España es la gran economía europea que más ha aumentado sus ingresos por cotizaciones sociales entre 2011 y 2021. Es decir, es el país en el que las aportaciones que hacen a la Seguridad Social empresas y trabajadores a cambio de prestaciones más se han incrementado en relación con el peso del resto de la economía, como constata el documento Recaudación y estadísticas del sistema tributario español que ha publicado Hacienda este jueves.

La estadística muestra cómo la presión fiscal por cotizaciones ha pasado de representar el 11,8% del PIB en la economía española de 2011 a hacerlo un 13,6% en la de 2021, último año que se recoge. Supone un aumento de 1,8 puntos sobre PIB, frente a los 1,2 puntos que Alemania ha visto incrementarse dichos ingresos en el mismo periodo; los 0,7 que ha sumado Italia, los 1,5 de Portugal o los 1,5 que ha perdido Francia, que junto a Bélgica (-1,1), Croacia (-0,8) y Holanda (-0,5) es de las pocas economías que han visto decrecer sus ingresos por cotizaciones sobre PIB, en lugar de incrementarse.

La noticia es buena puesto que supone que España se está acercando a la media europea, de la que hace diez años se encontraba a años luz. En 2011, el peso de las cotizaciones españolas sobre PIB era del 11,8%, frente al 15% de Alemania y al 16,2% de Francia, estando incluso por debajo de Italia (12,8%). Ahora, España está más equiparada con estos grandes países, pero no debe relajarse puesto que se acercan varias décadas en las que el gasto en pensiones aumentará más de lo que nunca lo ha hecho en la historia, y para eso debe reforzar sus ingresos por cotizaciones -o bajar las pensiones-.

La jubilación de la generación del baby boom, la más numerosa de la historia del país, llevará a que miles de españoles se retiren del mercado laboral… al tiempo que entran a él una generación de jóvenes sustancialmente menos numerosa, y que además trabaja menos -el paro en España es el mayor de la UE- y cobra menos. Según los mismos datos, hace tres años las cotizaciones sociales suponían en España un 13,6% del PIB, frente al 16,2% de Alemania, el 15,3% de Austria y el 14,7% de Francia, pero bastante en línea con Bélgica (13,1%), Italia (13,5%) y por encima de Finlandia (12%).

Es desde 2020 que España supera esta media europea, aunque hay que tener en cuenta que el año de la pandemia es complicado a la hora de tenerlo en cuenta para las estadísticas, y de hecho también hay que mantener cierta cautela con los siguientes, puesto que el gran desplome que sufrió la economía no solo provocó desajustes en los datos sino que conduce a impulsar las métricas que se calculan sobre PIB, aunque estas se hayan mantenido estables, como fue el caso del empleo en España. Por eso, habrá que esperar a las siguientes actualizaciones de esta estadística para confirmar el efecto que ya parece que se percibe.

La reforma de las pensiones

No hay que olvidar que este aumento de la presión fiscal por cotizaciones no viene de la reforma de las pensiones, ni del mecanismo de equidad intergeneracional (MEI) que se aprobó en el marco de la misma y que salió adelante en 2021. Dicho mecanismo solo entró en vigor en 2023, y otras de las patas de la reforma que también refuerzan los ingresos por cotizaciones -como la cuota de solidaridad para las rentas más altas, o como el mal llamado destope de las bases máximas de cotización- lo harán más adelante.

Así, si la media de gasto en pensiones entre 2022 y 2050 estaba previsto que fuese del sería 14,2% del PIB, con la reforma está previsto que pase al 12,4%, gracias a las medidas de refuerzo de ingresos. El objetivo es conseguir que en 2050, cuando se alcanzará el pico de la jubilación del baby boom, el gasto en pensiones no superará el 12,4% del PIB, frente al más del 14,5% que habría subido sin la reforma.

Las cotizaciones sociales suben con la reforma porque el Gobierno opina que España no tiene un problema de costes laborales, de manera que hay margen para subir estas cuotas. La crítica viene del lado empresarial, quienes critican que las compañías pagan casi dos puntos más de cotizaciones que la media de la UE (9% del PIB frente al 7,3%), mientras que los trabajadores aportan menos que sus colegas europeos.

La clave para conseguir aumentar los ingresos por cotizaciones sin que los trabajadores y las empresas paguen más está en el empleo. Ampliando la base de cotizantes, igualmente se incrementarían los ingresos, pero ese es el gran reto que el mercado laboral tiene de cara a los próximos años. En caso de no conseguirlo, se activará la cláusula de salvaguarda de la reforma de pensiones, que contempla mayores pagos por cotizaciones en caso de que el sistema lo necesite.

La presión fiscal española, por encima de la media de la OCDE

En términos de presión fiscal absoluta, el mismo informe sitúa los ingresos fiscales totales del Estado -tributos más cotizaciones- en el 38,4% del PIB, por encima de la media de la OCDE pero por debajo de los grandes países europeos citados con anterioridad, incluidas economías más parecidas a la española como la italiana (43%) o la griega (39%).

El documento es puramente cuantitativo, por lo que no entra a valorar los datos ni tampoco a proponer soluciones para conseguir remediar esta disparidad. La herramienta para eso, independientemente de que lo diga el informe, es la reforma fiscal que la Comisión exige a España a cambio de fondos europeos, pero por el momento parece que el Gobierno no tiene previsto acometerla.