Un pequeño paso para el BCE, ¿pero un gran paso en el futuro de la política monetaria? Mario Draghi, presidente del banco central de la eurozona, dio ayer las primeras señales de que la retirada de los estímulos monetarios empieza a atisbarse en el horizonte.

Ajustándose al camino prefijado por los expertos, el BCE introdujo este jueves una serie de cambios en su discurso que dibujan un escenario más favorable a una retirada de los apoyos extraordinarios que viene prestando a la economía europea desde hace años.

El primero de ellos fue la retirada de su mensaje de la clásica advertencia sobre la posibilidad de que los tipos de interés alcancen niveles más bajos de los actuales si fuera necesario.

Este sutil cambio se ha visto reforzado por el hecho de que por primera vez en casi seis años, la institución ha valorado la situación de los riesgos económicos en la eurozona como equilibrada, lo que supone que los persistentes riesgos a la baja se han difuminado.

El BCE eleva las expectativas de crecimiento durante los próximos tres años

No en vano, Draghi ha presentado una mejora de las expectativas económicas en la región, elevando una décima sus previsiones de crecimiento para 2017, 2018 y 2018 hasta el 1,9%, 1,8% y 1,7%, respectivamente.

Estos sutiles pasos, no obstante, no representan un camino irreversible, ni mucho menos, y así lo quiso dejar claro el presidente del BCE. Insistió en que la institución no ha empezado a discutir la retirada de los estímulos monetarios (el famoso tappering), defendió los méritos del plan de compra de activos (QE) en la recuperación de la eurozona y garantizó que el banco central se mantendrá en los mercados por un periodo largo. De hecho, y pese a retirarlo de su comunicado, llegó a abrir la puerta a nuevos recortes de tipos si la situación empeorara.

La necesidad de persistir en los apoyos a la economía quedó refrendada por el recorte en las expectativas de inflación. La tendencia de los precios se mantendrá lejos del objetivo del BCE durante los próximos tres ejercicios. En 2017 se situará en el 1,5%, al año siguiente descenderá al 1,3%, para remontar al 1,6% en 2019. Se trata de un pronóstico dos, tres y un punto básico por debajo del emitido en marzo.

Estas estimaciones, que anticipan que cualquier retirada de los estímulos tendrá que ser muy gradual, provocó que por momentos el euro cayera por debajo del nivel de los 1,12 dólares  y motivó una notable caída de los rendimientos de la deuda en la eurozona, especialmente significativo en los países periféricos, como Italia, España y Portugal.

Los débiles pronósticos de inflación motivan caídas del euro y de los tipos de la deuda

Pero Draghi tampoco quiso que esas cifras se interpretaran como que sus esfuerzos siguen sin dar resultados. Por eso, insistió en que la rebaja de las estimaciones de inflación responde casi exclusivamente al descenso de los precios del petróleo y que, por lo tanto, no afecta a la tendencia subyacente de los precios, que evoluciona de forma favorable. Aunque, en su opinión, el apoyo de la política monetaria sigue siendo esencial para llevar las tasas a los niveles deseados.

Por eso, las compras de bonos continuarán hasta final de año o más allá, si fuera preciso, y los tipos de interés se mantendrán a los niveles actuales más allá del fin del QE.

Para el banquero italiano la clave del éxito de sus políticas está en tres palabras: paciencia, confianza y persistencia. Y aunque no la mencionó, no cabe duda de que la flexibilidad es otro de los ingredientes básicos de sus políticas. Por eso, al tiempo que inicia el camino de la retirada se asegura de que el sendero de vuelta queda suficientemente despejado, por si hubiera que volver a transitarlos.