El pasado 10 de junio se publicó el Real Decreto 465/2025, que modifica el Reglamento General de Circulación únicamente en materia de señalización, con un nuevo catálogo oficial de señales (anexo I) que entra en vigor el 1 de julio de 2025. Entre sus novedades destacan:

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  • Incorporación de señales para zonas de bajas emisiones y vehículos de movilidad personal.
  • Rediseño de pictogramas y mejora de visibilidad, adaptando la señalización a los avances tecnológicos y sociales.
  • Plazo de un año para retirar las señales derogadas, hasta el 1 de julio de 2026.


En un comunicado, la Mesa —integrada por RFEC, CicloJuristas, ACP y AMBE— señala que, pese a atender algunas demandas “largamente planteadas”, la reforma:

  • Dispone nuevas señales sin regular la actividad que las justifica.
  • Crea la señal de Avanza-bici, pero no establece condiciones de uso ni procedimientos para su implantación efectiva.
  • Incluye señales de protección para niños, mayores y discapacitados, pero omite a los ciclistas como “grupo vulnerable”.

Para la Mesa, estas lagunas mantienen a la bicicleta en un “lugar secundario y marginal”, contraviniendo la visión de movilidad sostenible que inspiran los debates actuales en el Congreso de los Diputados y las ordenanzas municipales más avanzadas.


Ante la ausencia de una reforma global del Reglamento General de Circulación, la Mesa de la Bicicleta exige:

  • Retomar con urgencia la tramitación del Real Decreto de protección de usuarios vulnerables, alineado con la normativa europea y la realidad urbana y rural española.
  • Abordar de nuevo cuajo tanto la Ley de Tráfico como su Reglamento, que quedaron “obsoletos” tras los cambios en la movilidad.
  • Garantizar que los ciclistas dejen de ser considerados usuarios de segunda, dotándoles de derechos y obligaciones claros, y reconociéndolos explícitamente como colectivo vulnerable.


La entrada en vigor del catálogo de señales debería haber sido la oportunidad histórica para que España se equiparase a los países más favorables a la movilidad ciclista. Sin embargo, la falta de voluntad política deja la bicicleta en un segundo plano, con nuevas señales pero sin marco normativo que regule su uso y garantice la seguridad de los ciclistas en carretera y ciudad. Es imprescindible avanzar hacia una reforma integral que confeccione desde cero un Reglamento de Circulación adaptado a la movilidad del siglo XXI, según informa Europa Press.

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