La elección de la sede para la final del Mundial 2030 sigue siendo motivo de debate, y hasta la fecha ningún país ha logrado la confirmación oficial para albergar uno de los partidos más importantes y más seguidos en todo el planeta. Actualmente, hay tres estadios que se disputan el albergar este encuentro. Estos son: Santiago Bernabéu (Madrid), Spotify Camp Nou (Barcelona) y Grand Stade Hassan II (Casablanca). Estos son los motivos y argumentos de cada país.
España: aspiración y argumentos
España es la favorita para acoger la final según la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), que considera al Santiago Bernabéu como "la única opción real". La RFEF destaca que dicho estadio cumple con las exigencias técnicas, ubicación estratégica en Madrid (cercanía al aeropuerto y experiencia en grandes eventos), y que la reciente reforma lo posiciona entre los más avanzados del mundo. A nivel gubernamental, España también apoya el Camp Nou de Barcelona. Principalmente por su capacidad proyectada de 105.000 asientos una vez concluidas las obras en 2027, siendo el estadio más grande de Europa en ese momento.
El gobierno español y la RFEF remarcan que, según la rotación de continentes, la final debería jugarse en Europa (en Madrid o Barcelona) y que por infraestructura y tradición, España tiene ventaja. Sin embargo, la decisión corresponde a la FIFA.
Marruecos: la ambición africana
Marruecos ha hecho una apuesta fuerte con su nuevo Grand Stade Hassan II en Casablanca, que promete superar los 115.000 asientos y ser el estadio más grande en disputa. Las autoridades del país han dejado claro que consideran prioritario acoger la final en suelo marroquí. Han presentado el estadio como "icono de modernización y símbolo de integración continental". La federación marroquí y el propio gobierno insisten en que sería un triunfo histórico celebrar el partido decisivo por primera vez en África del Norte.
Sin embargo, no todo es oro lo que reluce. Las protestas ciudadanas de la "Generación Z" de Marruecos contra la escasez de servicios públicos de calidad en el país y la falta de expectativas laborales para los jóvenes, se contrapone con las escandalosas inversiones millonarias en los estadios que albergarán el Mundial 2030. Los jóvenes marroquís están saliendo a las calles y ponen en peligro incluso la seguridad de la Copa África 2026, torneo que albergarán el próximo mes de diciembre y que servirá de prueba para comprobar si están capacitados para albergar un evento tan importante como la final del Mundial.

Portugal: el socio estratégico
Portugal participa activamente en la candidatura tripartita, aunque ni Lisboa ni Oporto (a priori) figuraban entre las opciones finales para la gran final. El presidente de la Federación Portuguesa de Fútbol sostiene que el país será clave en la gestión y legado del Mundial, pero reconoce que la disputa por la final está entre España y Marruecos. Sin embargo, Martim Meyer, el candidato a la presidencia del Benfica, ha metido al Estadio Da Luz en la pelea. Ha prometido, si llega a la presidencia, que ampliará el aforo del estadio y peleará cara a cara con España y Marruecos por ser el estadio que acoja este partido. "La obra del Da Luz tardará 36 meses. Tenemos tiempo para pelear por el Mundial 2030". Las elecciones son en apenas unas semanas, por lo que antes de diciembre tendremos la respuesta.

Una polémica que va más allá del fútbol
Las últimas semanas han estado marcadas por polémicas en el sistema de elección de sedes español. Las filtraciones sobre posibles modificaciones de datos para ajustar la evaluación federativa no han ayudado en nada al proceso. Rafael Louzán, presidente de la RFEF, se ha manifestado a favor de revisarlo con una comisión independiente. Además, ha exigido transparencia para despejar dudas y asegurar una elección justa.
Por parte de FIFA, el informe técnico da la puntuación más alta de la historia (4,2 sobre 5) a la candidatura de España, Portugal y Marruecos, aunque advierte de retos en cuestiones jurídicas y en algunos estadios. La FIFA recalca que la decisión será adoptada de forma democrática por el Congreso y el Consejo, evaluando tanto aforos como historia y capacidad operativa. El proceso se encuentra en su fase final, con una votación prevista antes de que termine 2025, y tanto los representantes españoles como marroquíes han reiterado públicamente su deseo de albergar la final.
Competencia estratégica
El requisito esencial de FIFA para la final es superar los 80.000 asientos, y tanto Casablanca (115.000) como el Camp Nou (105.000) cumplen este estándar de forma más holgada que el Bernabéu, aún tras la última reforma. El Bernabéu, pese a su tecnología avanzada y tradición, llega por poco (84.000) a la cifra exigida sin una ampliación adicional. Esto abre la puerta a las alternativas marroquí y catalana.
En este contexto, la disputa se centra en dos ejes:
- Tradición futbolística y operaciones (Madrid y Barcelona)
- Impacto y capacidad (Casablanca)
¿Quién tiene más papeletas para ser sede de esta final?
España es la favorita, y el Santiago Bernabéu el elegido. Nuestro país representa el 55% del peso organizativo del Mundial 2030 en esta candidatura tripartita con Portugal y Marruecos, por lo que los expertos competentes consideran que debe ser el país que organice la final. Celebrar la final en Madrid en el Bernabéu sería un evento histórico, y es que ya se disputó una final allí en 1982. Esta sería la segunda ocasión. Sin embargo, en caso de priorizar el aforo puro, se abren las opciones de Barcelona y Casablanca (e incluso de Lisboa).
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