Antes de las medallas, las lágrimas y la emoción, los Juegos Olímpicos tienen siempre una cita ineludible: la ceremonia inaugural, ese espectáculo que cada cuatro años marca el disparo inicial del mayor evento deportivo mundial.

En el caso de Tokio, la gala de mañana viernes estará marcada indudablemente por la pandemia de coronavirus. Sin público, con muchos menos atletas que de costumbre y con una puesta en escena diferente, sin coreografías en masa. Casi todos los detalles están guardados bajo llave y poco o nada se sabe de qué ocurrirá a partir de las 20:00 horas en el Estadio Nacional de Tokio (13:00 hora española).

Las ceremonias inaugurales siempre han sido un ejercicio de reivindicación nacional, un viaje por la historia, la cultura y las tradiciones del país organizador. Se da por descontado que este año aparezcan la tecnología japonesa, el manga, personajes como Mario o Naruto y el mismo coronavirus. Tampoco deberían faltar fuegos artificiales, juegos de luces y música, aunque lejos de la grandiosidad de ediciones anteriores. Todo estará bajo la sombra del covid.

"Será una ceremonia mucho más sobria, pero con una hermosa estética japonesa. Muy japonesa y en sincronía con el sentimiento de hoy, la realidad", ha señalado a Reuters Marco Balich, asesor principal del director ejecutivo de la ceremonia,  productor ejecutivo Tayuki Hioki. "No habrá ni humo ni espejos. Se tratará de cosas reales que suceden hoy".

Grecia inaugura el desfile y Japón lo cierra

En la ceremonia seguirá habiendo un desfile de deportistas. El Comité Olímpico Internacional no ha puesto un número límite de participantes para cada delegación, pero lo que sí cambiará es que esta vez sólo podrán desfilar deportistas. Los oficiales de cada comité tendrán que verlo por televisión. No obstante, se espera que muchos atletas no acudan para evitar posibles contagios.

Como es tradición, será Grecia, cuna de los Juegos Olímpicos, el país que iniciará el desfile y lo cerrará Japón, el país anfitrión. Después se realizará el Juramento Olímpico y los Juegos se declararán oficialmente inaugurados. En ese momento se desvelará otro de los secretos mejor guardados: cómo llegará la antorcha olímpica a encender el pebetero, donde se mantendrá el fuego hasta la ceremonia de clausura.

Una baja de última hora muy polémica

Por si el Comité Organizador de Tokio 2020 no tuviera suficiente con lidiar con la pandemia y la baja aceptación del evento en la comunidad local, el lunes tuvo que ver cómo dimitía el compositor musical para la ceremonia, Keigo Oyamada. El artista dejó el cargo por el escándalo que generó unas entrevistas que dio en los años 90 y en las que afirmada haber acosado a compañeros de clase discapacitados.

Las redes sociales se encargaron de recuperar del olvido esas afirmaciones y la presión fue cada vez mayor, hasta que el propio Oyamada tomó la decisión de dar un paso al costado. El Comité Organizador trató de convencer en un inicio al artista de que siguiera ya los pocos días que faltaban, pero después dio marcha atrás.

“El Comité de Organización de Tokio 2020 considera que las acciones del señor Oyamada eran absolutamente inaceptables”, declararon los organizadores en un comunicado. “Vistas sus sinceras excusas, expresamos la voluntad de dejar al señor Oyamada seguir su trabajo durante los días que faltaban hasta la ceremonia de apertura. No obstante, llegamos a la conclusión que ésta era una mala decisión, por lo que aceptamos su decisión”, añaden.