El sector de la construcción lleva meses avisando de que la subida en el precio de los materiales y los retrasos en su entrega estaban perjudicando gravemente el transcurso de las obras y encareciendo los proyectos. En el ámbito de la obra pública, el precio al que se adjudicaron los trabajos difiere mucho del coste que tienen ahora mismo los materiales para las empresas. Muchas licitaciones incluso estaban quedando desiertas.

El Gobierno, consciente de la problemática y para evitar un frenazo en las obras en plena recepción de los fondos europeos de recuperación elaboró un real decreto para la revisión de precios dentro de los contratos públicos. Pero el reciente conflicto de Ucrania ha disparado los precios energéticos y las compañías piden una compensación también para ese sobrecoste, que no está incluido en el Real Decreto.

"Estamos deseando que se solucione todo. Pero por el camino pueden caer unas cuantas empresas que no sean capaces de aguantar estos costes", advierte en una entrevista con El Independiente Mariano Sanz Loriente, secretario general de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC).

¿Cómo les afecta el factor de la energía?

El quitar la energía del decreto hace que la revisión de precios se quede corta. Hasta que no se ponga en práctica el texto, las empresas lo estarán pasando muy mal. Y cuando digo las empresas, me refiero a todas las empresas porque se les han disparado los costes tanto en energía, como en combustible, como en todos los materiales. Si además le sumas la inflación, que seguramente tendrá repercusión en los salarios, resulta que las empresas están metidas en un imposible en estos momentos. Nosotros estamos deseando que se solucione todo. Pero por el camino pueden caer unas cuantas que no sean capaces de aguantar estos costes.

¿Ha faltado capacidad de reacción por parte del Gobierno?

Desde el Ministerio de Transportes están trabajando por sacar los índices de precios de los materiales en un plazo mucho más corto que lo habitual para que podamos intentar aplicar el Real Decreto lo antes posible. Entienden lo que nos pasa y eso es de agradecer.

¿Cuántas obras han quedado desiertas o están paralizadas?

Si hace unos meses hablábamos de 320 millones, ahora tendremos documentados del orden de 450. Si decíamos que había aproximadamente 500 obras desiertas, ahora hay bastantes más de distinto tamaño.

¿Qué tipo de obra es más sensible a la actual coyuntura?

Por ejemplo, una carretera, con toda la maquinaria y camiones que hay, el combustible se les ha disparado. Y los temas de electricidad, también. Hay compañías muy importantes como ladrilleras o altos hornos que han tenido que parar. Y eso es un coste incalculable. Es una rueda que va encareciendo todo y pilla a los que promueven -ya sea la Administración o un particular- con una subida no esperada. De verdad que hay muchas empresas desesperadas. Recibimos llamadas continuamente y necesitamos urgentemente aclarar lo que significa la modificación del Real Decreto. Y con eso nos haremos una idea de de si la situación está tan desesperada como creemos o a lo mejor no es tanto.

¿Cuántas empresas del sector se pueden ver beneficiadas por esa revisión de precios?

Estamos haciendo algunas consultas y pidiendo aclaraciones porque en la nueva redacción del Real Decreto hay algunos párrafos interpretables. Una lectura literal de lo que pone es que sólo sería aplicable para obras que duran más de 12 meses y excluiría, sobre todo, a obras de pequeñas y medianas empresas. En cuanto nos respondan, sabremos valorar de una forma muy concreta si este real decreto con su corrección beneficia a muchas o a pocas obras.

¿Y por qué no se incluye la energía?

Quien no lo incluye son otras carteras porque están en el mensaje de que en el tema de la energía están ayudando a todo el mundo. Ese es el argumento que nosotros recibimos, pero es que la incidencia es salvaje en muchos tipos de obras. En nuestro caso la revisión de precios que nos han propuesto es una ayuda para las obras pero no es su solución definitiva. Significa que vamos a aguantar un poquito más. Y en las obras que salgan ahora, la gente ya sabe lo que cuestan las cosas. Pero si se alarga la guerra de Ucrania y se dispara más la energía, todas las previsiones se caen al suelo.

¿Lo ven como una posición inamovible?

Una cosa es hablar con el ministerio inversor, que lo entiende, y otra con el que tiene el dinero y que tiene que repartirlo entre tantos frentes. Y se puede entender que se resista. Tampoco podemos pretender que, hoy por hoy, nos resuelvan todo y que lo tengamos todo sin ningún riesgo. Pero tampoco se puede decir que con eso las empresas ya no están trabajando con pérdidas. Las empresas siguen trabajando con pérdidas.

¿Cómo les afectaría exactamente la posibilidad de revisar el precio de la electricidad en un contrato de obra pública?

La energía incide muy positivamente en la revisión. Supone en muchos casos que si te sale una revisión a un 7% o un 8%, con la energía te podría llegar a un 10% o un 11%. Es decir, incrementaría probablemente lo que te dan en tres o cuatro puntos, dependiendo el tipo de obra. Y aunque tú estés perdiendo un 20%, no es lo mismo recuperar un 7% que recuperar un 11%. El Gobierno lo que intenta es que no se le queden obras paradas y desiertas, porque sería un drama ahora que vienen todos los fondos Next Generation. Devolver dinero sería un drama.

¿Y en qué punto estamos? ¿Se van a cumplir los plazos de ejecución de los proyectos?

Es mucho más difícil, pero lo importante es que hay voluntad por las dos partes. La ministra dijo que sigue todo exactamente igual. Y por parte del sector estamos dispuestos a hacer todo, aunque no trabajando a pérdidas garantizadas. Nosotros nos arriesgamos, porque luego con el ritmo de la obra puedes ir recuperando algo de lo que has arriesgado. Pero en estas condiciones, no. Y no es ningún chantaje. Es pura y simplemente que por cosas que nos cuestan 20, nos están pagando 10. Este es nuestro problema. Nosotros queremos ayudar, queremos que se hagan todas las obras y somos los primeros interesados. Pero claro, no vamos a ser voluntarios para hacerlas todas con pérdidas.

¿Y está llegando el dinero comunitario al tejido empresarial?

Está llegando a las Comunidades Autónomas, aunque nos gustaría que a mayor ritmo. Pero también es verdad que si se licitase mucho, a lo mejor nos dábamos sustos con más obras que quedaran desiertas. Lo que cuesta más es que eso baje a los niveles de comunidad autónoma y de ayuntamientos. Eso está costando mucho. A nivel central, no. Se está tramitando todo.

¿La mano de obra es un problema para la ejecución de los fondos europeos?

Según la última EPA (Encuesta de Población Activa) parece que hemos perdido gente en el sector. Es chocante, ¿no? Que nos falta gente y que las empresas estén quitándose gente porque tienen que parar obras o porque no pueden coger un ritmo de contratar obras nuevas. En el momento en el que esto se estabilice un poco y las empresas sepan dónde están, la demanda de mano de obra será muy importante. Nosotros estamos trabajando con esa hipótesis en paralelo para intentar animar a la gente a que vuelva al sector o a incorporar gente joven y mujeres. Pero claro, para que alguien venga a nuestro sector tiene que estar convencido de que tiene trabajo, ¿no?