Es el misterio de la física, la maravilla de la ingeniería y la esperanza de un futuro sin crisis energéticas ni amenazas medioambientales. Mientras el mundo se disputa el gas y el petróleo en un mercado condicionado de tensiones geopolíticas y tarifas disparas, la apuesta por las energías limpias y eficientes continúa dando pasos en busca de una solución eficaz, suficiente y viable. En el País Vasco hace una década que comenzó a tomar forma uno de los proyectos más ambiciosos en este ámbito: el primer aerogenerador flotante que desde alta mar esté conectado a la red eléctrica. Ayer, por fin, fue botado.

Se llama ‘DemoSATH’ y flota ya en aguas del mar Cantábrico a la espera de ser trasladado diez kilómetros mar adentro, hasta la costa de Armintza, para comenzar los dos años de experimentación previstos antes de su construcción en serie. Se trata de una hélice similar a las que pueblan ya nuestro campos y valles y que, gracias a su base en forma de catamarán, construida de hormigón, será capaz de soportar olas de hasta 19 metros de altura. Un aerogenerador que una vez ‘enchufado’ a la red eléctrica será capaz de generar dos MegaWatios (MW) de energía, suficiente para cubrir las necesidades de 2.000 hogares.

El diseño del aerogenerador permite la prefabricación de todos sus componentes en hormigón y utiliza un mecanismo de amarre que emplea un único punto de enganche, con lo que logra girar y alinearse con la dirección del viento y la corriente en cada momento. El objetivo final es desarrollar una avanzada tecnología de aerogeneradores para su industrialización e instalación en parques eólicos marinos de aguas profundas, frecuentes en costas como las de EEUU, Francia, Reino Unido o Noruega, además de España.

La botadura de esta estructura se llevó a cabo en aguas de Bizkaia, una vez completada su construcción ‘onshore’ en el Puerto de Bilbao. Se trató de una compleja operación que requirió desplazar toda la estructura hasta la gigantesca barcaza habilitada para adentrarla en el mar y sumergirla hasta que el aerogenerador eólico flotara por su mismo. Posteriormente, varios remolcadores la trasladaron de nuevo hasta el muelle donde permanecerá sobre el mar hasta su ubicación definitiva en aguas de Armintza.

Base de hormigón... flotante

Un proyecto liderado por la ingeniería vizcaína Saitec, con la colaboración del especialista germano en energías renovables, RWE. Supone un hito en el desarrollo de este tipo de infraestructuras, levantadas sobre una base de hormigón que gracias a su diseño y el principio de Arquímedes logran flotar en el mar. Esta novedad permite avanzar y facilitar sus procesos de construcción, llevado a cabo íntegramente en tierra.

Una vez que reposa sobre las aguas marinas, el siguiente paso será el despliegue del cable submarino hasta el lugar en el que se instalará, anclado a una profundidad de entre 85 y 90 metros. La operación se confía en poder completarla a finales de este año.

Los resultados de los dos próximos años serán determinantes para el desarrollo del proyecto que aspira a dar un impulso al desarrollo de la energía eólica flotante. La previsión es que para el año 2025 se pueda contar con otras tres estructuras como ésta, alguna de ellas de mucha mayor altura, hasta 260 metros, y que sumarían una capacidad de generación de energía de 35 MW.

Durante el acto de botadura, la ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, se felicitó por el desarrollo de este tipo de proyectos: “Necesitamos activar todas las palancas para conseguir que estos desarrollos sean una realidad comercial”, aseguró