No hay verano sin cuadernos Rubio, sin zapatillas Victoria, sin sangría Don Simón y tampoco sin helados Frigo. La marca que en la actualidad forma parte del mayor grupo de gran consumo del mundo, Unilever, tiene sus orígenes en el emprendimiento catalán, antes de la guerra civil y en la importación de maquinaria estadounidense para crear recetas que años después viajaron por toda Europa.

Fue a finales de los años 20 cuando dos cubanos de padre catalán, abrieron la planta de Industrias Frigoríficas de la Alimentación en el barrio barcelonés de Poblenou. Era la primera empresa que fabricaba helados en España, durante el primer año de actividad y según un blog que recoge su historia, los hermanos Juan y José Rimblas produjeron un millón de litros de helado.

La familia se había trasladado de Cuba a Barcelona tras la independencia cubana, aunque según el periódico Hoy, mantuvieron vínculos empresariales con América, a donde viajaban con regularidad. Además de helados, fabricaban yogures y alimentos precocinados con la ayuda de maquinaria industrial que compraban e importaban desde Estados Unidos. 

Twister, Drácula, Frigopie… los nombres de los helados de la marca se cuelan en los recuerdos de los veranos de los españoles desde hace décadas. Pero los primeros tenían recetas más clásicas, como la tarta al whisky.

Cinco Días recoge que la compañía fue incautada por la UGT durante la Guerra Civil y las cámaras frigoríficas sufrieron los bombardeos franquistas. No hay información disponible sobre qué pasó con la compañía tras esos acontecimientos, pero Frigo logró continuar hasta nuestros días.

Después de la Segunda Guerra Mundial, el consumo de helados se popularizó en toda Europa. En España, nacen Negrito y Popeye, dos de los más míticos de Frigo. De mitad de la década de los 40 también el Big Treat, un sandwich de galleta o el Cream-Sicle, el antecedente del Minimilk.

Otros nombres míticos tardarían algunos años más en aparecer. De los años setenta y ochenta son el Calippo y el Frigopie. En los noventa y pensando en un público adulto se lanzan los primeros Magnum.

Entrada de Unilever

En los años 70, la multinacional Unilever entra en el accionariado de Frigo y se hace con el control total de la compañía en 1973. En ese momento, la compañía pasa a especializarse por completo en helados y empezó a distribuir marcas internacionales del grupo, así como a incorporar helados del catálogo de Frigo a otros países.

La planta del Poblenou continuó produciendo hasta 2008, cuando tras un expediente de regulación de empleo (ERE), Unilever decidió bajar la persiana. Ese mismo año, la planta pasó a manos del grupo Farga, fabricante de los helados Farggi. La instalación estuvo en funcionamiento hasta 2017.

El corazón de Frigo

Algo reconocible de Frigo, además de sus icónicos helados, es su símbolo, el corazón que los acompaña desde 1998. Fue entonces cuando la marca adoptó como logotipo la Heartbrand, cuyo origen proviene de la empresa londinense Wall’s. Con este cambio, Frigo pasa a formar parte del grupo que engloba otras filiales europeas como Olá en Portugal, Algida en Italia, Lagnese en Alemania o Wall’s en Reino Unido.

“El helado de Wall ahora se vende en más de 50 países diferentes de todo el mundo. Y hay todo tipo de nombres diferentes en cada uno de ellos, como en España el querido Frigo. Pero no importa cómo quieras llamarnos, siempre podrás identificar el helado de Wall gracias a nuestro legendario logotipo de corazón”, subrayan desde la marca.