La nueva dirección de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) estrecha el cerco sobre los productos complejos. El presidente del regulador de los mercados, Santiago Albella, ha expresado claramente su "preocupación" por la comercialización de productos como los contratos por diferencias (CFD) o las operaciones binarias.

Albella ha puesto el foco sobre unos productos que generan pérdidas "en más del 80% de los casos", durante la presentación del Plan de Actividades de la CNMV para 2017. En su opinión, es necesario adoptar medidas para proteger al inversor frente a una operativa que provoca en una "gran mayoría de las ocasiones unas pérdidas muy superiores a las que el cliente considera al invertir en ellos".

Del mismo modo, el nuevo presidente de la CNMV observa la necesidad de regular la técnica de márketing del cold calling (llamada en frío), consistente en abordar a potenciales clientes por vía telefónica o a través de canales digitales, sin que éstos hayan solicitado ese contacto.

Estas cuestiones permanecen desde hace tiempo en el radar del regulador, por los riesgos que implica la operativa con este tipo de productos apalancados, que pueden generar pérdidas muy superiores al desembolso inicial, por parte de inversores que, en muchos casos, carecen de los conocimientos apropiados para su manejo.

El regulador redobla sus exigencias para que las entidades adviertan sobre los riesgos de estos productos

Esta cruzada no es exclusiva de la CNMV, sino que supone una tendencia en el territorio europeo. De hecho, han sido las decisiones de distintos reguladores internacionales los que han conferido un brío renovado a la lucha contra los peligros asociados a estos productos. Así, por ejemplo, países como Bélgica han prohibido su comercialización entre clientes minoritarios; Francia, ha bloqueado su publicidad; y Reino Unido ha restringido la capacidad de apalancamiento de estos productos.

Albella ha reconocido que éste es un problema candente entre los reguladores europeos y que precisa de soluciones en común. Respecto a la imitación de las medidas adoptadas en otros países, el presidente de la CNMV comentó que requerirían de "cambios legales importantes" para ser implementados en España.

Así, hasta la fecha, la CNMV se ha centrado en exigir a las entidades más activas en la comercialización de este tipo de productos que mejoren las advertencias a los clientes sobre los riesgos que entrañan, en los que debería incluirse la firma del propio cliente de que asume esos peligros. Estas exigencias se estarían trasladando, igualmente, a las entidades con licencia en Chipre que venden sus productos en el mercado español.

El presidente del regulador de los mercados españoles no descartó, en cualquier caso, "ir más allá", aunque señaló que la resolución de este problema requiere de un profundo análisis y reflexión.