Las grandes fortunas latinoamericanas pliegan velas en la banca española. Tres años después de lanzar una ofensiva para hacerse con una porción considerable del sector financiero en España, la apuesta de los inversores sudamericanos parece estar debilitándose.

Así lo indica el anuncio el lunes de la venta de un 2,99% del capital del Banco Sabadell por parte del magnate colombiano Jaime Gilinski. El inversor ha logrado colocar en el mercado este paquete de acciones por un valor superior a los 200 millones de euros, lo que representa un descuento del 4,6% respecto al último precio del banco en el mercado. Deutsche Bank ha sido la entidad encargada de la colocación.

Se trata de la segunda desinversión que ejecuta Gilinski a lo largo de 2016, ya que el pasado abril se conoció que los títulos en su poder se habían reducido del 7,5% a poco más del 5%. Tras la última operación, su peso en el capital del banco que preside Josep Oliu se sitúa ligeramente por encima del 2%.

A lo largo de 2016, Gilinski ha reducido en más de un 5% su participación en Sabadell, que había alcanzado el 7,5%

Gilinski fue uno de los grandes abanderados del desembarco de grandes fortunas latinoamericanas en la banca mediana española entre finales de 2013 y principios de 2014. El inversor colombiano y el mexicano David Martínez irrumpieron con fuerza en el accionario de Sabadell en septiembre de 2013, a través de una ampliación de capital mediante la que invirtieron cerca de 550 millones de euros, para hacerse con un 5% del banco cada uno.

Pocos meses después, el mexicano Antonio del Valle, al frente de un grupo de inversores de la misma nacionalidad, desembolsó 450 millones de euros para adquirir el 6% de Banco Popular. Y ya en mayo de 2014, Luis Tinajero y Gustavo Tomé, también mexicanos, invirtieron unos 174 millones de euros para hacerse con el 7% -luego elevado al 7,5%- y el 2% de Liberbank, respectivamente.

Una apuesta frustrada

Aquel movimiento coincidió con un momento de optimismo creciente hacia la banca española, una vez afrontado el saneamiento del sector, con el rescate de Bankia y BMN, entre otras entidades, y con la economía española enfilando el camino de la recuperación, una vez contenida la crisis de la deuda que azotó al país en los años anteriores.

Sin embargo, el entorno de tipos de interés en mínimos en que ha tenido que moverse el sector desde entonces y las cargas heredadas de la crisis han acabado frustrando las expectativas de una sólida recuperación de las entidades en el mercado. En ese contexto, los inversores latinoamericanos han tratado de encontrar propiciar movimientos que reforzaran el valor de sus inversiones y, de hecho, distintas fuentes destacan a Gilinski y Del Valle como dos de los principales defensores de una fusión entre Sabadell y Popular.

La evolución bursátil de los bancos en los últimos años ha resultado poco favorable a los intereses de las grandes fortunas latinoamericanas. Al cierre del martes, las acciones de Sabadell se situaban un 23% por debajo del precio pagado por Gilinski y Martínez cuando realizaron su primera inversión, en septiembre de 2013; las de Popular han perdido alrededor del 80% de su valor desde la entrada de Del Valle en su capital; y los títulos de Liberbank pierden un 58% desde que Tintorero y Tomé forman parte de su accionariado.

Aunque estas cifras no son representativas del resultado de cada una de sus inversiones, si sirven para evidenciar las dificultades que han debido afrontar las grandes fortunas sudamericanas desde su desembarco en la banca española.

Tras enfriarse su relación con Ron, Del Valle dejó su puesto en el consejo de Popular el pasado septiembre

En este contexto, la venta de acciones de Gilinski aparece como la prueba más evidente de que estos inversores han empezado a cuestionarse su apuesta por el sector. Pero no es la única, Martínez, que queda ahora como el principal inversor de Sabadell, ha visto reducirse su peso en el capital del banco al 3,5%, debido, según fuentes financieras, a que no suscribió al 100% la ampliación que realizó el banco en 2015 y también por el efecto dilutivo de las conversiones de bonos que ha ejecutado el banco.

Y en Popular, la participación de los accionistas mexicanos también se ha ido reduciendo en los últimos tiempos, hasta contabilizar actualmente un 4,25%. De hecho, Del Valle renunció el pasado septiembre a su puesto en el consejo, después de que su relación con Ángel Ron se hubiera enfriado. Aunque su puesto fue ocupado por su primo Jaime Ruiz Sacristán, fuentes financieras señalan que no es descartable que se produzca una venta de la participación en cuanto surja una oportunidad.

Pese a esto, los vínculos que los bancos españoles abrieron con Latinoamérica entre 2013 y 2014 siguen muy presentes. No en vano, Sabadell mantiene una posición del 5% en el banco GNB Sudameris, controlado por Gilinski. Por su parte, Popular cuenta con cerca de un 25% del banco mexicano BX+.