La Ayuda Oficial al Desarrollo y la inversión en investigación se ha estancado, nuestra tasa de desempleo todavía es demasiado elevada, y carecemos de una estrategia para la protección del océano. España no ha quedado muy bien parada en el tercer informe que ha realizado la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN por sus siglas en inglés) y la Fundación Bertelsmann para evaluar el grado de cumplimiento de cada país respecto a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.

España –que ocupa el puesto 25 del ranking mundial- no es la única nación que no está para felicitaciones. El tirón de orejas se dirige sobre todo a los gobiernos de los países ricos (que son los que deben llevar la iniciativa, para arrastrar en su estela virtuosa a los menos favorecidos): faltan planes estratégicos serios y sobre todo inversiones económicas que hagan posible su implementación. Nos estamos durmiendo en los laureles, el horizonte de la Agenda 2030 se desdibuja cada vez más.

La erradicación de la pobreza y el hambre parecen avanzar por buen camino en términos generales, pero en cambio los objetivos relacionados con el “consumo y producción responsable”, la “acción climática” y “protección de la vida submarina” acumulan un preocupante retraso. En general, la mayoría de países están realizando avances, pero estos son más lentos en los objetivos medioambientales.

Los autores del informe no aseguran ni siquiera que SueciaDinamarca y Finlandia, que son los países que encabezan el ranking, alcancen sus metas holgadamente en 2030. Hasta ahora, solo unos cuantos países del G20 han tomado acciones decisivas para alcanzarlos. BrasilMéxico e Italia son los que han dado los pasos más relevantes para avanzar los ODS con la creación de unidades de coordinación y planes concretos, mientras que India y Alemania al menos han empezado a hacer recuento del presupuesto que deberán destinar a la consecución de la Agenda 2030. En el extremo opuesto –los “peores de la clase del G20”- se encuentran Estados Unidos y Rusia, mientras que la República Democrática de Congo, Chad y la República Centroafricana van a la cola del tren en términos absolutos.

Nuestro país no aprueba ninguno de los 17 ODS, puntuando especialmente bajo en los Objetivos 9 (innovación), 12 (consumo y producción), 13 (cambio climático) y 14 (vida submarina). Sin embargo, muestra una tendencia positiva en cinco de ellos (salud, igualdad de género, gestión del agua, energía y acción climática). El informe también muestra, en el análisis de tendencia, que estamos retrocediendo en los Objetivos relativos a la lucha contra las desigualdades y en las alianzas para lograr los ODS.

“En 2018 España ha trabajado de manera satisfactoria desde varios ámbitos: la universidad, las empresas, la sociedad civil y los distintos niveles de la administración, sin embargo, los resultados del informe nos muestran que aún queda mucho camino por recorrer”, afirma Miguel Ángel Moratinos, presidente de REDS. “No obstante, el reciente nombramiento de una alta comisionada para la Agenda 2030 por el Gobierno y la creación de un ministerio de Transición Ecológica son buenas señales para que España pueda mejorar el próximo año su posición”, apunta.

“Una vez más, los países del norte de Europa encabezan la lista y los países más pobres quedan los últimos”, explica Jeffrey Sachs, director de SDSN. “Las implicaciones son muy claras: la filosofía de la economía social de mercado que equilibra el mercado, la justicia social y la economía verde es el camino de los ODS. Los países atrapados en la pobreza extrema necesitan más ayuda del resto del mundo”, concluye.