Es la pregunta del millón: ¿Podemos atribuir con certeza el recrudecimiento de las lluvias torrenciales de estos días al cambio climático? Lo cierto es que no del todo. Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), recuerda que las lluvias intensas en la costa mediterránea –conocidas popularmente como “gota fría”- se han repetido periódicamente a lo largo de la historia, “si bien las proyecciones climáticas para la península ibérica indican la tendencia a que los fenómenos meteorológicos extremos serán cada vez más frecuentes y más intensos en la zona mediterránea”. Y esto incluye las gotas frías, pero también las sequías o los incendios.

Del Campo recuerda que en estos momentos no hay estudios de atribución que vinculen directamente un episodio concreto de gota fría con el calentamiento global. Sí se realizan para otro tipo de fenómenos como las olas de calor. “Por ejemplo, basándonos en parámetros estadísticos, se ha estimado que la ola de calor que sufrieron en el norte de Europa el verano pasado tiene dos veces más probabilidades de haber sido causada por el cambio climático”. Del mismo modo, si hablamos de la ola de calor de junio de 2017 que provocó una terrible cadena de incendios en Portugal y España –llegando a alcanzar al Parque Nacional de Doñana-, “las probabilidades de que estuvieran relacionadas con el cambio climático son diez veces superiores a lo normal”.

A los meteorólogos nada de esto les pilla por sorpresa, si bien “los efectos del calentamiento global se están notando más rápido de lo que se preveía inicialmente”. Los veranos son ahora diez días más largos de media que hace tan solo una década, y los récords de temperaturas máximas desde 1965 (que es el año en el que empezaron a recogerse estos datos) se han concentrado en los años 2014, 2015 y 2017. Sobre este punto no existe discrepancia.

Bomberos apagando un incendio en Galicia.
Incendios en Galicia.

“Geográficamente, España está ubicada a caballo entre las latitudes medias y los climas tropicales, dentro de los cuales se incluyen los desérticos. De hecho, los archivos históricos demuestran que las sequías son un problema inherente a nuestro clima. Con estas circunstancias de partida, una variación de temperatura global de medio grado desencadenará más fenómenos adversos. Somos una región frontera situada muy cerca de un desierto muy grande cuyo clima se expande hacia el norte. Esto hace que nuestro país sea de por sí más vulnerable que otros. El problema de la sequía lo van a sufrir especialmente en el norte de España porque allí están menos preparados. Ya lo vimos por ejemplo en otoño de 2017 cuando se secaron pantanos en León y Galicia. Por eso es muy importante adaptarnos a la nueva realidad”.

Pantano de Alarcón. La sequía hace emerger un viejo puente de la antigua N-III que debería estar cubierto por el agua.
Pantano de Alarcón. La sequía hace emerger un viejo puente de la antigua N-III que debería estar cubierto por el agua. Mario Viciosa

No más huracanes, pero sí más potentes

Pero, ¿y los huracanes? La confluencia de los ciclones Leslie y Michael a este lado del Atlántico no deja de ser un hecho insólito, que se produce después de un verano tórrido en Europa que ha elevado la temperatura del océano. “Hay discrepancias entre unos estudios y otros, pero en términos generales no parece que vaya a haber un aumento en el número de ciclones –asegura el portavoz de la AEMET-. Ahora bien, con un océano cada vez más caliente, que es el principal factor que alimenta los huracanes, es posible que sí se incremente la potencia de aquellos que llegan a formarse, y con ello su capacidad de acercarse a nuestras costas”.

Gráfico del paso del huracán Leslie por España
Gráfico del paso del huracán Leslie por España. Fuente: AEMET

Teóricamente, en nuestro país no se dan las condiciones para la formación de huracanes debido a que estamos situados en una zona templada del planeta y a que nuestras aguas son relativamente frías. Sin embargo, en los últimos tiempos algunos ciclones han desviado su curso habitual –de Este a Oeste-, y han tomado una trayectoria distinta –de Norte a Sur o de Oeste a Este-. “Leslie llegó hasta Portugal con todas las características propias de un huracán tropical. El año pasado, Ofelia paso relativamente cerca de Galicia con categoría de huracán 3, lo que la convierte en uno de los huracanes más potentes que ha pasado cerca de Europa. También ocurrió con la depresión tropical Vince, que logró adentrarse en la península ibérica en 2005”, resume Rubén del Campo. “Parece que tienen más querencia por visitarnos que antes, pero repito que no todos los estudios lo confirman”.

Desde Greenpeace se apunta igualmente que los huracanes son fenómenos naturales, pero su virulencia va a ser cada vez más severa porque estas tormentas están extendiendo su rango espacial (cada ves más hacia el Este) y temporal (cada vez se registran en un intervalo mayor del año). La ONG ecologista va un poco más allá en su diagnóstico, al señalar que las cantidades ingentes de dióxido de carbono que produce la quema de carbón, petróleo y gas están suministrando energía para la acumulación de tormentas tropicales “cada vez más poderosas”.

La gota fría, explicada en 30 segundos



Aire cargado de humedad del mar enfriado de golpe y sumado a la propia humedad en superficie. Gotas de las nubes que se vuelven muy pesadas y caen de forma abrupta en forma de lluvia o granizo. Así funciona la típica gota de otoño en un Mediterráneo caliente.
La AEMET prefiere utilizar el concepto 'depresión aislada en niveles altos' (DANA) antes que 'gota fría', ya que considera esta expresión como un "comodín" que explica situaciones que causan un impacto social (lluvias intensas, efectos desastrosos...). Desde la agencia explican que lo que entendemos por gota es técnicamente un tipo de "depresión cerrada en altura que se ha aislado y separado completamente de la circulación asociada al chorro, y que se mueve independientemente de tal flujo, llegando a veces, a ser estacionaria o incluso retrógrada". Es decir, es una masa de aire fría que se separa de otra más grande a gran altura, que desciende hasta chocar con aire más templado y que puede llegar a producir perturbaciones meteorológicas.

| Vídeo: Mario Viciosa