La lista de morosos de 2018 publicada por Hacienda tiene nombres que se repiten año tras año. Y en el sector del ladrillo aquellas constructoras que entraron en liquidación a lo largo de la crisis inmobiliaria (2008-2015) ocupan ya un puesto inamovible en dicha clasificación, debiendo más de 2.000 millones en total, un 13% de todas las deudas. Así, Reyal Urbis, que entró definitivamente en liquidación en septiembre de 2017, vuelve a liderar la tabla con la misma deuda que el ejercicio anterior, 360 millones de euros.

Le sigue Oceanus, con una deuda que roza los 228 millones, similar al año pasado. Después aparece Nozar, con un concurso de acreedores abierto desde hace una década y a la que hasta la Sareb, el banco malo que absorbió los activos tóxicos relacionados con el ladrillo de varias entidades financieras, ha pedido más brío a la hora de acelerar su liquidación. Nozar fue fundada en 1981 y entró en concurso en 2009. Estaba participada por dos firmas constructoras relacionadas con la era de la burbuja, Astroc y Colonial. Su deuda también clava la del año pasado, 198 millones de euros.

Martinsa-Fadesa, desde 2015

El cuarto lugar lo vuelve a ocupar Vittone 1842, que adeuda a las arcas públicas 134 millones, empatando con los números de 2017. La que sí ve disparar su deuda es Anca, que pasa de deber 70 a 89 millones de euros, situándose en sexta posición. Anca pertenece a Antonio Catalán, presidente de AC Hotels by Marriott, cuya deuda no para de crecer. Por delante de Casado está Aifos, a la que Hacienda reclama 98 millones.

La primera no constructora de la lista de morosos es la Organización Impulsora de Discapacitados (OID), supuestamente benéfica que vuelve a deber 86 millones. Otras constructoras: Arenal 2000 y Arenal 2001, que adeudan 58 y 65 millones respectivamente. U Obras Nuevas de Edificación, con 86 millones, otra de las más destacadas constructoras.

Mención especial en la tabla merece Martinsa-Fadesa, que en 2008 anunciara la mayor suspensión de pagos de la historia de España (y cuya bancarrota ocupa un lugar simbólico en el pistoletazo de salida de la recesión). Martinsa, que aparece en la lista desde que se publicara la primera edición en 2015, debía en 2017 más de 65 millones. Dentro de pocos días se cumplirán exactamente 10 años de la quiebra de esta compañía, que dejó un reguero de esqueletos en forma de bloques de pisos inacabados a lo largo de la geografía española.