Las convulsiones bursátiles de Popular no cesan. Tras sufrir el lunes un descalabro próximo al 10%, la entidad presidida por Emilio Saracho registraba este martes un nuevo revés, en el entorno del 5%. De este modo, sus títulos registraban nuevos mínimos históricos, al situarse por momentos por debajo de los 0,7 euros por acción.

En sólo siete sesiones, el banco ha visto esfumarse cerca de una cuarta parte de su valor. El pasado 3 de abril, el anuncio de anomalías en sus cuentas de 2016, que vino acompañado de la dimisión de Pedro Larena como consejero delegado, desató una nueva oleada de desconfianza hacia el valor, que se ha traducido en un descenso superior al 23% en bolsa en este lapso. Equivale a una pérdida de 900 millones de euros.

Ha dinamitado 900 millones, tras la revisión de cuentas, la salida de Larena y el anuncio de ampliación

Popular se destaca, de este modo, como el peor valor del Ibex en 2017, con recortes también en el entorno del 24%. Y sitúa su valoración por debajo de los 3.000 millones de euros. La pérdida de esta cota es significativa, porque hace justo una década, el banco registraba los mejores momentos de su historia sobre el parqué, con una capitalización en el entorno de los 19.500 millones.

El varapalo a las acciones de Popular se produce en un momento en que el mercado empieza a elevar las probabilidades de que el banco tenga que volver a ejecutar una nueva ampliación de capital, después de haber captado 5.450 millones de euros en tres operaciones distintas en los últimos cinco años. El importe presumible de las necesidades, que la mayor parte de las firmas de análisis sitúa por encima de los 3.000 millones de euros, y la fuerte dilución que probablemente llevaría aparejado han propiciado una súbita huida de inversores en los últimos dos días.

Popular llegó a valer 19.500 millones en bolsa y ahora capitaliza menos de 3.000 millones

Emilio Saracho, presidente de la entidad, señaló el lunes en la junta que están "abocados a ampliar capital". Precisó que si acude al mercado "no es sólo para garantizar la ratio de capital, sino para garantizar que el banco pueda acometer su estrategia y competir en igualdad de condiciones”.

No supo precisar cuándo ni de qué importe será la operación. "Dependerá de la evolución del negocio y del ritmo de la venta de activos", aseguró.

Saracho asegura que no sabe cuándo ni de qué importe hará la ampliación; dependerá de la venta de activos

La improvisación a la que se somete el futuro del banco justifica que el primer espada del banco se haya negado a presentar un plan detallado. "No voy a presentar ningún plan en la junta general. La situación es más urgente porque tenemos poco tiempo. Hay más trecho que hacer de lo que se pudo pensar”. Y se excusa: “Nuestro plan puede que no parezca detallado, pero los planes no se describen, se ejecutan. Nuestro plan no es ciencia espacial. Es vender activos no estratégicos y en, su momento, ponernos delante de los accionistas y pedirles recursos”.

"Deducimos de lo comunicado ayer en la Junta que una ampliación se dirigiría sólo a institucionales (es obvio que los inversores particulares ya no están dispuestos a poner más dinero), de manera que el precio de colocación sería tan bajo y la dilución de tal envergadura que los actuales accionistas sufrirían enormemente", observan los analistas de Bankinter.

Según los analistas de Findentiis, el banco necesita capital por 1.200 millones de euros para alcanzar un nivel de coberturas sobre activos problemáticos del 50% -cifra que exigirá el BCE-. Además, su ratio de capital actual es del 8,17%, frente al 11% de sus competidores. Y para alcanzar este porcentaje, calculan que el banco debería captar otros 2.000 millones de euros.

Fidentiis también señala que el banco tiene capacidad para vender activos y negocios no estratégicos que generarían un capital adicional de 3.200 millones. Advierte de que los compradores exigirán precios con grandes descuentos. En este contexto, el bróker augura una ampliación de capital de entre 3.000 y 7.500 millones de euros.