Todavía no se ha estrenado en España pero ya se ha manifestado por tierra, mar y aire en los timelines de las redes sociales de su público objetivo. Todo el mundo habla de Heated Rivalry, la serie revelación del último tramo de 2025 en Estados Unidos, una producción canadiense que ha pasado en pocas semanas de adaptación de un libro marginal a fenómeno transversal, con métricas de audiencia espectaculares, conversación en redes y una renovación exprés que no estaba en los planes iniciales de nadie.
En Estados Unidos, Heated Rivalry se ha colado de forma sostenida entre los títulos más vistos de HBO Max, ha sido renovada para una segunda temporada antes incluso de terminar de emitirse la primera y se ha convertido en uno de esos casos que la industria suele resumir con una palabra tan manida como precisa: sorpresa. "Fue un 'sí' muy fácil", reconocía Casey Bloys, consejero delegado de HBO y Max Content y valedor de la serie, en declaraciones recogidas por Variety. "Ha superado con creces nuestras expectativas".
La premisa es tan directa como explosiva: dos jóvenes estrellas del hockey profesional –rivales deportivos, ambos en el armario– mantienen durante años una relación clandestina que se mueve entre la competencia feroz, la atracción física y una intimidad emocional que desborda el hielo. El canadiense Shane Hollander y el ruso Ilya Rozanov, interpretados por Hudson Williams y Connor Storrie, encarnan una fantasía romántica que no se disfraza de drama de tesis ni se esconde detrás de la metáfora: el sexo, el deseo y el secreto son el lenguaje mismo del relato.
'Heated Rivalry', un pequeño proyecto canadiense que se ha hecho viral
En un amplio reportaje publicado este martes, The New York Times subraya precisamente ese enfoque como una de las claves del éxito. "El slow burn [el gancho de una historia que se cuece a fuego lento] no es que se atraigan, sino que desarrollan sentimientos el uno por el otro", explica Jacob Tierney, el creador de la serie. La relación no avanza hacia el sexo; empieza en él. Y desde ahí se construye todo lo demás: la rivalidad deportiva, la negociación emocional y el peso de un entorno profesional donde la heterosexualidad sigue siendo la norma. Tierney, conocido hasta ahora por comedias de culto como Letterkenny o Shoresy, adapta la novela Heated Rivalry, publicada en 2019 por Rachel Reid, segunda entrega de su serie literaria Game Changers, muy popular entre lectoras de romance queer.
Ni siquiera el propio equipo imaginaba este alcance. "El pitch era un pequeño proyecto canadiense, con énfasis en lo de pequeño y canadiense", ha reconocido el actor Hudson Williams a The New York Times. "Nunca me imaginé esto". Su partenaire, Connor Storrie, habla en el mismo artículo de un proceso de trabajo milimétrico, con entrenadores deportivos, coordinadores de intimidad y coaches lingüísticos, para sostener una relación que exigía tanto física como emocionalmente.
La serie llegó a Estados Unidos a través de HBO Max después de su estreno en la plataforma canadiense Crave. Fue una adquisición fulminante, avalada por el mismísimo Casey Bloys –el jefazo de programación de HBO es, a la sazón, gay– cuando las imágenes promocionales y los primeros episodios empezaron a circular de forma viral. Según Variety, la serie iba a estrenarse en 2026, pero el calendario se adelantó varias veces al comprobar el potencial del material.
Romance gay, una fantasía "segura" para las mujeres
Parte del fenómeno tiene que ver con una audiencia que durante años ha consumido romance masculino de manera casi vergonzante y que ahora se reconoce en una producción de primera línea, con todos los perejiles de la industria. Así, según el análisis de Hollywood Reporter, Heated Rivalry ha logrado conectar de forma masiva con mujeres heterosexuales, bisexuales o queer que encuentran en este tipo de relatos una representación del deseo masculino alejada de la habitual toxicidad. "Hay consentimiento, hay cuidado, hay reciprocidad", explicaba una espectadora entrevistada por la revista. "Eso es increíblemente atractivo".
La propia autora apuntaba una razón más incómoda: según Reid –que comenzó autoeditando sus libros en Amazon antes de dar el salto al sello de romance Harlequin– muchas lectoras prefieren historias sin mujeres porque su relación con el sexo heterosexual está atravesada por experiencias negativas. "Es una fantasía en la que se sienten más seguras", asegura, antes de ofrecer un argumento tan provocador como definitivo: "A los hombres les gusta el porno lésbico. ¿Por qué a las mujeres no les iba a gustar esto?".
Polémica en la comunidad LGTBI
Esa lectura no ha estado exenta de polémica. Una parte del público gay ha cuestionado el tono de la serie o su orientación hacia una mirada femenina, y algunas voces han reprochado a los actores no hacer pública su orientación sexual. El caso más sonado fue el del actor y humorista Jordan Firstman, uno de los actores de otro éxito reciente de HBO, I Love LA, que declaró en una entrevista con Vulture que el sexo de la serie "no es como follan los gays" y que estaba pensada para "ver a dos jugadores de hockey heterosexuales fingiendo ser gays". Firstman llegó a decir que no respetaba a los protagonistas si evitaban posicionarse públicamente por motivos de carrera.
La polémica escaló rápido y se desinfló igual de rápido. Días después, el propio Firstman se retractó en redes sociales y acabó posando sonriente junto a Hudson Williams en un evento promocional de HBO Max.
En paralelo, organizaciones vinculadas al hockey inclusivo han celebrado que, aunque sea desde la fantasía, se visibilice un conflicto real. Como recuerda The New York Times, la NHL no ha tenido nunca un jugador activo abiertamente gay. Joey Marcacci, de la New York City Pride Hockey Alliance, lo resume así: el hockey sigue siendo "un entorno muy tóxico para cualquier persona queer". Por ello, que una historia imagine otra posibilidad, aunque sea ficcional e hiperromántica, sigue siendo relevante.
¿Cuándo podrá verse en España 'Heated Rivalry'?
En términos industriales, Heated Rivalry es también un caso de estudio. Presupuesto modesto, producción canadiense, ausencia de grandes estrellas previas y una estrategia de promoción basada en el engagement orgánico han dado como resultado uno de los mayores éxitos inesperados del año en el streaming anglosajón. Un recordatorio de que, incluso en un mercado saturado de franquicias, todavía hay espacio para historias específicas que no piden perdón por serlo.
Y ahora, la pregunta que flota en España desde hace semanas: ¿cuándo se podrá ver aquí? La respuesta, por ahora, es parcial pero clara. Movistar+ tiene los derechos de emisión de Heated Rivalry en nuestro país. No hay fecha oficial de estreno, pero la previsión es que la serie llegue a la plataforma durante los primeros meses de 2026. El hype ya está servido. Falta que el calendario acompañe.
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