El Estadio de Vallecas es un lugar particular. Un mazacote enclavado entre bloques de viviendas flanqueado por la interminable Avenida de la Albufera y la calle del Payaso Fofó que, como el personaje que da nombre a la vía saca una sonrisa, pero en este caso de incredulidad, cuando uno levanta la cabeza y cae en la cuenta de que allí juega un equipo de Primera División, el centenario Rayo Vallecano.

La instalación, lejos de la grandilocuencia del flamante Santiago Bernabéu o del nuevo San Mamés, esconde un encanto también embriagador, pero distinto. Si uno nunca ha ido al fútbol en Vallecas y solo lo ha visto por la televisión también lo sabe. La grada está más encima del césped que en ningún otro campo de LaLiga y tiene unos palcos VIP muy especiales: los balcones y ventanas de las casas de la calle Teniente Muñoz Díaz con vistas de lujo al verde.

A todas estas pequeñas cosas se suma lo intangible. Para los vallecanos, el Rayo no es el Rayo, es su Rayo. El Estadio de Vallecas no es el lugar donde juega su equipo, es "el alma de barrio, el motor que mueve nuestras ilusiones diarias. Aunque el culmen sean dos horas cada 15 días", explica en conversación con El Independiente, Antonio Mora, presidente de la Federación de Peñas del Rayo Vallecano.

Mora, como representante de los peñistas, defiende la localización del estadio en contra de la insinuación de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, en diario AS sobre "buscar una nueva ubicación, porque cada vez es más insostenible que sigan en Vallecas".

¿Qué pasa con el Estadio de Vallecas?

"El club necesita un estadio adaptado a la realidad actual. Nos dicen desde el Rayo que ya han visto una serie de terrenos y en breve entraremos en negociación. La idea es ceder terrenos y que ellos costeen el nuevo estadio", así apuntilló Ayuso unas declaraciones que han generado un incendio en Vallecas.

El guante lo recogió Raúl Martín Presa, propietario y dueño del Rayo: "El Estadio de Vallecas es entrañable, pero ya hace varios años que quedó obsoleto. Ahora tenemos cierto nivel de solvencia y es el momento de aspirar a crecer, y eso pasa por una serie de cuestiones que el estadio ahora mismo no nos las da", señaló Presa en una entrevista a Onda Madrid en la que defendió la idea de construir un nuevo campo en vez de reformar el actual.

La reacción de la masa social del Rayo, especialmente arraigada a su feudo y a su barrio, ha hecho dar un paso atrás al presidente. Presa apuntó en Marca que el Rayo permanecerá en Vallecas, "los que queremos al Rayo lo queremos tal como es"; sin embargo, el espacio es el que es, y lo que Presa considera cerca y Vallecas choca con el sentir de la afición: "Como se lo lleven de aquí me quito de socio", afirma un abonado a este diario a las puertas del templo rayista.

El Estadio de Vallecas se levanta sobre un terreno propiedad de la Comunidad de Madrid y el club cuenta con la licitación. Según indicó Ayuso, el trato sería abandonar la sede actual y que la Comunidad regalase otra superficie para que el Rayo construyera su nuevo hogar. La sensación en las aceras de la franja es que se trata de "un pelotazo urbanístico que para la gente del Rayo se traduce en que nos quiten nuestro estadio y nos pongan aquí unos pisos".

La afición del Rayo, contra el cambio

Fernando Jiménez, de la Peña Rayo Clash, destaca que la unión entre el Rayo y Vallecas no tiene nada que ver con la mudanza del Atlético de Madrid del Vicente Calderón al Metropolitano: "La unión del Rayo con Vallecas es distinta, aquí ese cambio es incondebible. No hay Rayo sin Vallecas", asevera el aficionado.

Para el presidente de la Federación de Peñas del Rayo Vallecano, Rayo y Vallecas no es un vínculo: "Es lo mismo, es un barrio y su emblema. Un todo". La postura es clara. "Ni pensamos ni planteamos, ni queremos, que eso vaya a ocurrir". Jiménez lamenta la situación en la que se encuentra el estadio y responsabiliza a la propiedad: "El campo tiene que seguir donde está, en pleno Vallecas. El problema es que en los últimos años no ha habido ningún tipo de mantenimiento por parte del club. Cualquier visitante que venga de fuera verá una instalación que no es propia ni de Primera ni de Segunda División".

Los socios subrayan que los accesos son complicados, que hay tramos de escaleras sin luz, que los asientos no se limpian habitualmente y que hay baños que a veces no tienen agua: "El club lo ha abandonado para justificar su interés en construir un estadio nuevo. Lo que planteamos las peñas es una reforma del estadio actual", comenta Jiménez.

Uno de los argumentos de Martín Presa para evitar la reforma y pasar a la edificación es que el Estadio de Vallecas "no tiene párking para jugadores ni autoridades, no tenemos zona de almacenamiento, no hay zonas adecuadas de trabajo para prensa, sin zonas de 'hospitality' ni zonas VIP", lo que, a su parecer, "afecta sensiblemente en la obtención de ingresos, siendo al final el equipo que menos ingresos puede obtener en LaLiga".

Las peñas rebaten la postura de Presa, ya que entienden que un cambio de sede provocaría una sangría en la masa social: "Hay que valorar si el Rayo Vallecano necesita un estadio de 25.000 espectadores. El equipo ahora está en Primera División, pero no debería sorprender si en unos años está en Segunda División", advierte Jiménez.

Martín Presa insistió en que su plan es que el nuevo estadio esté lo más próximo posible al estadio actual, "si puede ser dos calles abajo mejor que seis, si puede ser seis mejor que ocho. Pero necesitamos un terreno, un terreno dotacional para el uso deportivo, que no son 100 metros cuadrados lógicamente".

"No es quedarse en Vallecas, es quedarse en nuestro estadio. Porque si la Albufera es la arteria del barrio, el Estadio es su corazón", replicó Bukaneros en un comunicado, el grupo ultra del Rayo. "En general para la gente de Vallecas, no toda del Rayo, es un lugar emblemático para definir su barrio. No tenemos mucho más", concluye Mora.