Rafael Nadal vive días extraños en París. Tiene varios motivos para sonreír: el martes venció a Novak Djokovic, está a dos victorias de ganar Roland Garros por décimo cuarta vez y hacía tiempo que no mostraba tal nivel tenístico y físico como ante el número uno. Pero hay un asunto, el pie izquierdo, que le tiene muy preocupado. Tan preocupado que el español lleva días lanzando mensajes bastante pesimistas sobre su futuro.

Le diagnosticaron en 2005 la enfermedad de Müller-Weiss, un problema crónico y que no se puede operar

"Soy suficientemente mayor para no venir aquí a decir cosas que no creo o para ocultar cosas. No sé lo que va pasar. Sé que voy a jugar este torneo, porque estamos haciendo las cosas para estar listos, pero no sé lo que va a pasar después", indicó el balear en la madrugada del miércoles. Cuarenta y ocho horas antes había advertido sobre el duelo con Djokovic: "No sé si el del martes será mi último partido aquí en Roland Garros".

No lo fue. Venció en cuatro sets a Djokovic en un encuentro memorable y el viernes, cuando cumple 36 años, se enfrentará al alemán Alexander Zverev en busca de un billete para la final del domingo. Será cuando acabe su participación en el torneo, con la copa o sin ella, cuando Nadal ha prometido que dará más detalles sobre su pie izquierdo y una lesión que arrastra desde sus primeros días como profesional.

Qué es la enfermedad de Müller-Weiss

Todo empezó en 2004, cuando sufrió una fractura por sobrecarga en el pie izquierdo que le hizo perderse entre otros torneos Roland Garros. Al año siguiente volvió a sentir molestias en el mismo pie y se le diagnosticó una osteocondritis del escafoides, conocida también como enfermedad de Müller-Weiss. Se trata de una lesión que se produce porque el hueso escafoides tarsiano no se había endurecido lo suficiente durante la infancia.

Con el paso del tiempo, "el hueso se había deformado, había crecido y corría el riesgo de astillarse", explica el periodista Dominic Bliss en el libro Rafa Nadal: simplemente leyenda (Lunwerg). La lesión no se podía operar y el especialista que le vio en Madrid le advirtió que cabía la posibilidad de no volver a jugar al tenis. Por suerte, el presagio no se cumplió. La solución que encontró el equipo de Nadal fue diseñar unas plantillas especiales, realizar infiltraciones y sesiones especiales de fisioterapia y tomar analgésicos para soportar el dolor.

La cosa no fue mal: 21 Grand Slam, 91 títulos, 17 años seguidos en el top ten e innumerables récords. Nadal fue sorteando esa lesión e innumerables problemas físicos a lo largo de los años. Le dieron por acabado más de una vez y siempre encontró el camino de vuelta a la gloria. Su última resurrección es la de 2022, cuando tras más de seis meses sin apenas competir por la lesión en el pie ganó el Abierto de Australia en una final épica. “Tengo el escafoides partido por la mitad, es un problema sin solución", había advertido en Melbourne.

Y lo de Roland Garros va camino de ser otra nadalada. Porque hace tres semanas perdía en Roma prácticamente cojo.

El no asombro de Djokovic: "No es la primera vez"

Viendo esas imágenes de Nadal del 12 de mayo sorprende todavía más el nivel que desplegó el martes por la noche ante Djokovic en la pista Philippe Chatrier. Al serbio, sin embargo, no le impresionó. "No es la primera vez que regresa al cien por cien de su físico unos días después de estar lesionado y casi sin poder andar", comentó Nole en rueda de prensa.

Gran parte de la culpa de que Nadal volara sobre la pista es de Ángel Ruiz Cotorro, su médico desde hace más de una década. Cotorro vigila día a día la evolución del pie. "El hecho de tener a mi médico aquí hace que podamos hacer algunas cosas que ayudan", indicó el campeón de 21 Grand Slam.

“Hablaremos después del torneo y entenderéis un poco todo. Pero por ahora, vamos a dejarlo todo. No sé qué puede pasar después de aquí. Creo que aquí puedo competir y después ya veremos cómo queda todo. Ahora mismo no es momento de dar explicaciones, pero la tiene. Cuando termine, os lo explicaré. A partir de ahí, vamos a estar centrados en estas semifinales”, añadió Nadal.

En enero en Australia, cuando habló largo y tendido de la lesión, dejó bien claro que no se retiraría mientras pueda soportar el dolor y seguir luchando por los mejores títulos. "Si el dolor va a superar todo lo demás, si te quita la ilusión y la posibilidad de conseguir tus objetivos, entonces es momento de pensar en otras cosas. Ahora mismo no estoy en esa línea", apuntó en ese momento.

Si se está acercando a esa línea en Roland Garros sólo lo sabe él. "Si no encuentro una mejora o una pequeña solución a la lesión que tengo en el pie, va a ser muy difícil para mí", anticipó. La única certeza que se sabe desde fuera es que está a dos victorias de agigantar su leyenda. El domingo a más tardar, la duda de su futuro quedará resuelta.