Ángel Escribano reveló hace algo más de dos meses ante el Congreso el interés de Indra por hacerse con la antigua empresa pública Santa Bárbara. Vendida a los americanos a comienzos de este siglo, había suscitado el interés de la tecnológica que preside como parte de la estrategia auspiciada por el Gobierno para conformar en torno a Indra lo que se denomina un 'campeón nacional' de la defensa.

La firma de la que el Estado posee un 28% a través de la SEPI está inmersa en un giro de su modelo de negocio para aprovechar el auge del ciclo inversor en materia militar. No en vano, el ejecutivo comunitario prevé movilizar 800.000 millones de euros para reforzar las capacidades de la UE. En Indra cuentan con la garantía de que en este plan inversor para reforzar la autonomía y reducir la dependencia extranjera se dará prioridad a las firmas europeas frente a proveedores de otras latitudes.

El presidente de Indra se entrevistó hace dos semanas con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen. Y Bruselas también quiere que las firmas europeas ganen peso, por ejemplo, a través de alianzas como la que acaba de firmar Indra con el gigante alemán Rheinmetall para producir blindados.

La capitalización de Indra supera los 6.300 millones, por lo que aún está muy lejos de otros gigantes europeos del sector. Aunque en los últimos meses ha cosechado una fuerte revalorización en bolsa. Desde que comenzó el año, el valor de la acción ha pasado de 17,20 euros a 34,68 euros.

La llegada de Escribano a la presidencia se produjo a finales de enero como sustituto de Marc Murtra, al que el Gobierno colocó al frente de Telefónica para relevar a José María Álvarez-Pallete. Ahora, el empresario madrileño cuenta con un viento a favor con el que busca alcanzar los 10.000 millones de euros de facturación en 2028. Eso supone adelantar dos años el objetivo marcado en el plan estratégico y disparar las ventas que en 2024 fueron de 4.800 millones.

Su hoja de ruta pasa además por dar la vuelta al esquema de ingresos y conseguir que hasta un 55% de la facturación provenga del sector de la defensa, frente al 21% actual. En estos momentos, más de un 60% viene de Minsait, la filial tecnológica dirigida hasta hace unos días por Luis Abril y de la que el presidente de Indra no solo descarta desprenderse sino que pretende reimpulsar.

Del lado militar, el gigante estadounidense General Dynamics (GDELS) ha dado portazo a las pretensiones antes citadas de Escribano por hacerse con Santa Bárbara, donde Indra ha fichado varios directivos en las últimas semanas. La compañía presidida por Antonio Bueno decidió responder presentando un nuevo plan industrial para España.

Así que Indra baraja ahora otras opciones para crecer en el negocio de la defensa. Uno de sus principales objetivos es convertirse en un constructor de vehículos militares terrestres. Y para ello ha puesto en marcha incluso una división específica, Indra Land Vehicles. Hasta ahora, Indra forma parte del consorcio de empresas encargado de construir el vehículo 8x8 para el Ejército de Tierra. Se trata de uno de los mayores proyectos de la industria militar, pero acumula años de retraso.

Pero en paralelo a eso, la compañía tiene en el radar otras 20 empresas que podrían dar lugar a operaciones corporativas con las que crecer en el ámbito militar. Entre ellas, está la filial militar de la italiana Iveco Defence Vehicles. "No tenemos problemas en encontrar socios, vienen a buscarnos", comentan fuentes internas de la compañía. La empresa también pretende hacerse con la planta de calderería pesada que tiene Duro Felguera en Gijón llamada 'El Tallerón', que pretende reconvertir para fabricar blindados.

Dentro del programa de compras está también sobre la mesa la fusión con EM&E, que preside Javier Escribano, consejero de Indra y hermano del presidente de la cotizada. Desde la compañía se afanan en explicar que por una cuestión de conflicto de intereses, es el consejero delegado José Vicente de los Mozos quien se encarga de pilotar el análisis de esta operación.

Para salir adelante debería contar con el visto bueno de la Sepi, Escribano y Amber Capital, el fondo de inversión del presidente de Prisa, Josep Oughourlian, que cuenta con otro 7,24%. Pero la idea no parece gustar a SAPA Placencia. La firma vasca propiedad de los dueños de la Real Sociedad, cuenta también con un 7,94% del capital de la tecnológica. Y forma parte también junto a Indra y EM&E del consorcio TESS, mediante el que se construye el antes citado 8x8 para el Ejército.

Renovación del Consejo

La compañía afronta a finales de junio la Junta General de Accionistas en la que propondrá la renovación de su Consejo de Administración a excepción de Luis Abril, que comunicó su decisión de dejar la compañía. La firma propondrá la reelección de tres consejeros dominicales; la de Miguel Sebastián y Antonio Cuevas en representación de la Sepi y la de Jokin Aperribay por parte de Sapa. Así consta en la convocatoria de la Junta remitida el pasado jueves a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Se votarán también los nombramientos como independientes de Josep Oriol Piña y de Eva María Fernández Góngora.