Una vivienda, un coche o unas vacaciones. Muchas veces acceder a estos productos y servicios necesitan una hipoteca o un préstamo. Por ello, los españoles recurren a los bancos y entidades de crédito para pedir prestado dinero y así poder disfrutar de todo esto. Según los datos de la Memoria de la Central de Información de Riesgos (CIR), en 2022, el número de titulares o acreditados que mantenían préstamos en entidades de crédito y EFC ascendió a 21,6 millones, un 4,3% más que en 2021. De estos, 20,9 millones eran residentes en España, un 3,4% más. Si se compara con los datos de 2017, primer año para el que el Banco de España ofrece datos en la memoria, el número de operaciones declaradas aumentó un 15,9% en 2022, mientras que el importe de riesgo total se elevó un 24,4%.

Por titulares, los hogares representaban el 89,1% de las operaciones declaradas a la CIR, aunque en términos del volumen de riesgos representaban únicamente el 41,4%. Llama la atención que el 11,3% de las personas físicas residentes tenían préstamos con tres o más entidades financieras, por un importe dispuesto de riesgo del 22,3%, es decir, por valor de 4.411,6 millones de euros. La gran mayoría de los españoles, casi el 66% mantenían préstamos en una única entidad. El informe del Banco de España apunta que su participación en el riesgo era menor proporcionalmente, del 46,9%. Con dos entidades trabajaban el 24,1% de los titulares, con un riesgo del 30,8%.

En cuanto a la financiación recibida por las personas físicas residentes, el reparto de titulares por sexo está relativamente equilibrado, ya que las mujeres representan el 46,7 %. En términos de los importes de riesgo, la composición es bastante semejante: los préstamos mantenidos por mujeres representan el 45,4%. Un examen más detallado muestra que estas composiciones por sexo se mantienen en gran medida en todas las edades.

Los grupos de edades centrales, entre 35 y 65 años, son los más numerosos tanto en términos de número de titulares, cerca del 70%, como de riesgo dispuesto, el 83%. Cabe distinguir dos comportamientos diferenciados en esta franja de edad: los comprendidos entre 35 y 55 años y los más mayores, que mantienen riesgos comparativamente inferiores

Las sociedades no financieras registraron 5,1 millones de operaciones, que suponían el 10,8% del total, pero concentraban el 31,1% del importe de los riesgos. Por último, los sectores de instituciones financieras y de las Administraciones Públicas registraron el 22,5% y el 4,8%, respectivamente, del importe de los préstamos de los sectores residentes.

Por lo que respecta a la diversificación de las fuentes de financiación de las empresas, también se observa una importante dicotomía por tamaño. El 60,2% de las sociedades no financieras residentes mantenían préstamos con una sola entidad, representando el 17,2% del riesgo contraído. En cambio, un 3,3% de las sociedades no financieras trabajaron con seis o más entidades, si bien en términos del número de operaciones y del importe dispuesto representaban el 27% y el 44,9% del total, respectivamente.

Riesgos de los préstamos con aval ICO

El Banco de España recoge información sobre el riesgo asociado a las líneas de avales concedidas por el Estado español como consecuencia de la crisis sanitaria derivada del Covid-19. Así, el 15,6% de las operaciones declaradas a la CIR de empresas, que representaban el 14,4% de la financiación de este sector, estaban acogidas a estos avales en diciembre de 2022.

Por ramas de actividad, las que acumulaban un mayor volumen de riesgos avalados eran las actividades artísticas, recreativas y de entretenimiento y el comercio, con un 32,5% y un 23,9%, respectivamente, seguidas de la hostelería, con un 20,2%.

El Banco de España también señala que el 7,3% de los importes avalados eran clasificados como 'dudosos', frente al 3,7% de 2021, y el 19,6% se consideraban 'normal en vigilancia especial', frente al 19,4% del año anterior.

No obstante, el supervisor recuerda que esta cartera de créditos avalados por el ICO es "cerrada", ya que no entran nuevas operaciones, y solo se van amortizando las antiguas. Esto, junto con la distribución sectorial, explica parte del aumento observado en la dudosidad en el último año.