Los primeros rayos de sol calientan una gélida mañana más de invierno en el campo salmantino. La escarcha cubre con un manto blanco el verde que tanto ha costado ver y las cabezas de ganado se acercan a saludar al paso del amo. El paseo sirve al ganadero para desprenderse del agarrotamiento del frío charro pero sobre todo, y más en época de nacimientos, para comprobar si cada vaca cuenta con su cría y si aquellas que tenían pinta de dar a luz lo han hecho con éxito. Aquel que calza botas y mono a diario rápido se da cuenta cuando algo no está donde debía, aunque hasta un niño se alarmaría cuando ve que una congregación de buitres revolotea y picotea junto a los cuerpos de las criaturas que son el principal pilar económico de su familia.

Ya en la escena, el ganadero comprueba que el ternero yace muerto y agujereado sobre la misma tierra que le vio nacer unas horas antes. Unos pasos más allá, el rastro de sangre anuncia el destino de la vaca recién parida. Si uno atiende a la razón, pensaría que el parto se complicó, que el pequeño nació sin vida y que la vaca perdió la suya como consecuencia de la situación; sin embargo, todo cambia al comprobar que la vaca respira. No solo sigue viva, sino que es capaz de patalear con fuerza mientras agoniza, en una muestra de que el depredador que le ha dado muerte, el buitre, se ha lanzado sobre su lomo cuando no le tocaba, ya que el ave rapaz se alimenta de animales muertos.

Francisco, de 52 años y una ganadería extensiva en el sur de Salamanca desde hace más de 20, explica en conversación con El Independiente que no es el primer ataque que sufre de este supuesto carroñero. "Hay muchos casos que no se cuentan porque como la Administración no lo contempla no hay un censo real. Solo este año nos ha pasado otra vez y en la zona hay ganaderos que también lo han comentado", asegura.

Un agente de medioambiente de la comarca denuncia en este diario que "no existe protocolo porque la Junta de Castilla y León no reconoce esta realidad". El experto señala que "la Junta está convencida de que esto no ocurre. No hay protocolo y por mucho que nosotros, los técnicos, traslademos lo que pasa no nos escuchan. En el vídeo se ve bien cómo la vaca está viva y que los buitres la han picado por la parte de atrás. Está claro que la han picado después del parto", puntualiza. Según comenta el agente medioambiental, los ataques se producen cuando las vacas "tienen un parto complicado y están flojas" y pasan más tiempo de lo normal recostadas: "Entonces los buitres, que están hambrientos, se tiran a picarlas", lamenta. Francisco subraya que "es normal que a veces las vacas tarden un poco más en reponerse del parto, pero de no ser por el ataque estarían perfectas y saldrían adelante siempre".

"Los buitres están hambrientos"

Tanto el responsable medioambiental como Francisco coinciden en que los buitres están desesperados por saciar su apetito, de ahí que "a la mínima que ven un animal inmovil vayan desesperados a por él". "Los buitres están hambrientos desde que no echan animales en los muladares porque desde principios de siglo, con la crisis de las vacas locas, se consideran MER (Material Específico de Riesgo) a los tejidos de la especie bovina, ovina y caprina y cuando mueren se los llevan del campo", explica el técnico.

Antes del brote en España de la temida encefalopatía espongiforme bovina hace ahora casi 20 años, los animales que morían en la naturaleza servían de alimentación para los buitres. "Ahora viene un camión y se lleva al animal para incinerarlo. Lo que antes era comida para los buitres ya no existe. Los responsables forestales llevábamos los restos a los muladares, pero desde que lo prohibieron ya no tienen ese aporte y estas son las consecuencias", indica el agente medioamiental.

Francisco apunta a que ha trasladado los daños a la Junta de Castilla y León, "pero da igual"; "Aunque venga un agente forestal y lo vea no van a estar ahí los buitres esperando, van a ver a un animal comido, pero en nuestro último caso llegamos a tiempo de ver que los buitres se estaban comiendo viva a la vaca". El ganadero destaca lo frustrante de la problemática porque "para que una vaca tenga crías hay que pasar uno o dos meses preparándola, nueve meses que dura un embarazo y seis meses para sacar adelante el ternero. Ese tiempo es irrecuperable". Además, cifra las pérdidas directas en "un mínimo de 2.200 euros. 1.500 euros de la vaca y 700 euros del ternero, que tal como está el campo duele más que nunca", sostiene.

La Administración ha transformado el comportamiento de los animales

Francisco, ganadero de salamanca afectado por el ataque

El agente forestal consultado, con una dilatada carrera profesional en la comarca en la que se han producido los hechos, insiste en su desesperación con la Junta de Castilla y León: "Nadie hace caso de nada porque los que hacen las leyes del campo no han visto una vaca en su vida. Ellos montan el negocio con la empresa del camión y a tomar por culo". Además, explica que cuando se han expuesto situaciones como la que ha sacudido a Francisco "la solución que nos dan es, literalmente, es ‘Que ponga remedios el ganadero’, refiriéndose a que encierren a las vacas en un corral cuando vayan a parir. Es de chiste, no conocen el campo, no saben lo que es el ganado extensivo", exclama irritado.

El no sentirse escuchados por la Junta de Castilla y León, "tiene nerviosos a todos los ganaderos", como revela el agente medioambiental, algo que también evidencia Francisco. "No tienen ningún protocolo porque solo están contemplados los ataques de lobo y perros asilvestrados. Lo único que podríamos hacer es pensar en la vía legal, pero claro, además de todos los costes horribles que te ha causado el buitre es abrir una causa muy cara que sabes que no te va a llevar a ningún lado", argumenta el ganadero, que sentencia que la solución pasa por "alimentar a los buitres que están muertos de hambre por el tema de la recogida de cadáveres. Se ha transformado el comportamiento de los animales".

El ganadero recalca que "hay que conocer la realidad del campo y de, como su nombre dice, de la ganadería extensiva. Son animales que viven libres las fincas, no se puede estar 24 horas encima para vigilar a los buitres. ¿Qué hacemos, le ponemos una cámara a cada vaca a ver qué le pasa?", comenta. Tesis que comparte el técnico, que expone que con aportar al muladar "algún rumiante una vez al mes o dos algún animal no habría problema". "Los buitres son necesarios, pero la mejor forma de conservarlos es respetar la cadena", concluye.