España ha logrado dejar atrás el bloqueo político. El líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha logrado reunir este martes en el Congreso de los Diputados los apoyos suficientes para resultar investido como nuevo presidente del Ejecutivo nacional, tras ocho meses en situación de interinidad.

La decisión de la cámara, ampliamente esperada, apenas ha tenido reflejo en los mercados financieros, con el Ibex borrando sus avances iniciales, al unísono con el resto de grandes plazas internacionales.

Sin embargo, lo cierto es que el nuevo Gobierno que conformarán PSOE y Unidas Podemos genera ciertas dudas entre los inversores internacionales, que en general se muestran escépticos con los planes económicos de los nuevos socios.

Ese es el caso también de Barclays. La entidad británica ha emitido este martes, tras la votación del Congreso, un informe en el que advierte de que el nuevo Gobierno español podría enfrentar ciertas tensiones con las autoridades europeas a causa de su programa fiscal.

El banco teme que un nuevo incremento del salario mínimo paralice la creación de empleo y la inversión

Los analistas del banco consideran que Bruselas estará pendiente de la evolución del gasto primario neto, que no debería exceder el 0,9% para cumplir con lo establecido por las autoridades comunitarias, pero "con un amento planeado tanto de los ingresos como de los gastos en el acuerdo de coalición que probablemente supere (significativamente) este punto de referencia, creemos que puede haber discusiones enérgicas entre Madrid y Bruselas sobre ese tema, especialmente dado que el acuerdo de coalición también planea un retroceso de reformas estructurales pasadas".

Desde Barclays inciden en que las medidas perfiladas en el acuerdo de coalición entre PSOE y Podemos se plantea una política fiscal aparentemente más laxa, un aumento en el salario mínimo y la reversión de partes de la reforma laboral. Este cóctel, señalan "puede añadir apoyo a la actividad a corto plazo, pero ciertamente genera desafíos a medio plazo, especialmente en términos de competitividad", observan.

En este mismo sentido, observan que "los nuevos aumentos salariales probablemente frenarían la contratación y la inversión de las empresas, lo que dado el crecimiento cercano a cero de la productividad laboral desde mediados de 2018 ya ha estado afectando los márgenes de beneficio de las empresas".

La posible reversión de la reforma laboral es un asunto que también genera preocupación en las agencias de rating. Así, Kathrin Muehlbronner, de Moody's, considera que este asunto representaría un "riesgo clave", mientras que desde S&P advierten de que "si se produjera una reversión, probablemente pesaría sobre las perspectivas económicas y la solvencia de España".

Reformas complicadas

Una inquietud común para ambas agencias -y para la mayor parte de las casas de análisis- es la fragilidad del nuevo gobierno, que hace muy difícil sacar adelante reformas estructurales que afronten los principales desafíos que enfrenta la economía española (principalmente, el elevado desempleo y el amplio déficit de pensiones).

"La fragilidad del mandato del nuevo gobierno suscita dudas sobre el ritmo de las futuras reformas de políticas, incluidas las destinadas a mejorar el mercado laboral o reducir el déficit presupuestario. Esperamos que los esfuerzos para reducir el déficit presupuestario puedan vacilar en los próximos años, especialmente si la coalición gubernamental no puede abordar la brecha financiera del sistema de seguridad social de España, que es la fuente de la mitad del déficit", comentan los analistas de S&P.