identificar correctamente la situación. El signo más claro es la señal internacional del atragantado: las manos llevadas al cuello ante la imposibilidad de hablar, toser o respirar adecuadamente. Si el paciente conserva cierta capacidad para toser, se le debe animar a continuar, ya que la tos eficaz es el mecanismo más seguro para expulsar el cuerpo extraño. Pero cuando la tos es imposible y la obstrucción es completa, la actuación debe ser inmediata.

Actuación en adultos

El procedimiento recomendado consiste en colocarse a su lado, transmitirle tranquilidad, inclinar su tronco hacia adelante y aplicar cinco golpes interescapulares firmes. Si la obstrucción persiste, se pasa a realizar cinco compresiones abdominales dirigidas hacia dentro y ligeramente hacia arriba, comprobando después si el objeto ha sido expulsado. Esta secuencia se repite mientras se mantiene la vigilancia clínica y se activa, si es necesario, la asistencia urgente.

Por su parte, el Dr. Luis Ayala, especialista del Servicio de Urgencias del Hospital Quirónsalud Málaga, subraya que “si el atragantamiento no se resuelve de forma rápida, el paciente puede entrar en parada cardiorrespiratoria en cuestión de segundos. La precisión en la maniobra y la calma durante la intervención son esenciales; conocer estos pasos salva vidas”. El especialista insiste en que solo debe intentarse retirar el cuerpo extraño si es claramente visible en la boca, evitando maniobras ciegas que puedan empujarlo aún más hacia la vía aérea.

¿Cómo actuar en caso de atragantamiento infantil?

En el caso de los niños, el manejo presenta particularidades importantes. Su menor calibre de la vía aérea, su tendencia a llevarse objetos a la boca y su menor capacidad para coordinar la masticación los hacen especialmente vulnerables. Tal y como señala la Dra. Hernández Palomo en el espacio web Escuela de familias, dependiendo de la edad y tamaño del menor, habría que actuar de una forma u otra. 

En los menores de un año: el primer paso sería colocar al niño boca abajo, dejando la cabeza más declive que el culo. A continuación, administramos cinco golpes interescapulares, secos y orientados hacia abajo, para favorecer el movimiento del cuerpo extraño hacia la boca. Tras los cinco golpes volvemos a colocar al niño boca arriba y observamos si el cuerpo extraño está en la boda, para extraerlo con un dedo haciendo gancho. En el caso de que el niño siga sin respirar ni emitir ruidos, nuevamente boca arriba y con la cabeza más declive que el culo, con dos dedos realizamos cinco compresiones torácicas, fuertes y orientadas hacia la boda.  Volteamos nuevamente al niño y administramos otros cinco golpes interescapulares. Así repetidamente hasta que el niño recupere la coloración y el ruido respiratorio.

En el caso de los niños mayores de un año, la progresión hacia la hipoxia es aún más rápida, por lo que la detección precoz de una tos ineficaz o de la imposibilidad de hablar, llorar o respirar es absolutamente crucial.

Nos colocamos detrás del niño e intentando lateralizar nuestra cabeza, para evitar que nos den un golpe, e intentando colocar al niño hacia delante. A continuación, daremos cinco golpes secos entre sus escápulas y, si el niño sigue sin respirar y sin emitir ruidos, realizaremos una maniobra de Heimlich, colocando el puño de la mano dominante en el punto medio del abdomen del niño, entre el ombligo y el final del esternón. Con la otra mano abrazaremos por completo al niño y realizaremos la fuerza (hacia detrás y hacia arriba, de forma seca, en cinco ocasiones). Mantendremos estos cinco golpes escapulares y las comprensiones abdominales hasta que el niño recupere la respiración y vuelva a colorearse.

Sin embargo, si el niño pierde el conocimiento, “debemos avisar de forma inmediata al 112”, advierte la doctora.

Navidad es además un momento especialmente sensible. Alimentos frecuentes en estas fechas —frutos secos, uvas enteras, turrones duros, caramelos, piezas de marisco— pueden representar un riesgo tanto para niños como para adultos. A ello se suman juguetes con piezas pequeñas, adornos navideños y situaciones de menor supervisión en reuniones familiares. Por eso, los especialistas insisten en extremar la vigilancia, adaptar los alimentos a la edad de los niños y evitar que coman mientras corren o juegan.

En resumen, conocer las maniobras de desobstrucción es importante, pero prevenir sigue siendo la medida más eficaz, especialmente en épocas como la Navidad, en las que todo invita a relajarse y el riesgo aumenta sin que nos demos cuenta.