España es el cuarto país del mundo que más inmigrantes permanentes recibe, solo por detrás de Estados Unidos, Alemania y Reino Unido. Así lo recoge un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico​ (OCDE) y lo destaca el Banco de España en su último informe anual, donde alerta de que, pese a ello, las llegadas de extranjeros que están previstas no serán suficientes para mitigar el envejecimiento de la población: sería necesario que se triplicaran para conseguir el equilibrio, algo que a todas luces parece imposible.

Estos cálculos responden a un ejercicio contrafactual que lleva a cabo el supervisor teniendo en cuenta las proyecciones de población de Eurostat, en base a tres factores: el incremento de la esperanza de vida que se espera -muy significativo-; una muy baja tasa de fecundidad y, en consecuencia, un gran incremento de la tasa de dependencia -es decir, de la población mayor de la edad de jubilación sobre la que está en edad de trabajar-. El ejercicio trata de medir cuántos migrantes serían necesarios para que la tasa de dependencia se mantuviera constante, como explicó esta semana el gobernador, Pablo Hernández de Cos, en su última comparecencia en el Congreso de los Diputados, molesto por que el informe se estuviese malinterpretando.

Según los cálculos de sus economistas, en 2053 se necesitarían casi 25 millones de inmigrantes en edad de trabajar más de lo previsto, buscando que la relación entre la población que percibe prestaciones y la activa o trabajadora se mantenga estable. Actualmente está previsto, de acuerdo a las proyecciones demográficas de Eurostat más recientes, que entre 2023 y 2053 la tasa de dependencia en España aumente en 27 puntos porcentuales, hasta alcanzar el 53,8% a mediados de siglo, mientras que en el promedio de la UE el incremento de dicha tasa será de solo 16 puntos, hasta el 45,8% al cabo del mismo periodo.

En este apartado, el informe del Banco de España no entra valorar el coste de las pensiones actuales, no hace sus cálculos en base a la revalorización con la inflación que se ha aprobado ni habla de si habría que modificar el sistema de cotizaciones sociales, sino que se limita a hacer el mencionado cálculo tratando de mantener el equilibrio entre trabajadores y pensionistas. Por otro lado, es preciso destacar que las previsiones de Eurostat ya incluyen la llegada de un número importante de migrantes, a los que habría que sumar esos 25 millones. "Es importante destacar que dichas proyecciones ya estiman que los flujos migratorios supondrán, hasta el año 2053, una ganancia neta de población muy considerable, de casi 10 millones de personas en términos acumulados", recuerda.

"No defendemos que ese sea el camino"

Ante las preguntas del diputado de Vox Pablo Sáez, quien ve necesario potenciar el número medio de hijos por mujer por encima de impulsar la llegada de extranjeros a España, Hernández de Cos recordó el martes que el Banco no defiende en su informe unas políticas -de migración- por encima de otras -de fecundidad-. "No estamos defendiendo que ese sea el camino, simplemente es un ejercicio contrafactual. Hay que distinguir en la lectura del informe cuáles son aquellos análisis que sirven para hacer recomendaciones de aquellos que no lo son. La realidad es que ya las proyecciones del INE incorporan proyecciones de flujos migratorios de llegada muy importante y a pesar de todo se produce ese incremento tan significativo de dependencia. El mensaje fundamental es que esos flujos migratorios son tan significativos que es muy difícil pensar que esta pueda ser parte de la solución a los problemas", recalcó.

A día de hoy, el INE prevé que en 2053 -cuando se prevé que el sistema de pensiones sufra una mayor presión por la jubilación de la generación del baby boom- España cuente con 12 millones de nacidos fuera en edad de trabajar, y casi 19 millones de nacidos en España. Por tanto, si el país realmente recibiera todos los inmigrantes que necesita para sostener a los jubilados, habría más extranjeros que españoles en edad de trabajar.

"Los flujos migratorios han registrado un dinamismo muy elevado en los últimos años, pero no parece probable que puedan evitar el proceso de envejecimiento poblacional en el que se encuentra inmerso nuestro país, ni resolver por completo los desajustes que podrían surgir en el mercado de trabajo español en el futuro", advierte el supervisor. En el mismo sentido, De Cos aportó que ni siquiera en el caso de que llegase esa cantidad de migrantes estaría resuelto el atollo: "Esos flujos migratorios que llegan luego se acaban jubilando, de tal manera que de hecho solo proporcionan una solución parcial al problema. A partir del año 2050 sobre el que se hacen las simulaciones, requeriría nuevos flujos migratorios", explicó en el Congreso.

El papel de los migrantes en el problema de vacantes

Las cifras muestran el problema que presenta el país en términos de envejecimiento poblacional, pero que afectará a toda la economía nacional a lo largo de los próximos años. A día de hoy la escasez de mano de obra ya es una de las preocupaciones de las empresas, y la población activa en España está envejeciendo, por lo que se prevé que esa escasez sea mayor en los próximos años. Por eso es deseable, también según el supervisor, que las políticas migratorias "anticiparan proactivamente las necesidades de contratación […] y que favorecieran la llegada de inmigrantes que puedan satisfacer dichas demandas de trabajo".

Desde 2002 vienen entrando a España alrededor de medio millón de extranjeros al año, lo han hecho 10 millones en total. Después de la pandemia se han dinamizado, alcanzando las 1,1 millones solo en 2022, lo que supera incluso a las de 2007. España se ha convertido en uno de los países de nuestro entorno con mayor incidencia de inmigración extranjera, incluso por delante de Alemania. Al mismo tiempo, del país han salido aproximadamente la mitad de las personas extranjeras que han entrado, es decir, en torno al cuarto de millón al año.

Con todo, hay que tener en cuenta que aun recibiendo los suficientes migrantes parece probable que no sea suficiente para compensar las necesidades, en medio de un contexto de grandes cambios tecnológicos en curso y de transición ecológica. Para empezar, porque el nivel educativo de los extranjeros suele ser bajo: alrededor del 80% no tienen estudios universitarios, más del 70% terminan desempeñándose en actividades de baja cualificación como comercio, hostelería y construcción. En contraposición, las personas nacidas en España que emigran quienes tienen estudios universitarios son alrededor del 60%. Por otro lado, porque los inmigrantes presentan diferentes tasas de participación laboral, por encima de los nativos, pero la tasa de paro es superior en el caso de los extranjeros.

Las posibles soluciones

Como caminos de salida a la encrucijada, el Banco propone varias:

  • En el terreno del mercado laboral, alargar la vida laboral a través de incentivos, mejorar las políticas activas y pasivas de empleo y analizar las políticas migratorias para tomar medidas. Hace referencia aquí a la reforma de la Ley de Extranjería y a los acuerdos migratorios que el exministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, firmó para favorecer la llegada de migrantes.
  • En materia fiscal, recomienda acometer un proceso de consolidación fiscal ambicioso y sin demoras, que exigirá evaluar la sostenibilidad del sistema público de pensiones y también analizar los resultados que tendrán los cambios normativos incluidos en la reforma de las pensiones de 2021.
  • Del lado de la fecundidad, sugiere evaluar qué medidas podrían tomarse para mejorar la conciliación entre la vida familiar y la laboral, ya que esta podría ser una de las principales causas detrás de la baja tasa de fecundidad. Y propone evaluar si las medidas aprobadas recientemente podrían contribuir a revertir esa tendencia, por ejemplo el aumento del permiso de paternidad hasta equipararlo con el de maternidad o la flexibilización de la jornada por razones de conciliación, entre otras.