La central nuclear de Garoña lleva sin funcionar desde finales de 2012 y formalmente en cerrada y en vías de desmantelamiento desde que el Gobierno rechazara renovar su licencia de explotación en 2017. Durante ese tiempo, Endesa e Iberdrola –sus propietarias a partes iguales a través de la sociedad nuclear- han asumido una factura millonaria a cuenta de la vieja planta burgalesa.

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