El producto interior bruto (PIB) creció este tercer trimestre un 0,3% gracias exclusivamente al consumo y pese a las subidas de tipos, el contexto de debilidad internacional y la todavía alta inflación. La creación de empleo y el aumento de los salarios impulsaron el gasto de los hogares en verano, principal época de vacaciones y temporada turística, en lo que ha supuesto una gran sorpresa para la mayoría de economistas, que pronosticaban el estancamiento de la economía o, como mucho, un avance de una décima. 

Con todo, este crecimiento del PIB supone una ralentización frente a las cuatro décimas que creció la economía en el trimestre anterior -dato que se ha revisado una décima a la baja- y a las seis décimas que lo hizo el primero, de enero a marzo. De su lado, el dato de crecimiento interanual se ha frenado hasta el 1,8% frente al 2% que marcó en el segundo trimestre. En este contexto, cabe preguntarse qué va a suceder en lo que queda de año y a qué riesgos se enfrenta la actividad del país.

"El dato de avance de Contabilidad Nacional Trimestral del tercer trimestre, conocido este viernes, viene a confirmar la desaceleración de la economía española a lo largo de 2023 y advierte que la subida de tipos y el contexto geopolítico, entre otros factores, configuran un escenario que puede lastrar la actividad y el empleo en los próximos meses", han advertido los economistas de la CEOE, la mayor patronal del país.

La desaceleración ha sido muy tangible en otro gran pilar de la economía española como vienen siendo las exportaciones, que cayeron un 4% pese al tirón del turismo. Las exportaciones de bienes han caído un 6,4%, dando todavía más protagonismo al tirón del consumo, que este trimestre lleva todo el peso del crecimiento. Por sectores, la construcción cayó un 0,6%, la agricultura y la ganadería lo hicieron un 3,4%, al tiempo que los servicios crecieron un 0,9% y la industria un 0,8% -a pesar de que los indicadores de confianza, el Índice de Producción Industrial (IPI) y la cifra de negocios han mostrado una mayor debilidad en el trimestre-. 

“El crecimiento del PIB este tercer trimestre muestra que el sector exterior deja de ser el motor de la recuperación", ha explicado también Rafael Doménech, responsable de análisis económico de BBVA Research. Además, el sector exterior ya acumula dos trimestres de retroceso -tanto las importaciones como las exportaciones-, por la debilidad de la demanda a nivel internacional y en concreto de socios europeos. Al mismo tiempo, la inversión también ha caído -y todavía no ha recuperado las cifras prepandemia-, sobre todo por retroceso en la construcción y pese al impulso de los fondos europeos.

"La aportación del sector exterior al crecimiento trimestral fue negativa. Las exportaciones registraron una caída, tanto las de bienes como las de servicios, como resultado de la negativa coyuntura exterior. Dentro de estas últimas destaca la intensa caída de las exportaciones de servicios turísticos, un resultado peor de lo que se podía esperar en función de la evolución de las pernoctaciones de extranjeros y de la llegada de turistas. En cualquier caso, ya no cabe esperar aportaciones significativas al crecimiento por parte de este componente de la demanda, puesto que ya se ha normalizado completamente tras la pandemia", recalcan desde Funcas.

El consumo, el único motor

El consumo de las familias aumentó de junio a septiembre un 1,4% frente al trimestre anterior. Es el mayor incremento registrado desde el segundo trimestre de 2022, y con este impulso, el consumo final supera ya en 2,6 puntos a los niveles previos a la pandemia. ¿Cómo han conseguido las familias gastar más después de meses de fuerte inflación y con los tipos de interés en máximos?

Principalmente, porque la renta de las familias se ha visto beneficiada por los aumentos de salarios recientes (ahora están casi 6 puntos por encima del último trimestre 2019), el ritmo de la creación de empleo y las medidas de apoyo del Gobierno, de las rebajas de impuestos (a la electricidad, a los alimentos) pero también, posiblemente, por la subidas de las pensiones, pensiones mínimas e IMV, incluso por la reforma laboral.

También porque el efecto del encarecimiento de la financiación hipotecaria todavía no se aprecia en el gasto familiar. Este trimestre, además, el empleo ha aumentado un 2,4% frente al trimestre anterior, lo que también ha supuesto una gran sorpresa. De su lado, consumo público también aumenta, pero con una tasa de crecimiento más contenida que en el segundo trimestre (0,6%, frente a 1,6%).

"El crecimiento procedió fundamentalmente [este trimestre] del consumo privado, que ascendió un 1,4%. Este resultado no es sorprendente, puesto que el crecimiento de los salarios por encima de la inflación en lo que llevamos de año (un 5,2% frente a un 3,6% respectivamente), unido al sostenimiento del empleo, y al elevado nivel alcanzado por la tasa de ahorro en la primera mitad del año, ponen de manifiesto la existencia de cierto margen para el crecimiento del gasto privado”, ha resumido Funcas.

Un cuarto trimestre de mayor inflación

De cara al cuarto trimestre, los economistas ven difícil que se repita el “milagro” del tercero. Por el momento la AIReF, única gran institución que ha emitido una previsión precisa, cree que el PIB avanzará dos décimas. Lo que parece inevitable es que la inflación volverá a repuntar, y posiblemente el conflicto entre Israel y Palestina, que ya está empujando al alza los precios del petróleo, podría empujar aún más la inflación.

“La situación podría influir en el mantenimiento de los tipos de interés en niveles elevados durante más tiempo de lo esperado, lo que repercutiría negativamente en la actividad económica”, advierte en su análisis la Cámara de Comercio. Por eso, sus economistas esperan que el crecimiento continúe desacelerándose en los próximos trimestres.

“Con estos datos y de cara al final de año y comienzos de 2024, el balance de los riesgos sigue sesgado a la baja. El impacto de la subida de los tipos de interés sobre el consumo e inversión de familias y empresas y la situación de las finanzas públicas, junto al panorama geopolítico, entre otros factores, configuran, un escenario que puede lastrar la actividad y el empleo”, coinciden en CEOE. La patronal por el momento mantiene una previsión de crecimiento del PIB del 2,4% para el conjunto del año.

Ahora, la gran pregunta es cómo terminarán avanzando estos indicadores durante los próximos meses, y si la ralentización llevará a que el PIB termine cayendo durante el cuarto trimestre. Por el momento, los economistas confían en que en el conjunto del año el PIB avance un 2,4%. De cara al próximo año, la AIReF acaba de recortar tres décimas su previsión, hasta el 1,7%, lo que también se sitúa tres décimas por debajo de lo que prevé el Ejecutivo.