El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, dio órdenes a los diputados del PDeCat para que no se llegara a un acuerdo con el Gobierno sobre la estiba, a pesar del deseo de los negociadores de desbloquear un asunto que beneficiaba a un organismo tan sensible como al consorcio de la zona franca de Barcelona y al puerto, auténtico eje económico de Cataluña. Fue en buena parte la presión empresarial la que acabó por forzar al catalán, que no quería que se escenificara ningún tipo de acuerdo con el Gobierno central, sobre todo cuando de la abstención de los ocho diputados independentistas dependía que el decreto de la estiba saliera adelante poniendo fin a meses de enfrentamiento en el sector y a una multa multimillonaria de la Unión Europea.
Moncloa cree que esta es una muestra de que se puede echar mano, aunque sea puntualmente, de los antiguos convergentes. Fueron los Ministerios de Fomento y de Empleo los que negociaron con el portavoz catalán y sustituto de Francesc Homs, Carles Campuzano, con el que llegó a haber negociaciones hasta altas horas de la madrugada que no fueron nada fáciles por el veto de Puigdemont. Casi in extremis, cuando el Ejecutivo dejó claro que ya no podía avanzar más en sus propuestas, hace dos jueves, consiguió el "nihil obstat" de los catalanes, una abstención que permitió ayer que el decreto saliera adelante con más votos a favor que en contra, 173 "síes" y 164 "noes". Una "geometría variable" de la que Moncloa cree que puede sacar réditos en otras negociaciones de futuro como la de las pensiones.
Para el PDeCat, este acuerdo supone marcar perfil propio frente ERC ante la hipótesis de un adelanto electoral en Cataluña
Además, para el PDeCat, este acuerdo supone marcar perfil propio frente ERC ante la hipótesis de un adelanto electoral en Cataluña, donde es muy difícil que se reproduzca la coalición Junts pel Sí. De hecho la antigua convergencia se sentó con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, para hablar de Presupuestos Generales del Estado, aunque no se llegó a ningún acuerdo, y ayer mismo, el diputado catalán Ferran Bel se reunió de nuevo con él en la zona de Gobierno del Congreso de los Diputados tratar cuestiones sobre la deuda catalana.
Pero aunque desde el Ejecutivo niegan que se haya negociado con el PDeCat nada que fuera más allá de la estiba -"no hay nada del Palau", aseguran fuentes conocedoras de la negociación-, lo cierto es que la ausencia de los dos representantes del Ministerio de Cultura en la reunión del Consorcio del Palau de la Música que debía decidir si denunciaban a Convergencia por el supuesto desvío de fondos al partido, el pasado día 12, impidió dicha denuncia.
Curiosamente, la noche anterior Fomento, Empleo y PDeCat llegaron al acuerdo de la estiba. Y CiU se apresuró a desmentir al poco que el apoyo a la liberalización del sector de la estiba no tenía nada que ver con complicidades concretas en líos de corrupción, sino en la aceptación de cinco enmiendas de la antigua Convergència por parte del PP.
Este jueves lo ha recalcado durante su intervención en el hemiciclo Bel Accensi, portavoz del PDeCat en la comisión de Fomento. Entre las cinco, Accesi destacaba "la garantía de que los estibadores sigan encargándose de la tramitación de vehículos en los puertos, una medida tan importante para los puertos de Barcelona y Tarragona". Igualmente, el diputado valoró los cambios en cuanto a la formación que se requerirá para acceder a estibador o la posibilidad de que se puedan negociar convenios a nivel de puertos.
El PDeCat se apresuró a desmentir que la abstención no se debía a guiños del PP en el Caso Palau
El debate parlamentario fue relativamente tranquilo hasta el final, cuando las intervenciones llegaban a su fin y varios estibadores calentaron el ambiente e increparon a los diputados que votaron a favor o se abstuvieron. ERC, socio de Gobierno en Cataluña de la formación que preside Artur Mas, intervino duramente en el Congreso, pero en ningún momento Esquerra mencionó el repentino giro del partido con el que integra la coalición pro-independencia JXS.
El titular de Fomento, Íñigo de la Serna, defiende que el principal cambio de la nueva propuesta radica es que se ha negociado "hasta el máximo" con los estibadores y las empresas para cerrar el segundo real decreto, derrotado a finales de marzo en el Congreso. Y asegura que todos los trabajadores mantendrán su puesto en los puertos. El fracaso de marzo simbolizó una histórica derrota para el Gobierno, porque en la joven democracia española las derrotas parlamentarias de un Ejecutivo a las primeras de cambio -se formó hacía tres meses- se cuentan con los dedos de una mano. De ahí la importancia de la abstención de los ocho diputados del PDeCat.
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