Un 43,18 por ciento del voto. Un número de escaños superior a los de toda la izquierda y ausencia de mayoría alternativa. Vistos en frío, los resultados cosechados por María Guardiola el pasado domingo en Extremadura los firmaría ya mismo Alberto Núñez Feijóo tras las próximas elecciones generales. Con un porcentaje muy similar ganó en 2004 José Luis Rodríguez Zapatero (43,27), lo que se tradujo en 164 escaños, a 12 de la mayoría absoluta. Sin embargo, las extrapolaciones al Parlamento nacional, por muy tentadoras que sean, no se ajustan a las características de una región como Extremadura.
Primero, porque se trata sólo de dos circunscripciones y el reparto de restos no es significativo. Y, en segundo lugar, por ser una cámara autonómica muy poco fragmentada. De hecho, durante décadas solo PSOE, PP e IU conseguían representación en tierras extremeñas. El último en llegar ha sido VOX.
Feijóo, en cambio, tiene que lidiar con 52 circunscripciones electorales, un reparto de restos de voto que castiga la división y una Cámara que ha llegado a acoger hasta a 13 formaciones políticas distintas. No obstante, la práctica totalidad de los sondeos con intención de voto, salvo los de José Félix Tezanos e Iván Redondo, le colocan como firme candidato a ganar de nuevo las elecciones, mejorar resultados y sumar la absoluta con Vox, invalidando cualquier otra mayoría alternativa.
Vox, cada vez más derechizada
Paradójicamente, Vox es, para el PP, adversario directo, pero también aliado inevitable. Y desde que Santiago Abascal entró en la escena política ha sido poco menos que imposible para Génova diseñar un modelo de relaciones estable que impida a Vox crecer a su costa y, al tiempo, no cerrar las puertas a futuras alianzas con las que alcanzar cuotas de poder institucional. Un escenario endiablado ante una formación política cada vez derechizada e imprevisible. Lo último, enseñar la puerta de salida a quien era uno de los más duros de la primera hornada, esto es, Javier Ortega Smith, el último cadáver político de Abascal y su guardia de corps.
No le falta razón al PP cuando lamentan que Abascal dedica más esfuerzos en arremeter contra ellos que en hacer oposición a Pedro Sánchez. Tampoco cuando les acusan de no tener más propuesta que demonizar a los inmigrantes, repudiar el paquete de leyes LGTBI y la violencia de género, pura batalla cultural sin más contenidos. También cuando critican que vive del viento de cola del ultraconservadurismo europeo y americano. Vox está en la cresta de la ola. Acercándose a velocidad de crucero a ese 20 por ciento psicológico de intención de voto.
No todos en el PP compartían la oportunidad de los adelantos electorales en Extremadura y Aragón
En Génova no preocupa en genérico el crecimiento de los de Abascal si con ello el bloque de la investidura de Sánchez pierde toda esperanza de poder gobernar la próxima legislatura. Pero temen el detalle, no menor, de que aún no haya tocado techo y de que las sucesivas consultas electorales de 2026 no hagan más que consolidar ese crecimiento por efecto contagio. No todos en la dirección del PP compartían la oportunidad de los adelantos electorales en Extremadura y Aragón.
De hecho, en el entorno de Jorge Azcón eran más reacios a embarcarse en unas elecciones, no porque teman una derrota, sino por tener que abrir un nuevo periodo de negociaciones inciertas a partir del 8 de febrero. Sin embargo, tiene, a diferencia de Guardiola, una ventana de oportunidad. En el Parlamento aragonés están representados el PP, el PSOE, Vox, el PAR, la Chunta, Aragón Existe, Podemos e Izquierda Unida. Nada menos que ocho fuerzas políticas para un censo electoral de 1.036.321 votantes.
Asumiendo el PP las dificultades de pasar de sus actuales 28 escaños a los 34 de la mayoría absoluta, si Azcón mejora sus resultados podría acariciar la posibilidad de sumar con el PAR y Aragón Existe en el Palacio de a Aljafería, dejando a Vox fuera de la ecuación. Pero todo ello depende de cuan honda sea la caída de la socialista Pilar Alegría y si de ese voto en desbandada se beneficia la izquierda alternativa, Vox o el PP, o todos al tiempo.
Panorama electoral en Castilla y León
En Castilla y León, que celebra elecciones en marzo al término de la legislatura autonómica, son muy realistas respecto a la imposibilidad de alcanzar esas mayorías absolutas de tiempos de Juan José Lucas y Juan Vicente Herrera. El objetivo "es ganar y luego ya veremos", aducen en el equipo de Alfonso Fernández Mañueco. Ahora mismo hay ocho partidos con representación en la Junta de Comunidades y podría haber socios alternativos antes que tener que pasar por las horcas caudinas de Vox. Se trata de Unión del Pueblo Leonés, Soria Ya o Por Ávila. Incluso se sienta en este parlamento hasta el único diputado elegido bajo las siglas de Ciudadanos en 2022, Francisco Igea.
El ciclo electoral 2026 se cierra con las andaluzas de junio, salvo que hubiera también convocatoria de elecciones generales. En este caso, Juanma Moreno lucha por conservar la mayoría absoluta, hipotéticamente también amenazada por el crecimiento de Vox. Pero desde el cuartel general de los populares enmiendan la mayor. "Vox crece, pero no a nuestra costa" y ponen los comicios del 21-D como ejemplo. "En las extremeñas, hubo trasvase de voto del PSOE a Vox, que se convirtió en segunda fuerza política en las ciudades de Badajoz o Almaraz. Ha duplicado su representación, pero nosotros tenemos el 43 por ciento del voto que es una barbaridad".
Esa es la idea a la que se aferran ante la asunción de que buscar y perseguir una mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados puede ser un esfuerzo inútil que conduzca a la melancolía. Vox no les quita, pero limita, sin duda su crecimiento y cuanto más reforzado salga, más alto será el listón de sus exigencias. Pero de momento los populares se miran en Extremadura. 40 por ciento del voto, más escaños que todo el bloque de investidura junto y sin posibilidad de una mayoría alternativa. ¿Dónde hay que firmar?
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1 Comentarios
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hace 20 minutos
La situación efectivamente no es la misma que en Extremadura, es peor para el PP. En Extremadura la duda era si conseguía o no la mayoría el PP, en Aragón es si consigue la mayoría con algún partido regionalista. Y si vuelve a ocurrir lo de Extremadura, pues se quedarán con la misma cara que en Extremadura por segunda vez. Pero bueno, el PSOE cada vez más bajo que es lo principal.