El año en el que todo falló será recordado por algo más que el apagón del 28 de abril. A sólo unos días de que el 2025 sea historia, la red eléctrica de nuestro país continúa agravando su colapso y sin apenas capacidad para absorber nuevas demandas de conexión. Y lo que es peor, sin a apenas nueve días para el final del año un nuevo marco definitivo -que debería entrar en vigor el 1 de enero de 2026- que despeje el camino a nuevas inversiones capaces para resolver el problema. Los últimos datos aportados por la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (AELEC) sobre el estado de la red son aún peores que los anteriormente aportados: el 88% de las solicitudes de nueva conexión a la red tramitadas este año o han sido rechazadas o se encuentran en tramitación.

PUBLICIDAD

O lo que es lo mismo, sólo el 12% de las peticiones formalizadas este año han podido ser satisfechas. Peticiones realizadas por la Industria, el sector vinculado a la movilidad eléctrica, a la vivienda o al almacenamiento han visto cómo sus pretensiones de ampliar negocios, avanzar en procesos de electrificación o de llevar a cabo nuevos proyectos tienen que esperar por falta de capacidad de la red eléctrica española.

Precisamente esta cuestión situada como una urgencia tanto por el sector energético como por el propio Ejecutivo se encuentra ralentizada en el seno de la CNMC. El organismo regulador acumula meses de enfrentamiento con las eléctricas y con el Gobierno por las discrepancias sobre cuál debe ser el marco de retribución que se aplique al sector en el periodo 2026-2030. De él dependerá, en gran medida, la actualización y modernización de la red, y con ella de la economía de los próximos años, y terminar con la situación de colapso en el que se encuentra.

La CNMC debería resolver antes de fin de año. En caso contrario, el marco actual podría ser prorrogado y con ello dejar a la red española en una difícil situación. La CNMC debe fijar cuál será la metodología de cálculo y la tasa de retribución que aplicará España los próximos años a las inversiones en la red eléctrica. El sector reclama que en ningún caso la tasa debería ser inferior a un 7% y plantea como adecuada una tasa en torno al 7,5% si desea ser competitiva y capaz de atraer inversiones. La última propuesta del regulador planteó un 6,56%, algo menos de un punto por encima del 5,58% ahora en vigor.

Capacidad de atracción de inversiones

El otro gran elemento de inquietud es la metodología de cálculo que propone en su propuesta. La CNMC quiere que la remuneración a la inversión en redes se calcule este topada y que se tengan en cuenta criterios como la estimación de demanda futura que exista. El reciente informe del Consejo de Estado ha cuestionado la propuesta que el regulador propone. En su informe preceptivo, no vinculante, le recuerda que bajar a ese detalle de exigencia excede al control que puede tener una empresa energética a la hora de valorar una posible inversión. Incluso cuestiona que sea la CNMC quien plantee aspectos que no son de su competencia sino que corresponden al Gobierno como responsable de la política energética.

Recientemente Portugal ha aprobado una nueva tasa de remuneración por encima de la que la CNMC plantea para los próximos seis años. El país vecino aplicará un 6,7%. Irlanda lo eleva al 8%. También el Reino Unido la ha incrementado por encima de la propuesta española “por lo que confiamos en que la CNMC, ante estas evidencias que han ocurrido tras su propuesta de tasa, proceda a un ajuste al alza para poder competir por el capital”. La AELEC urge a no dejar atrás a España para que nuestra industria “tenga las mismas oportunidades de acceder a ña red que la británica o la portuguesa”.

Las compañías energéticas insisten en que se debe actuar de modo “ágil y eficaz” para hacer de nuestro país un lugar atractivo para invertir y aprovechar el potencial en el ámbito de las energías renovables de la que gozamos. De no hacerlo, alertan, se perdería una gran oportunidad para dar pasos en el proceso de electrificación y reindustrialización por el que se apuesta desde hace años. Compañías como Iberdrola han disparado sus inversiones en redes eléctricas en todo el mundo. Gigantes energéticos como Iberdrola estiman que en los próximos años se disparará un 50% la demanda de conexiones a redes, un cambio en el que ya ha anunciado que invertirá 58.000 millones de euros en los próximos cuatro años.

Una red colapsada y anticuada

La actual red eléctrica española está en muchos casos anticuada, con tramos diseñados y construidos hace casi medio siglo y que se han quedado obsoletos para hacer frente a la demanda de conexión y potencia que requiere la economía actual. La electrificación, el desarrollo de la IA, los centros de datos o la red de movilidad son realidades que requieren de una capacidad muy superior que ahora es capaz de absorber la red eléctrica nacional.   

AELEC recuerda que nos encontramos ante un problema estructural. La falta de capacidad de nuestra red limita la implantación de proyectos en nuestro país y provoca que muchas de estas inversiones o iniciativas opten por instalarse en otros países con tasas de remuneración y marcos normativos más atractivos.

En 2025 se solicitó el equivalente a 40 GW de potencia de acceso y conexión pero apenas un 12% pudo ser satisfecho, 4,5 GW. La gran mayoría de las peticiones, el equivalente al 66% del total de la potencia reclamada, -25 GW-, fue denegada por falta de capacidad y un 22% -8,5 GW- continúa tramitándose a la espera de poder ser autorizarla o no.   

Proyectos ya paralizados

La antigüedad de la red, su mallado irregular a lo largo del país y los desajustes entre la demanda y la oferta han provocado que el colapso en muchos nudos de la red sea inevitable. El sector viene reclamando desde hace tiempo la necesidad de adecuar y modernizar la red a las nuevas necesidades. Los nuevos desarrollos, el avance en la electrificación de la movilidad o la implantación de cada vez más centros de datos han disparado en los últimos años la necesidad de potencia que no siempre puede ser satisfecha. Esta situación ha hecho que muchas industrias no puedan llevar adelante sus procesos de electrificación o que la productividad y eficiencia de su actividad se resienta, “comprometiendo su desarrollo futuro”.   

La situación se ha complicado de tal modo que según AELEC “hay proyectos que ya ni siquiera soliciten el acceso, al tener información de que no existe capacidad disponible en la zona de conexión que requieren”.  

PUBLICIDAD